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Por Luís Céspedes Peña

Altice

No hay ninguna duda de que Venezuela, un país rico en petróleo, mejor conocido como el “oro negro”, atraviesa por una de las más graves crisis políticas, económicas y sociales de su historia.

El Presidente Nicolás Maduro, con buenos sentimientos sociales, pero considerado como un mal negociador político, no tiene otro camino que reducir su período de gobierno recién iniciado o convocar a elecciones, como lo plantea la Organización de Estados Americanos (OEA).

Las demostraciones públicas del bando de la oposición, demuestran que está en desventaja, con respecto al oficialismo, pero está en un grave deterioro de credibilidad. O más bien, ambos sectores.

La postura asumida por la República Dominicana, una de las naciones más defensoras de la democracia, porque es víctima de varias agresiones a su soberanía, fijó la terrible decisión de no reconocer a Maduro como Presidente del recién período de gobierno, ni tampoco a Juan Guaidó, el “borreguito” opositor.

Este borreguito, que “nació” como un líder político hace unos meses, es fruto de esa falta de liderazgo creíble que tiene la oposición venezolana, la cual fundamenta sus principales propuestas en hacer muchas protestas, pero sin un programa de gobierno esperanzador.

De todas maneras, Maduro no tiene otro camino, que el citado. Lo más correcto es que convoque a elecciones y con una presencia internacional creíble, vuelva a derrotar a la oposición. ¡De no tomar uno de los dos caminos, entonces dejará abierta la posibilidad de que sus enemigos políticos, instalen un gobierno en otro Palacio!

Y, como nadie quiere ceder, los muertos políticos seguirán tiñendo de rojo las calles o campos de Venezuela. Ahora, el “borreguito” quiere ser Presidente sin elecciones. ¡Eso es lo más ilegal en la democracia!

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En el caso dominicano, la oposición parece seguir por el mismo camino, sustentando su campaña electoral en base a denuncias y protestas, pero sin exhibir un programa de gobierno que pueda provocar la caída del peledesísmo, que con todos sus problemas internos, parece eternizarse en el poder.

El Partido Revolucionario Moderno (PRM), la principal fuerza política de la oposición, luce debilitada. Esa campaña de ligar al ex Presidente Hipólito Mejía al proyecto reeleccionista de Danilo Medina, acabó con las aspiraciones presidenciales de éste. ¡Es lo que se observa!

Y, de la misma manera, se acaba con las posibilidades de triunfo del PRM en el 2020, sea Luis Abinader, Mejía u otros aspirantes de esa institución.

El panorama político opositor está centrado en quién de Danilo o Leonel Fernández será el candidato presidencial del PLD. ¡Eso es lo más ilógico!

Mientras la oposición espera ese desenlace, los precandidatos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), siguen haciendo amarres con influyentes sectores políticos, como es el caso de Santiago, donde el aspirante a la Alcaldía Municipal, ingeniero Silvio Durán, acaba de reunirse con el doctor Caonabo Polanco y Kilito Rodríguez, dos influyentes del área del balaguerismo auténtico.

Y antes, el ingeniero Silvio Durán había sostenido otra reunión con el veterano político, reformista, ex alcalde y ex diputado de Santiago, José Enrique Sued, aunque no se dijo cuál fue el resultado de ese encuentro, pero como el funcionario es uno de los políticos de mayor confianza a nivel nacional del Presidente Medina, hay por dónde opinar.

A nivel de política global, al gobierno no le conviene los enfrentamientos públicos entre funcionarios. Es verdad que el senador Wilton Guerrero es un preocupado por los problemas, especialmente por los que genera el narcotráfico, pero el legislador debe entender que esa política de ataques entre servidores de la administración pública, no le conviene a su PLD.

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El caso más reciente es el del senador Guerrero y el director de la Policía Nacional, mayor general ingeniero Ney Aldrin Bautista Almonte, los cuales se enfrentaron por los medios de comunicaciones.

Podemos señalar que aún con los problemas internos que tiene la Policía Nacional, la gestión del actual director es considerada buena. ¡Es que hay muchos intereses!

De todas maneras, pensamos que ya se acerca el nuevo estilo de dirigir a las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, con la designación de civiles en las máximas posiciones. ¡Al estilo de las naciones más desarrolladas del mundo!

El ministro de Administración Pública, Ramón Ventura Camejo, está desarrollando una extraordinaria labor en el mejoramiento de los servicios públicos, al extremo de que el país está enviando técnicos a otras naciones de América Latina, a solicitud de sus gobiernos, para replicar los conocimientos de calidad en sus Estados.

Aunque no es de su competencia, porque es del Presidente Medina, parece que Ventura Camejo tendrá que intervenir tratando de bajar los ánimos de algunos funcionarios, que se acusan o se defienden a través de los medios de comunicaciones.

Y, como los gobernadores provinciales son los representantes del Presidente, no se puede descartar que un día se designe como directores policiales o militares de esas zonas a civiles. En Estados Unidos, el jefe de la Policía en los Estados es un civil, casi siempre el alcalde municipal o un designado.

Gracias por leernos!

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