Se llama Recigarum y es el segundo fármaco que el Sistema Nacional de Salud (SNS) financia para las personas que quieran dejar de fumar. Lanzado por el laboratorio internacional Adamed, su principio activo es la citisiniclina, el mismo que el del Todacitán, el primer fármaco que salió al mercado a principios de este año y que también financia Sanidad. Igualmente, este nuevo medicamento cumple con el mismo tratamiento de 25 días, periodo tras el cual el paciente debe haber abandonado de forma definitiva el hábito tabáquico.
“El tabaquismo es la principal causa de muerte. En España, mata a 61.326 personas al año, es decir, unas 1.100 muertes semanales”, apuntó Carlos Andrés Jiménez-Ruiz, especialista en neumología, en la presentación de este nuevo medicamento. El especialista recordó que el 33% de la población española de entre 15 y 64 años era fumadora en 2022, con una alta prevalencia entre los jóvenes.
La citisiniclina (antes llamada citisina), el principio activo de Recigarum, es un alcaloide vegetal que se extrae de los árboles del género Cystitus laburnum. Esta planta se utilizaba para tratar problemas como el estreñimiento, el insomnio, la migraña o la tos. Los soldados de la Segunda Guerra Mundial también consumían estas hojas como sustituto barato del tabaco porque les ayudaba a superar el síndrome de abstinencia. La citisiniclina presenta una estructura similar a la de la nicotina: actúa uniéndose a los mismos receptores, desplazando así a la nicotina e impidiendo que esta ejerza sus efectos.
“Sin duda alguna, citisiniclina viene avalada por las evidencias científicas acumuladas tras más de 30 años de experiencia de uso en otros países”, afirmó Raúl de Simón, coordinador del grupo de trabajo de Tabaquismo en la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), quien comentó que, con el fin de mejorar la adherencia en los pacientes, Recigraum se presenta en un blíster (el envase donde se ubican los comprimidos) calendarizado. “Un sólo envase permite un tratamiento completo”, indicó.
De Simón destacó que el medicamento “es bastante seguro y limpio”, es decir, que no hay riesgo de que se produzcan interacciones con otros medicamentos. Acerca de los efectos adversos, “la mayoría que aparecen con este tipo de fármacos son digestivos, aunque suelen ser leves, transitorios y no son causa de suspensión del tratamiento”, expresó. El más frecuente de ellos son las náuseas.
¿Cómo usar Recigarum?
La toma de Recigarum se va reduciendo conforme vaya avanzando el tratamiento. En concreto, el paciente debe administrarse de la siguiente forma el medicamento:
- Días 1-3: un comprimido cada dos horas (seis en total).
- Días 4-12: un comprimido cada dos horas y media (cinco en total).
- Días 13-16: un comprimido cada tres horas (cuatro comprimidos en total).
- Días 17-20: un comprimido cada cinco horas (tres comprimidos en total).
- Días 21-25: un comprimido o dos al día.
“El paciente debe dejar de fumar al quinto día desde el inicio del tratamiento”, advirtió de Simón. Seguir fumando pasado este plazo podría empeorar las reacciones adversas.
En caso de recaída, ¿se puede volver a usar Recigarum?
No es raro que, tras cumplir con el tratamiento de 25 días, el paciente no haya conseguido dejar de fumar o recaiga. En estos casos, “se debe hacer una pausa de dos o tres meses antes de un nuevo intento”, afirma el miembro de SEMERGEN, aunque avisó de que se trata de un fármaco que Sanidad financia una vez al año.
Para evitar posibles recaídas, Jiménez resaltó que no sólo basta con prescribir, pues “es clave acompañar al paciente en el abandono de consumo de tabaco”. Víctor Manuel Millán Romero, director de Unidad de Negocio Cardiovascular de Adamed Laboratorios, también coincidió en que hay varios agentes implicados en este proceso. El primero es el paciente y el segundo, los profesionales sanitarios. “Una tercera fase son las terapias cognitivas conductuales, fundamentales para que el paciente no vuelva al hábito del tabaco”, agregó.
“Cuando un fumador hace un serio intento por dejar de fumar y no recibe tratamiento adecuado, sus posibilidades de éxito están en torno al 5%-10%. Por el contrario, cuando recibe un apoyo psicológico, acompañado de un tratamiento farmacológico y un seguimiento por parte de un profesional sanitario, sus posibilidades de éxito se multiplican por tres y hasta por cuatro”, explicó Jiménez.