La monotonía, los hijos, el estrés… son factores que pueden llegar a afectar a las relaciones de pareja en el ámbito sexual. En ocasiones, se pierde el deseo y la tensión sexual desaparece. En estos casos ¿qué se puede hacer? ¿se puede llegar a excitar a alguien que no esté predispuesto a ello? Los expertos en sexología consultados por CuídatePlus creen que, en la gran mayoría de los casos, se puede, atendiendo a una serie de factores y conociendo qué es lo que más excita a cada miembro de la pareja (hombre o mujer). “La excitación se manifiesta mediante reacciones psicofisiológicas. Estas reacciones no son exactamente iguales en todas las personas, ni siquiera en la misma persona en distintos momentos”, explica Antonio Murillo, psicólogo sexólogo y coach sexual, responsable del Grupo de Trabajo de Psicología, Sexología y Pareja de la Delegación de Córdoba del Colegio Oficial de la Psicología de Andalucía Occidental.La excitación “puede intentarse y conseguirse, por el efecto de estímulos externos o por pensamientos propios que activen el deseo”, señala el sexólogo pero también se puede conseguir con “una estimulación adecuada, en un ambiente propicio, puede provocar excitación en una persona, aunque no tuviese un deseo previo”. En relación a las mujeres, es importante saber que “son cíclicas. Hay momentos en los que el deseo surge de forma fácil y otras en las que no”, indica Verónica Blasco, psicóloga-sexóloga del Instituto de Sexología y Psicoterapia Amaltea, en Zaragoza. Por el contrario, “puede que inicialmente no tengamos ganas, pero, si la situación, el contexto o las circunstancias lo favorecen, puede surgir el deseo sexual”.Lo primero que hay que saber es que en todo el proceso hay diferentes fases. “Deseo, Excitación, Meseta, Orgasmo y Resolución”, indica Murillo. La fase de excitación “es el incremento de la tensión sexual hasta llegar a valores máximos de intensidad y puede conseguirse a través de todos los sentidos, principalmente por el tacto, y también mediante el oído, la vista, el olfato y el gusto”, señala.En el grado de excitación “influye, en gran medida, del aprendizaje de cada persona, es decir, de las asociaciones entre estímulos que cada individuo tiene construidas en su imaginario, en base a su experiencia vital, o sea, que a unas personas les pueden excitar unas cosas y a otras, otras totalmente diferentes”. Pero también están influidas por el género (hombre y mujer) y es que, por lo general, a cada uno le excitan estímulos diferentes. Por lo general, “podemos encontrarnos con que los hombres suelen tener una respuesta excitatoria más rápida que las mujeres. Todo esto se debe entre otros muchos motivos a que su sistema hormonal suele ser más estable y, de forma global, su respuesta es más sencilla que en las mujeres, lo cual no significa que ellos siempre tengan ganas y a nosotras siempre nos duela la cabeza”, apunta Blasco.
Cómo excitar a una mujer
El primer paso para excitar a una mujer es saber qué es lo que les excita. Por lo general, comenta Murillo, “las mujeres se pueden excitar más fácilmente a través de estímulos auditivos y táctiles”. En base a esto, “a una mujer le excitarán las historias con argumento, con contenido emocional, con detalles que alimenten el juego erótico, que le hagan sentirse la protagonista de su propia fantasía”, indica. Además, “también le excitará recibir un masaje sensual, sentirse acariciada, ser el centro de atención y dedicación de su pareja”.Si a esto le sumamos otros estímulos, como “olores, sabores y una buena puesta en escena visual, el éxito está garantizado”.En cuanto a trucos o consejos para excitar a una mujer, lo principal, según Murillo, “es la comunicación”, ya sea “directa (hablando) o prestando atención a sus reacciones a los distintos estímulos, para saber cuáles son sus preferencias”.Algunas ideas para excitar a la mujer pueden ser:
- Ver alguna película, más o menos erótica, que tenga un buen argumento con sentimientos, con emociones.
- Darle un masaje sensual, no de tipo terapéutico con manipulaciones fuertes y profundas, sino acariciando, lo que puede hacerse con las manos, la punta de los dedos, con un pañuelo de seda, una pluma,…, por todo el cuerpo o centrándose en alguna parte concreta (cabeza, hombros, espalda, pies,…). También se pueden usar aceites de masaje.
- Prepararle un baño relajante, con agua caliente, para tomarlo sola o en compañía.
- Tanto el masaje como el baño, pueden acompañarse con velas aromáticas, música suave, iluminación íntima…
- Puedes organizar vuestra propia historia, haciendo juego de roles, con ropa o accesorios apropiados.
- Jugar con comidas y bebidas. Saborear a ciegas, utilizar a tu pareja como plato.
- Contarle al oído una historia llena de sentimientos, amor, pasión y erotismo.
- Jugar a construir esa historia entre los dos.
