Brittany Murphy, David Carradine, Elizabeth Short, Bob Crane y Natalie Wood escribieron su nombre con letras de oro en la historia del cine, pero las circunstancias de su fallecimiento siguen cubiertas de un halo de intriga
La muerte siempre está al acecho. A la vuelta de la esquina, en el clóset de un costoso hotel o en el baño de una lujosa y desordenada mansión en Hollywood. La muerte siempre está a la espera, como el asesino que busca aventajar a su víctima para darle un final sin vuelta atrás.
Pero, mientras algunas ocurren de manera natural, otras muertes estrellas están rodeadas de misterios y sospechas. Algunas permanecen irresueltas y otros, simplemente pasaron a la historia como episodios escalofriantes de la fama y la vida misma.
Brittany Murphy, ¿envenenada o víctima de un complot?
Ante los ojos de la prensa y de Hollywood, la muerte de Bittany Murphy el 20 de diciembre de 2009 fue el desenlace, por demás cliché, de una conocida película. Se especulaba que la estrella de cine había caído en las adicciones y que era víctima de un desorden alimenticio; todo aquello la habría llevado a la muerte.
Pero la realidad de la muerte de Brittany era mucho más compleja. Un entramado de circunstancias desfavorables y misteriosas. Desde un coctel de 14 fármacos distintos que se encontraron en la autopsia que se le practicó, una vivienda insalubre y la reacción retardada de sus familiares para llamar a los paramédicos.
Brittany había volado de regreso a Los Ángeles, California, luego de que tuvo problemas con el equipo de producción de una película en la que trabajaba. Regresó a casa con una fuerte infección en el sistema respiratorio que inmediatamente la tumbó en cama; después, todo fue en picada.
Aquella mañana de diciembre, cuando falleció, Brittany ya llevaba cuatro días postrada. Apenas podía respirar y sus síntomas, de acuerdo con el documental Autopsy: The Final Hours Of Brittany Murphy, incluían confusión y rigidez en el pecho. A pesar del malestar, la actriz que ganó fama en la aclamada cinta de los 90 Ni idea, insistía en no atenderse: estaba enclaustrada para evitar encontrarse con los paparazzi y crear un escándalo.
Quizá esa fue la gota que derramó el vaso. Expertos señalaron que, de haber sido tratada con antibióticos un poco antes, habría sobrevivido. Pero Murphy no fue atendida a tiempo y falleció en el Centro Médico Cedars-Sinai a los 32 años de edad. La causa oficial de su muerte: intoxicación por fármacos, una neumonía aguda y una deficiencia de hierro en la sangre por anemia.
Después de su muerte, se dispararon una serie de especulaciones sobre su deceso. Más allá de la anorexia y las drogas, que habían sido insistentemente negadas por ella en vida, algunos apuntaban a la posibilidad de un envenenamiento, pues habían encontrado grandes cantidades de metales pesados en el cabello de la actriz.
El envenenamiento explicaría los síntomas de la actriz durante sus últimas horas de vida. No obstante, después se explicó que la presencia de arsénico en el organismo de Murphy se habría debido a la tintura de cabello que llevaba en aquel momento.
El fallecimiento de su esposo, el fotógrafo Simon Monjack, cinco meses más tarde, añadió otra dimensión a la muerte de Brittany. Ambos murieron en circunstancias similares y sus familiares aseguraron que habían sido asesinados por una conspiración del Departamento de Seguridad de los EE.UU.
Aquello tendría fundamento en que el gobierno vio con desconfianza que Brittany formara parte en un juicio en donde se dio a conocer que las autoridades aduaneras aceptaban sobornos para permitir el ingreso a terroristas. Después de eso, ambos temían por sus vidas y tomaron medidas extraordinarias.
Incluso, antes de morir, Monjack reveló que su casa en Hollywood era parecida a un fuerte con alta seguridad: cámaras de seguridad por doquier, un sistema para detectar si los teléfonos fijos estaban intervenidos, puertas biométricas para acceder a la residencia. La pareja estaba paranoica… ¿con justa razón?
Linda, la madre de Simon, apoyó esa versión. “Simon decía que estaba bajo vigilancia. Fue detenido por el gobierno porque su pasaporte expiró y luego fue golpeado y detenido por nueve días. Brittany lo sacó, pero desde entonces sintieron que había una conspiración profunda. Ahí definitivamente hay algo que no está bien, pero qué es, no lo sé”, explicó.
Lo cierto es que el maquillador, guionista y fotógrafo británico falleció el 23 de mayo de 2010, bajo la misma circunstancias que su esposa: neumonía aguda y anemia. Se acompañaron hasta la muerte y dejaron a Hollywood con una de las muertes más misteriosas que ha visto, pero no la única.
David Carradine: una práctica sexual arriesgada
El actor de 72 años fue encontrado por el personal de limpieza en una habitación del hotel Swissotel Nai Lert Park, con un cordón de nailon amarrado al cuello, a los genitales. Pronto, la primera hipótesis policial apuntó a que ‘Bill’, en la cinta de Quentin Tarantino Kill Bill, había decidido quitarse la vida.
