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Colton Pingree, un adolescente californiano de 15 años, sufrió quemaduras de segundo grado por la explosión del cargador de su teléfono. El menor puso el dispositivo a cargar antes de acostarse y lo metió debajo de la almohada. En medio de la noche, se despertó en el suelo y su cama estaba en llamas.

Altice

“Miré hacia arriba y vi que tanto mis mantas como una de las almohadas estaban en llama”, contó el adolescente a LADBible.

Sacudido por el pánico, arrojó su teléfono al inodoro, apagó el fuego con sus propias manos y comenzó a verter agua de una botella, que estaba cerca de la cama, sobre sus quemaduras.

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El padre del muchacho afirmó que la espalda y uno de los brazos de su hijo resultaron con quemaduras, pero que decidieron posponer la visita al médico hasta la mañana.

El hombre agregó que la explosión fue de una fuerza significante: fragmentos del cargador se esparcieron por toda la habitación. Los Pingree quedaron tan impactados por el incidente que ahora usan todos los dispositivos eléctricos con extrema precaución. El propio Colton admitió que nunca volverá a cargar el teléfono por la noche.

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