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“Los bultos en la axila, forúnculos o golondrinos son entidades multifactoriales donde se combinan una susceptibilidad genética, un desequilibrio inmunológico e infecciones bacterianas. Además, hay factores externos que pueden agravar esta situación: la obesidad y el tabaco”, explica Fiorella Vásquez, dermatóloga del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón (Sevilla).

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“Cuando sale un bulto en la axila, lo primero que hay que hacer es un correcto diagnóstico porque puede tratarse de nódulos, abscesos o quistes inflamatorios, pero también podría tratarse de adenopatías (ganglios linfáticos), teniendo que proceder en ese caso al diagnóstico ecográfico y biopsia para definir si son inflamatorios o cancerígenos. En casos de hidrosadenitis o hidradenitis supurativa se pautan ciclos largos de antibióticos y en los casos resistentes, terapia biológica. Cuando la lesión se desinflama y en casos seleccionados se combina con cirugía para eliminar tractos fistulosos”, describe Mª Teresa Truchuelo Díaz, jefa de Dermatología del Hospital Vithas Madrid Arturo Soria.

Pero, ¿por qué aparecen estos bultos en la zona axilar? Según José Gregorio Álvarez Fernández, responsable del Servicio de Dermatología del Hospital Vithas Madrid Aravaca, “el evento inicial es la oclusión del poro o del infundíbulo de la unidad folículo pilosebáceo-glándula apocrina, que ocasiona su dilatación y posterior ruptura, con una reacción inflamatoria secundaria intensa de la zona perifolicular con afectación de las glándulas apocrinas. Esto conduce a la formación de nódulos inflamatorios, que son los que se conocen como golondrinos (hidrosadenitis supurativa). Y las axilas e ingles son las áreas cutáneas de mayor concentración de glándulas apocrinas. Los factores predisponentes o desencadenantes de este proceso inflamatorio son, fundamentalmente, la obesidad (y todo lo que suponga roce o irritación de la zona) y el tabaco (hasta un 80% de los pacientes con hidradenitis son fumadores)”. 

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Además de las axilas y las ingles, “los golondrinos también pueden salir en otras zonas, como la región submamaria y glútea”, puntualiza la dermatóloga del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón. “Aparecen en las zonas donde la concentración de glándulas apocrinas es más alta: las axilas, las ingles, y la zona anogenital. También son frecuentes en los glúteos, y en mujeres, en las mamas y en el pliegue inframamario. De hecho, la frecuencia en mujeres es unas tres veces mayor. Se cree que puede haber factores hormonales implicados”, concreta Álvarez Fernández. 

¿Cuándo se considera que es hidradenitis?

“El diagnóstico de la hidrosadenitis supurativa es clínico y para hacerlo basta con que haya dos o más lesiones típicas (nódulos, forúnculo, quiste, sinus, tractos fistulosos o cicatrices), que estas las lesiones estén localizadas en zonas típicas (axila o ingle) y que la persona haya tenido varios brotes recurrentes de enfermedad a lo largo del tiempo. Estos criterios permiten diferenciarlos de abscesos o forúnculos simples, que también pueden aparecer en esa zona”, aclara Truchuelo.

“Más que el número de bultos es el carácter recurrente de estos”, subraya Vásquez.

Los especialistas en Dermatología afirman que, a pesar de que puede aparecer a cualquier edad, normalmente debuta tras la pubertad.

¿Un golondrino puede complicarse?

Álvarez Fernández confirma que un golondrino puede complicarse “al formar trayectos fistulosos interconectados o abscesos, que podrían estar drenando continuamente, y que tienen riesgo de infección secundaria, ya sea localizada o afectando a toda la zona circundante provocando celulitis”. 

Este dermatólogo añade que las lesiones crónicas pueden originar cicatrices hipertróficas. Y de forma excepcional, se han descrito la aparición de carcinomas epidermoides sobres lesiones tras muchos años de evolución. 

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Además, el especialista del Hospital Vithas Madrid Aravaca comenta que “las lesiones pueden llegar a ser muy dolorosas o supurantes (a veces con mal olor), llevando al paciente a evitar el contacto social, laboral o de pareja, originando incluso ansiedad o depresión. Todo ello altera de una forma muy importante la calidad de vida del paciente que sufre hidradenitis”.

Cómo se tratan estas lesiones 

“Cuando hay una lesión inflamatoria tipo nódulo, absceso o quiste, el dermatólogo decidirá qué tratamiento es el indicado pues, en ocasiones, cuando la lesión fluctúa hay que drenarla en consulta. Si es más pequeña, es suficiente con antibiótico tópico y, en casos intermedios, antibiótico tópico más antibiótico oral e infiltración de corticoides intralesionales en consulta”, describe Truchuelo.

Consejos para evitar que aparezcan

Como recomendaciones para intentar prevenir la aparición de nódulos inflamatorios, forúnculos o quistes en axila en aquellos pacientes predisponentes a ello, Vásquez dice que “deberán evitar el rasurado del pelo en esa zona con maquinilla o cuchilla y no llevar camisetas que rocen en axila. Por otra parte, se aconseja llevar una vida sana en cuanto a alimentación y horas de sueño, y evitar tabaco, alcohol y sobrepeso”. 

También se recomienda la depilación láser porque el pelo axilar es foco de bacterias que pueden empeorar los brotes de estas lesiones inflamatorias. También porque el depilado mediante otras técnicas favorece estas lesiones inflamatorias, ya que cuando el pelo vuelve a salir origina irritación en la piel fina axilar. La depilación láser, sin embargo, es definitiva. Puede realizarse con láser de alejandrita o diodo, por ejemplo.

Como mantenimiento, según los dermatólogos consultados, pueden lavarse con geles antisépticos en la ducha.

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