No obstante, aunque David había contado de un intento de suicido años atrás, la familia negó rápidamente esa posibilidad. Dicho escenario abrió camino a otra posible causa de muerte: un homicidio.
“Creo que fue asesinado, que fue el objetivo de alguien. Alguien que entró a la habitación sin permiso. O puede que se aburriera, fuera al pueblo y trajera a alguien a la habitación. No creo que estuviera solo”, dijo Marina Anderson, esposa desde 1998 hasta 2001 del actor.
Aquello quizá tuvo sustento en una huella que encontraron las autoridades sobre las sábanas que cubrían la cama en donde dormía el actor. Al mismo tiempo, mientas se hacían las investigaciones correspondientes, las fotografías del cuerpo de Carradine se filtraron a la prensa tailandesa.
En ellas, aunque se habían ensombrecido, se podían ver algunos distintivos del actor. Sus tatuajes en la parte inferior del cuerpo, y, sobre todo, llamaba la atención los pies del actor. Por el estado en el que estaban, los expertos inferían que llevaba varias horas muerto antes de que lo encontraran.
Tiempo después, la investigación policial demostró que nadie había entrado a la suite del hotel y que no había rastros de que David hubiera luchado por su vida: “No hay rastro de lucha en la habitación del hotel y la habitación estaba cerrada por dentro. Tampoco hay señales de magulladuras en el cuerpo, parece que su muerte fue resultado de un accidente mientras se masturbaba”, informó entonces la policía metropolitana de Bangkok.
Elizabeth Short: el asesinato más sádico bajo el cielo de Hollywood
Mucho se ha escrito sobre el asesinato y vida de Elizabeth Short. La mujer que buscaba la fama y cuyo asesinato fue tan brutal que sigue inspirando piezas en la cultura pop y el mundo del entretenimiento. Pero detrás que aquel nombre, “La Dalia Negra”, estuvo una mujer de tan solo 22 años cuyos sueños se vieron frustrados por un sádico hombre que la cortó por la mitad.
En 1947, el sueño de Elizabeth de triunfar por su indiscutible belleza, de cabello negro y ojos azules profundos, se veía cada vez más lejos. Antes había probado suerte al sur de California, en donde vivió con su padre después de despedirse de su familia en Boston, y en Florida. Pero no había llegado a mucho.
Ahora, vivía en hoteles baratos y pensiones de la ciudad de Los Ángeles. Justamente fue en uno de esos lugares en donde se le vio por última vez. El 9 de enero de 1947, Elizabeth, o “Beth” como la llamaba su familia, fue vista en el bar del Hotel Cecil. A las diez de la noche dejó el recinto y seis días después, su cuerpo fue descubierto por una mujer que lo confundió con un maniquí roto.
No había ni una gota de sangre en el lugar, el cuerpo había sido seccionado por la mitad y la habían drenado la sangre en su totalidad. Al cadáver le hacían falta tantas cosas; le habían arrancado el brazo, el corazón y los intestinos. Tenía mutilado el pezón izquierdo y en la vagina tenía un trozo de su cuerpo. El rostro tenía una cortadura desde la comisura de los labios hasta las orejas.
Asfixiada, con las piernas fracturadas y marcas en las muñecas y tobillos; todo aquello indicaba que la habían torturado hasta la muerte. Entonces en Los Ángeles hubo una fuerte conmoción. La policía tomó el caso, pero no tuvo muchos avances para encontrar al asesino, quien, por demás sádico, se comunicaba con ellos para darles alguna pista y sacudir el caso.
No se sabría hasta muchos años después que la policía sí sospechaba de un hombre que, hoy se cree, habría torturado y asesinado a Beth y a un par de mujeres más: el médico cirujano George Hodel.
En 1999, Steve Hodel, detective de homicidios de la ciudad californiana, descubrió unas fotografías de una mujer muy parecida a Beth entre las pertenencias de su progenitor que ya había fallecido. En las instantáneas, una mujer de ojos azules y cabellos negro, posa con una corona de flores, mirando hacia el suelo.
Steve empezó a atar cabos. La cercanía del consultorio de su padre al hotel en donde se vio a Short por última vez, la meticulosidad de su tortura y el conocimiento anatómico que se requería para llevar a cabo una práctica así, el parecido entre la caligrafía de su padre y la de las cartas que habían llegado a la policía para reactivar el caso.
Además, del comportamiento de su padre y las reuniones sexuales que solía organizar con jóvenes aspirantes a la fama que buscaban destacar en la farándula de Los Ángeles en su mansión millonaria, Swoden House. Incluso, logró reunir testimonios que emparejaban a Elizabeth y George, según relató en el libro El vengador de la Dalia Negra.
Todo apuntaba a que su padre, quien ya había sido señalado como depredador sexual por su medio hermana Tamar Hodel, era el homicida. Los detectives a cargo del caso también habían sospechado de George así que lo vigilaron desde el 18 de febrero de 1950 hasta el 27 de marzo de 1950 y consiguieron una cinta en la que confesó el crimen, que fue recuperada por Steve en 2001.
