Estados Unidos sufre histórica derrota ante Francia en la Copa Mundial FIBA 2023
Brian Windhorst | ESPN.com
Un baloncesto internacional con ritmo de torneo NCAA
DONGGUAN, China – Aunque la configuración, el estilo y los colores del baloncesto FIBA resultan extraños para algunos, la esencia del juego suele seguir el mismo ritmo que los torneos universitarios de la NCAA.
La Copa Mundial FIBA se juega con eliminación directa, partidos de 40 minutos y una regla de descalificación tras cinco faltas que potencia el rol del arbitraje. Además, existe una estética única: jugar por tu país, que recuerda a la pasión de competir por una universidad.
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Mientras tanto, el equipo de Estados Unidos enfrentaba una dura batalla contra Francia en los cuartos de final, cayendo 89-79. Los estadounidenses apostaron por alineaciones poco convencionales para contrarrestar al mejor jugador en la cancha: un francés dominante que marcó la diferencia.
El conjunto norteamericano se mostró pequeño en casi todas las posiciones y recurrió a cambios frecuentes para intentar ganar posesiones con energía, más que con precisión. Cuando se quedaron atrás, optaron por el juego heroico, confiando en que las estadísticas no se volvieran en su contra.
La realidad de EE.UU.: un equipo vulnerable ante la élite mundial
De repente, todo quedó claro. Estados Unidos parecía más un equipo de baja siembra en un torneo de la NCAA que la potencia mundial del baloncesto que aspira al oro olímpico.
Rudy Gobert fue una presencia imponente, y el movimiento de balón y los pick-and-rolls franceses superaron constantemente la defensa estadounidense. Bajo la dirección de Gregg Popovich, el equipo implementó estrategias más propias de un sembrado número 8 que lucha por tapar agujeros, que de un número 1 consolidado manejando el partido.
Francia dominó la mayor parte del encuentro, mostrando ser el mejor equipo. Hubo destellos de orgullo estadounidense, como los 14 puntos de Donovan Mitchell en el tercer cuarto, pero la sensación general fue la de un equipo menor enfrentando a un gigante, similar a un partido de Loyola contra Michigan en el Final Four universitario.
Popovich defiende a su equipo pese a las críticas
Al ser cuestionado sobre las ausencias de estrellas en el equipo, Popovich fue contundente:
“Es irrespetuoso mencionar eso. Francia nos ganó, no importa quién estaba en nuestro equipo”.
Para ganar respeto, Estados Unidos debía mostrarlo primero. Y en parte, lo hizo.
Los jugadores reconocen la superioridad francesa
El All-Star Kemba Walker, ampliamente superado por Frank Ntilikina, admitió:
“La gente dirá que fue un gran disgusto, pero simplemente jugaron mejor. Hicieron sus tiros, ejecutaron toda la noche y lograron una gran victoria”.
Esta derrota no fue una tragedia como la sufrida contra Grecia en 2006. No fue por falta de enfoque, confianza o preparación. Este equipo trabajó duro durante 40 días para construir cohesión y un estilo competitivo bajo presión.
Limitaciones evidentes del Team USA en China
Sin embargo, las limitaciones eran claras. No tenían suficiente potencia ofensiva, algo que quedó en evidencia cuando pasaron seis posesiones consecutivas sin anotar en el último cuarto.
Además, carecían de anotadores con físico dominante, lo que permitió que Mitchell y Walker fueran frenados cerca del aro. La ausencia de grandes estrellas dejó al equipo casi sin opciones frente a Francia y Turquía, mientras Popovich intentaba contrarrestar a Gobert con alineaciones más pequeñas que exigían a jugadores como Joe Harris luchar por posición.
Francia rompe la racha invicta de EE.UU. desde 2006
Gracias a Rudy Gobert, Francia puso fin a una racha impresionante de 58 partidos internacionales sin derrota para Estados Unidos.
La falta de profundidad también impactó tras la baja de Jayson Tatum, pieza clave en ofensiva y tamaño. Todas estas señales de alerta estaban presentes y, aunque no necesariamente fatales, se convirtieron en factores decisivos para la derrota.
Reacciones tras la eliminación: honestidad y esperanza
Joe Harris expresó la frustración del equipo:
“Es duro para nosotros, todos estamos sufriendo. Queríamos competir por el oro, pero aún así dimos todo en la cancha”.
Este revés es una llamada de atención para el baloncesto estadounidense. Han pasado 13 años desde que el Team USA no gana el oro mundial y el prestigio ha perdido brillo. Los mejores jugadores de Estados Unidos deberán replantear su compromiso para el próximo verano.
Lo único garantizado por este equipo es la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio. Sin el título mundial, llegarán con menos expectativas.
Urgencia y futuro del baloncesto estadounidense
Al igual que en 2008, cuando el “Equipo de la Redención” restauró el dominio mundial, la urgencia vuelve a ser palpable. Esta vez, la presión no surge por un fracaso, sino por una realidad incómoda: para ganar, Estados Unidos necesita contar con sus mejores figuras.
Donovan Mitchell, autor de 29 puntos, reconoció la situación:
“Si algunos no quisieron venir, es su decisión. Nosotros, los 12 que vinimos, competimos por Estados Unidos como cualquier otro país. Molesta que algunos no sientan lo mismo, pero no nos importa. Queríamos competir y lo hicimos”.
La derrota ante Francia marca un punto de inflexión para el baloncesto estadounidense, que ahora deberá reconstruir su camino hacia la gloria internacional.

