Por Luis González Fabra
El presidente Luis Abinader recientemente afirmó que en un plazo de cuatro años desaparecerían de nuestro país los vertederos a cielo abierto. Esta declaración es una excelente noticia por dos razones fundamentales. En primer lugar, proviene de un presidente de la República que goza de una alta tasa de confiabilidad entre la población, lo que asegura que pondrá en práctica las acciones necesarias para cumplir con su afirmación. En segundo lugar, esta declaración obliga a los organismos encargados de esta misión a disponerse, sin excusas, a llevar a cabo el trabajo que, evidentemente, han asegurado al jefe de Estado que estará completado en cuatro años.
Dado que seguramente muchas personas han escuchado hablar sobre este tema de los vertederos, que no son más que lo que antes llamábamos basureros, veamos cuáles son los beneficios de eliminarlos a favor de un sistema mejor.
Los vertederos a cielo abierto son lugares donde se acumulan y depositan residuos sólidos sin un adecuado tratamiento o manejo. Aunque pueden ser una solución temporal para la disposición de desechos en áreas con recursos limitados, presentan numerosos problemas ambientales, sociales y de salud que los convierten en una opción poco deseable a largo plazo.
Uno de los principales problemas asociados a los vertederos a cielo abierto es la contaminación del suelo y el agua. Los residuos depositados en estos lugares liberan sustancias tóxicas y contaminantes que pueden infiltrarse en el suelo y contaminar las capas freáticas, afectando la calidad del agua potable y dañando los ecosistemas circundantes. Además, los vertederos carecen de barreras efectivas para evitar la propagación de contaminantes, lo que aumenta el riesgo de contaminación a largo plazo.
La emisión de gases de efecto invernadero es otro problema asociado a los vertederos a cielo abierto. A medida que los residuos se descomponen, liberan grandes cantidades de metano, un gas con un potencial de calentamiento global mucho mayor que el dióxido de carbono. Estas emisiones contribuyen al cambio climático y al calentamiento global.
Además de los impactos ambientales, los vertederos a cielo abierto tienen consecuencias sociales y de salud significativas. Estos lugares suelen estar ubicados cerca de comunidades de bajos recursos, lo que puede generar problemas de injusticia ambiental. Los olores desagradables, la proliferación de plagas y la presencia de vectores de enfermedades, como ratas e insectos, afectan la calidad de vida de las personas que viven cerca de los vertederos.
Asimismo, los vertederos a cielo abierto representan un desperdicio de recursos. Muchos de los residuos depositados en ellos podrían ser reciclados, reutilizados o sometidos a procesos de tratamiento para su correcta disposición. Al eliminar los vertederos a cielo abierto, se abre la oportunidad de implementar sistemas más eficientes de gestión de residuos, como el reciclaje y la recuperación de energía.
La desaparición de los vertederos a cielo abierto en nuestro país es una meta muy importante que debe ser respaldada por acciones concretas. Esto permitirá mejorar la calidad de vida de las personas, proteger el medio ambiente y promover un desarrollo sostenible. Esperemos que el compromiso del presidente Abinader se cumpla y que en cuatro años podamos decir adiós a los vertederos a cielo abierto.
Para que desaparezcan los vertederos de cielo abierto se necesita también edificar adecuadamente a las comunidades en las cuales impactará esta nueva dimensión de los desechos sólidos.
Si no se hace trabajo informativo-educativo la tarea será más difícil y los escollos a vencer serian mayores, creándose problemas de entendimiento y comunicación que podrían afectar a inversionista que de buena fe han visto este proyecto como una oportunidad para trabajar en el país en un área aun no desarrollada, pero también poco comprendida.
Excelente, gracias por educarnos al respecto. Nos toca empujar para que se cumplan estas promesas.