El Mirador
Por Luis Céspedes Peña
El presidente Luis Abinader debe tomar unas vacaciones para analizar las dificultades que atraviesa su gobierno, que cada día que pasa está luciendo peor, a pesar de sus buenas intenciones, pero que no hay ninguna duda de que sus principales opositores, forman parte del gabinete y otras posiciones administrativas, porque no actúan positivamente como lo quiere la nación.
Nada justifica que el jefe de Estado mantenga a Faride Raful como ministra de Interior y Policía, o a Limber Cruz López como ministro de Agricultura, para sólo citar a dos funcionarios que están destruyendo las posibilidades para que el Partido Revolucionario Moderno (PRM), continúe en el poder.
De Faride ya no hay qué más negativo decir. En lo que respecta al ministro de Agricultura, el país nunca pagó 25 pesos por un plátano, 30 pesos por una libra de batata, 40 pesos por un ají ó 20 pesos por un limón.
Estos precios son algunos ejemplos, porque ya nada es barato. Hay desabastecimientos de productos, porque la producción agropecuaria está en su peor momento y los precios de los alimentos siempre están en aumentos, pero tampoco favorecen a los productores.
Por el aumento de materias primas y la falta de apoyo de funcionarios a favor de las mediana y pequeña producción, el país fomenta la vagancia de productores. El Presidente Abinader debe cambiar a la mayoría de funcionarios, con falta de experiencia, en su totalidad, por experimentados dirigentes del PRM u otras organizaciones amigas.
La estrategia del jefe de Estado de escoger a un grupo de aspirantes presidenciales, para moverse por el país, no está dando buenos resultados, debido a que no hay uno de ellos que llegue al 12 por ciento de popularidad. Para suerte del gobierno, el alcalde de Santiago, Ulises Rodríguez, está desarrollando una buena labor, a pesar de que también tiene oposición interna.
Y ningún de los aspirantes presidenciales le resuelve un problema a un perremeísta, si éste no pertenece a su tendencia o grupo, lo que es un gran dilema para Abinader. Hay que no les solucionan ni a sus propias seguidores.
La postura del Vaticano
La radical postura del Vaticano, en contra de algunas medidas migratorias que realiza el gobierno, con todo derecho, debe ser aclarada por el actual régimen, porque algunas de las cosas informadas por ese Estado religioso, son erradas.
Se observa una diplomacia de República Dominicana muy débil. El país, como todas las naciones, tiene derecho a poner en ejecución su política migratoria, de la misma manera que lo está haciendo el Presidente Donald Trump, de Estados Unidos.
Podemos estar en desacuerdo con la forma de deportar a los migrantes ilegales que llegan a Estados Unidos, pero es su derecho. El problema es que hay sectores extranjeros y algunos nacionales, que quieren obligar a nuestro país a que se haga cargo de todos los problemas económicos o sociales de Haití.
Parecería que los diplomáticos dominicanos no tienen capacidad para defender al país de ataques errados. En otros casos, con malas intenciones. Es como si la mayoría de los funcionarios del gobierno quisiera eliminar, para siempre, la figura del Presidente Luis Abinader.
Qué hacer
Para que el Presidente Abinader pueda mantener al PRM en el gobierno, a partir del 2028, cuando el país volverá a las urnas para elegir a sus nuevas autoridades y muchas reelectas, tiene que comenzar a aplicar políticas que conduzcan a disminuir los precios de todos los productos, incluyendo los seguros médicos, que cada año son más caros.
Y, de los precios de las medicinas, es mejor no hablar. Lo que se observa es que la mayoría del gobierno está constituido por personas que llegaron al poder para salir con un estado sólido económico, pero el Presidente deberá pagar políticamente el costo.
Todos los esfuerzos del gobierno deben estar dirigidos a lograr que los pobres se puedan alimentar a bajo costo, adquirir viviendas, pagar sus atenciones médicas, fomentar la producción mediante incentivos, más seguridad, menos atropellos de la autoridad correspondiente a ciudadanos comunes, hacer un mejor uso de los medios de comunicaciones, respetando sus espacios, designar a voceros creíbles en el Estado, disminuir los accidentes de tránsito y los actos violentos.