Sin calefacción, casi sin agua y sin electricidad. Un millón de personas resisten desde hace tres días en condiciones críticas en la ciudad portuaria de Mariupol, sitiada por las fuerzas de Vladímir Putin. Este sábado, el Ejército ruso ha anunciado un alto el fuego parcial y breve para esa ciudad y para la localidad también sureña de Volnovaja, lo que permitiría establecer el corredor humanitario acordado por los negociadores ucranios y rusos el jueves. La alcaldía de Mariupol ha denunciado, sin embargo, que Rusia no está respetando el alto el fuego de momento y que sigue usando “artillería dura y cohetes” contra la ciudad, desde la que no se puede establecer un paso seguro para los civiles bajo el fuego.
Los expertos ya habían dudado del cumplimiento ruso de la medida y advierten de que el alto el fuego, que tiene como garante a la Cruz Roja, según Ucrania, podría beneficiar a Rusia, que puede aprovechar para reagruparse, reabastecerse y, cuando haya salido la mayoría de la población civil, lanzar una dura ofensiva para ocupar Mariupol, una ciudad estratégica en el mar de Azov para avanzar en sus planes de crear un corredor desde la península ucrania de Crimea, que se anexionó ilegalmente en 2014, y el Donbás.