Por Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ Finalmente y después de un largo período de reflexión, ponderación y dejando el inocuo y oscuro pasado que vivió y lo hicieron vivir en el PLD, el doctor Yomare Polanco se fue del partido en el que militó y en el que también se incubó la más perversa conspiración contra él, siendo candidato a la diputación de ultramar en las cuestionadas y rechazadas elecciones de 2020.
¡Alabado sea!
Quienes simpatizan y los que lo adversan, están alabando y aplaudiendo la adecuada decisión de Polanco, adoptado como diputado del pueblo y la comunidad debido a que su candidatura fue el emblema de un arcoíris de sectores y organizadores que auparon su postulación, y votaron por él, incluyendo a dirigentes de diferentes partidos, donde estuvieron perremeístas.
La rastrera conspiración montada especialmente por el grupo danilista de Nueva York que intentó infructuosamente de imponer a un candidato que a ningún nivel, no es ni la sombra de Polanco, socavó no solo la candidatura más popular y que la única que le garantizaba a los peledeístas lavarse en el honor de ser representados en la Cámara de Diputados, sino también que pisotearon los derechos civiles y constitucionales de miles de votantes que se inclinaron por la propuesta de Polanco.
Al verse perdidos y acorralados, los conspiradores, ahora demandados en la corte federal de Pensilvania, asumieron la actitud del arrebate violento, quemando, robando, desapareciendo y triturando miles de votos para deshacer las evidencias.
No conformes con una conducta típica de los mafiosos, desacataron un dictamen del Tribunal Superior Electoral (TSE) que ordenaba el reconteo, mismo que clavaría la última tachuela en el ataúd de la conspiración.
Prefirieron sacrificar una diputación de lujo, soñada y anhelada por todos para intentar de imponer sus intereses conspirativos, ganándose el odio colectivo.
El consenso generalizado es el de que Yomare, al esperar más de dos años, asumió el masoquismo como respuesta porque la mayoría ansiaba que renunciara inmediatamente se conocieron las pruebas de la conspiración.
¿Qué hacía en un partido que beneficiándose de su amplio prestigio e influencia de liderazgo y el dinero que aportó a la campaña, lo pisoteó desdeñando la prestancia de un ídolo?
Creo que Yomare al esperar más de dos años para irse a lo que lo empujaba el consenso mayoritario, adoptó la postura de la paciencia, la calma, respeto a los protocolos procesales hasta llegar a la histórica decisión de irse.
Era lo menos que podía esperarse y lo que los peledeístas conspiradores, se merecen.
Ni siquiera tuvieron la indecencia de usar la política del látigo y el pastel, fue una conspiración abierta, descarada y proclamada de voz en cuello en sus foros internos y en público.
Se fue Yomare del PLD, ¡alabado sea!