En la cinta, lograda a partir de una intervención en el teléfono fijo de la mansión, George decía: “Date cuenta de que no había nada que pudiese hacer, puse una almohada sobre su cabeza y la tapé con una sábana. Conseguí un taxi. Murió a las 12:59. Pensaron que había algo extraño. Bueno, ahora pueden haberlo descubierto. La maté.”
En otro momento, afirmaba: “Suponiendo que matase a la Dalia Negra, no pueden demostrarlo ya. Ya no pueden hablar con mi secretaria porque está muerta”. Y tenía razón, el médico escapó a la justicia y falleció impune por las atrocidades que cometió. Entre ellas, según sospecha Steve, el asesinato atroz de al menos otras tres mujeres.
Bob Crane: la intriga de un charco de sangre
Bob Crane era un hombre cómico y sumamente talentoso. Con tan sólo 22 años de edad, ya se había colocado como el “Rey de la Sintonía” en la radio de Los Ángeles, pero, conforme fue ganando fama como actor, llegaron otras adicciones y vicios que le costaron la vida.
Aunque en apariencia Bob era un “hombre de familia”, pues se había casado con su novia de la secundaria, Anne Terzian, y tenía tres hijos, lo cierto es que Crane tenía una afición por videograbarse mientras tenía relaciones sexuales.
En realidad, según escribió después Carol Ford en Bob Crane: la biografía definitiva, a Crane le gustaba filmar todo lo que hacía y las prácticas sexuales eran parte de la vida que buscaba documentar. No era poco común que la estrella del sitcom Hogan’s Heroes, en compañía con su “compañero en el crimen” John Carpenter, acudiera a clubs de strippers y después las invitara a filmar una escena con contenido explícito.
Pero en 1971, después del final intempestivo de la comedia estadounidense que estuvo relacionado con el mal comportamiento de Crane, la carrera de Bob entró en declive. Solamente le ofrecían papeles de segunda hasta que logró encontrar un lugar en la producción de Disney, Superdad, en 1993.
Desde entonces, se mantuvo activo en diferentes programas y obras de teatro. Hasta el 29 de junio de 1978, cuando fue hallado muerto en un charco de sangre en los apartamentos Winfield Place de Scottsdale, en Arizona. En aquel entonces, las versiones apuntaron a John como el probable responsable; de quien, según se especuló, Bob quería alejarse por completo.
Según se informó, el arma homicida era parecida a un tripié de cámara y, aunque Carpenter fue sospechoso, no se encontró ninguna evidencia de que fuera culpable. Así, quedó en completa libertad hasta el día de su muerte y el asesinato de Bob quedó impune y sin esclarecer.
Natalie Wood: navegar a la muerte
Natalie caminaba junto a su madre en un pasillo de la 20th Century Fox cuando vio a Wagner, de entonces 18 años. “Giré hacia mi madre y le dije ‘voy a casarme con él’”, confesó a la revista People en 1975.
Se reencontraron en 1957, gracias a Rebelde sin causa, y tras un noviazgo muy breve, la pareja contrajo matrimonio. Sin embargo, al despegar la carrera de Natalie, pronto comenzaron a distanciarse y se divorciaron en 1962; las razones habrían sido varias, pero especialmente los celos que sentía Wagner de Wood, quien vivía el ocaso de su carrera en aquel entonces.
Aunque ambos siguieron con su vida en 1970 se reencontraron en una cena y, al compartir una linda velada a la que siguieron otras invitaciones, finalmente se casaron por segunda vez dos años después.
Luego de idas y vueltas, Wood Wagner parecían estabilizarse como una de las parejas más importantes de Hollywood. Guapos, millonarios y felices. Sin embargo, todo terminó con una tragedia que sacudió a las celebridades.
En la noche del 29 de noviembre de 1981 el cuerpo de Natalie Wood cayó en las aguas del Océano Pacífico, frente a Los Ángeles. La pareja se había tomado un descanso de tres días a bordo del Splendour, el lujoso yate en donde viajaban acompañados del también actor Christopher Walken.
El cuerpo de la actriz descansa en el Westwood Memorial Park de Los Ángeles, California. (AP Photo/Craig Molenhouse)
El cuerpo de la actriz descansa en el Westwood Memorial Park de Los Ángeles, California. (AP Photo/Craig Molenhouse)
Y después de unas horas de beber sin medida y de lo que, según relataron algunos testigos de la escena, pareció una rencilla entre los tres, Natalie desapareció.
La encontraron a la mañana siguiente, y comenzaron las investigaciones que en distintas ocasiones han señalado a Robert Wagner como “persona de interés”. Aunque el móvil permanece oculto hasta la fecha, versiones sostienen que se trató de un ataque de celos, como aquellos que ocasionaron su primer divorcio.
Aunque esta vez no se habrían ocasionada en el éxito de Wood, sino en el triángulo amoroso en el que ambos estaban metidos.
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