Sergio Murillo
as.com/tikitakas
Después de unos años ochenta en los que sembró las semillas de futura promesa cinematográfica tocó recoger la década posterior los frutos de aquel esfuerzo. Sharon Stone se convirtió en un mito sexual, en el rostro de películas como Casino o Instinto Básico y, a fin de cuentas, en una de esas actrices empadronadas en el Olimpo hollywoodiense. Sin embargo, aquel tren de vida cambió de la noche a la mañana cuando el primer año del nuevo milenio sufrió una rotura de una arteria vertebral. De aquellos inicios y de cómo su salud obró algo parecido a un milagro ha hablado, revelando un episodio hasta ahora desconocido de acoso sexual.
Ha sido en Let’s Talk Off Camera, el podcast de Kelly Ripa. Ocurrió con un antiguo jefe de Sony, cuyo nombre ha decidido no sacar a la luz. Tal y como ha recordado la actriz, Stone se encontraba “muy emocionada” por “llevar el mejor look”, puesto que “cuando eres joven solo tienes un buen atuendo”, y ella iba a “conocer al ejecutivo de Sony”. Concretamente, ataviaba un abrigo de Ralph Lauren conjuntado con una falda vaquera y unas botas de cowboy. Y así se dispuso a entrar en su despacho.
“No sabía qué hacer”
“Fui a su oficina y era, ya sabes, allá por los años ochenta, así que el sofá estaba básicamente en el suelo, ¿sabes? Eran sofás gigantes muy bajos y mis rodillas estaban alrededor de mi cuello y, por supuesto, soy muy alta de todos modos, así que parecía todo piernas”, ha detallado Stone, fijando en aquella imagen de ella sentada la estampa inicial de lo que luego se torcería sin tan siquiera haber empezado.
Entonces se acercó el hombre en cuestión. “Oh, es verdad lo que dicen de ti, y eres de lo más hermosa. No hemos visto a nadie como tú en décadas. Todo el mundo habla de ti. Eres la más elocuente. Eres tan inteligente y hermosa, y ese cabello…”, recreó la actriz unas palabras que parecen no haberse fugado de su cabeza. De repente, él hizo ‘eso’. “Luego vino caminando hasta mí y dijo: ‘pero primero…’ y me sacó el pene en la cara”, ha confesado Stone.
Su reacción fue tan cómica como síntoma de la desesperación de un episodio de estas características. Echó a reír. Y no podía parar. “Era muy joven y, como hago cuando estoy nerviosa, porque básicamente soy una persona muy alegre, me comencé a reír. Empecé a reír y llorar al mismo tiempo y no podía parar porque me puse histérica. No podía parar, así que él no sabía que hacer”, ha revelado Stone. La situación se resolvió con pocas palabras: “lo guardó y entró por una puerta que estaba detrás de su escritorio, y pensé que se había ido”. Minutos después, una secretaria de aquel directivo abrió la puerta e invitó a la joven Stone a abandonar las oficinas.
El momento de romper su silencio
La actriz, que ha asegurado que esto no es una excepción sino un ejemplo más de las “experiencias extrañas” que le han sucedido en su carrera, sintió la necesidad de sacar a la luz este episodio después de escuchar el testimonio de una cantante que, en pleno concierto en Los Ángeles, reveló ante todo el ateneo que había sufrido acoso sexual por parte de otro productor.
“Cuando escuché a esta chica pensé que al final sigue siendo todo como en 1980. Y ahora estamos en 2023, 43 años más tarde”, explica, justo antes de confesar que le “mortifica” que todo esto siga ocurriendo y que, de una vez por todas, ella también tenía que romper ese silencio. Si no lo había hecho antes era porque, asegura, “no es posible” que pudiera revelarlo y que siguieran contratándola.
Durante el Me Too, tomó la decisión de perdonar a todos aquellos que le habían maltratado si pedían disculpas; a los que no lo hicieran, les impidió sentarse junto a ella. En algunas proyecciones de la industria norteamericana, con la sala abarrotada, a veces quedaba un hueco libre al lado de Stone y un hombre sentado en las escaleras.