- Empezar con besos suaves y poco a poco, ir subiendo la intensidad.
- Fregar los platos. No es que esto sea muy excitante en sí, pero puede ayudar a preparar el ambiente. Compartir tareas puede unir mucho.
Lo importante, según Blasco, “es el poder hacer del juego erótico un momento de distensión, de placer, de juego, no una obligación más ni un ritual con pasos a seguir. Permitámonos el disfrute y el ser traviesos y traviesas, escuchando nuestros propios deseos y combinándolos con los de la pareja”.
Cómo sabemos que una mujer está excitada
En los hombres, la excitación se evidencia físicamente con facilidad. La erección es la clave para saberlo pero ¿qué ocurre con la mujer? “Cuando una mujer está excitada, puede experimentar ciertas reacciones fisiológicas, aunque puede que no sean fácilmente observables”, indica Murillo. En ocasiones, hay que ser muy observador para poder saber si una mujer está o no excitada.Las reacciones fisiológicas de la excitación en la mujer serían:
- Humidificación de la vagina con fluido lubricante.
- El glande del clítoris se hincha.
- Enrojecimiento de la piel (rubor sexual).
- Erección de los pezones.
- Ligero aumento del tamaño de los pechos.
- Hiperventilación, aumento del ritmo respiratorio.
- Aumento de la frecuencia cardiaca.
- Aumento de sudoración.
Pero además, añade Murillo, “también pueden observarse cambios en su comportamiento, sus reacciones, sus comentarios”. Todo esto podrá indicarnos si se siente bien o, por el contrario, está incómoda.
Consejos para excitar a un hombre
Como se ha mencionado antes, los hombres se excitan, generalmente, con estímulos visuales y “con pensamientos de escenas sexuales explícitas”, por tanto, “les excitará ver imágenes o escenas sexuales explícitas o eróticas y también imaginarlas”, apunta Murillo. Pero, al igual que con las mujeres, “la comunicación juega un papel muy importante a la hora de excitar a un hombre”.En función a esto, algunas ideas para excitar a los hombres serían:
- Ver una película, con escenas de sexo explícito, ya sea porno o no.
- Ponerse ropa sexy, que realce atributos femeninos (pecho, cintura, culo,…)
- Acercarse mucho, rozarse o tocar al hombre, en cualquier parte del cuerpo, especialmente sus genitales.
- Tocarse o acariciarse a una misma, delante de él.
- Ponerse ropa interior provocativa.
- Decirle o sugerirle lo que van a hacer después, detallando acciones sexuales explícitas o sugerentes.
- Alabar sus encantos o sus dotes amatorias.
- Interesarse por él, prestarle mucha atención, haciendo que se sienta especial, aumentando su autoestima.
Cómo saber si está excitado el hombre
En cuanto a las reacciones fisiológicas de la excitación en el hombre, además de la erección del pene, pueden aparecer:
- Salida de líquido lubricante preseminal, por la uretra.
- Contracción y elevación del saco escrotal.
- Erección de los pezones.
- Rubor sexual.
- Aumento del ritmo respiratorio.
- Aumento de la frecuencia cardiaca.
- Aumento de la sudoración.
Atención a las zonas más erógenas
Otra forma de excitar a nuestra pareja es atender a las zonas erógenas que “son partes del cuerpo humano especialmente sensibles a la estimulación táctil”, describe Murillo. Es importante saber que “no son botones para pulsar y activar automáticamente”, pero sí pueden ayudarnos a lograr el objetivo que buscamos. En este contexto, se pueden distinguir entre zonas erógenas primarias, “que son sensibles por la cantidad de terminaciones nerviosas que poseen”, y zonas erógenas secundarias, “cuya especial sensibilidad se debe a las asociaciones que tiene interiorizadas cada persona con estas partes de su cuerpo, según su experiencia vital personal”, destaca Murillo.Según esto, las zonas erógenas primarias, tanto en hombres como en mujeres, incluyen:
- Los genitales externos (vulva, especialmente el clítoris y los labios menores; pene, sobre todo el glande, frenillo y corona del glande; y testículos).
- La parte interna de los muslos.
- El perineo.
- Las nalgas.
- El ano.
- Los pezones.
- Los pechos.
- Los lóbulos de las orejas.
- Boca, labios y lengua.
- El cuello.
- El ombligo.
- Las axilas.
Este es un listado de las zonas más erógenas, tanto en hombres como en mujeres, pero no quiere decir que todas estas zonas exciten a todas las personas. De hecho “hay personas a las que tocarles alguna de estas zonas les resulta incómodo, incluso molesto, por exceso de sensibilidad o porque están condicionados por su experiencia personal. Por ejemplo, hay hombres a los que les resulta incómodo que les toquen los pezones”, matiza Murillo, y estoy hay que tenerlo en cuenta, de ahí la importancia de la comunicación previa y de la observación de la pareja.