Por JUAN T H
¿Quién será el candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno?
¿Será un hombre o una mujer?
¿Se mantendrá el PRM en el poder o será un partido de oposición el que gane las próximas elecciones?
¿Tiene la oposición política un líder capaz de ganar las elecciones y desplazar al PRM del poder?
¿Quién será el próximo o la próxima presidente de la República Dominicana en el año 2028?
La verdad: no tengo respuestas para ninguna de esas interrogantes. Es muy temprano, falta mucho por ver durante los próximos tres años.
El anuncio temprano del presidente Luis Abinader de que, contrario a sus antecesores, no intentará buscar reelegirse, a pesar de que la Constitución se lo prohíbe, alimentó, igualmente temprano, las ambiciones de compañeros y compañeras de partido para sustituirlo en el cargo.
Hay quienes dicen que Abinader debió esperar un período de por lo menos dos años, que debió mantener las expectativas, generando conjeturas y especulaciones, al estilo de Joaquín Balaguer, quien siempre dejó una nebulosa, una duda, para luego, forzado por las circunstancias, anunciar su intención de presentarse nuevamente como candidato. Ese estilo lo siguieron otros mandatarios, que prometían no intentar la reelección, pero siempre lo hacían, por una razón u otra, aunque no siempre lo lograron, también por una razón u otra: Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina. Este último intentó un golpe de Estado (“blando”), boicotear las elecciones y robárselas para lograr mantenerse en el poder. La división del Partido de la Liberación Dominicana, el acuerdo y la unidad de la mayoría de los partidos y grupos de la oposición, junto a la lucha en las calles del pueblo dominicano, impidieron la trama reeleccionista, permitiendo el ascenso al poder del presidente Luis Abinader y el PRM.
(En la difamación y la injuria cometida contra destacadas figuras del periodismo y la comunicación, como Juan Bolívar Díaz, Huchi Lora, Altagracia Salazar, Edith Febles, Marino Zapete y Mariasela Álvarez, está la retaliación política, la venganza, tanto del PLD como de la Fuerza del Pueblo, dada su participación activa en la organización y el montaje de la “Marcha Verde”, tanto en la Plaza de la Bandera como en el Parque Independencia y en la mayoría de los municipios y provincias de todo el territorio nacional. Tanto el PLD como la FUPU (la misma vaina) no les perdonan a esos y otros comunicadores, periodistas, etc., su participación en la lucha para sacarlos del poder. La clase media, sobre todo la juventud, en sentido general, jugó un papel fundamental para sacar del poder al gobierno corrupto del PLD-FUPU).
De acuerdo con las encuestas, también tempranas, realizadas a lo interno del PRM, pero que se “filtran” en los periódicos, las redes sociales y las “plataformas digitales”, las encabeza el actual ministro de Turismo, David Collado, seguido de la alcaldesa de Santo Domingo y secretaria general del PRM, Carolina Mejía; la vicepresidenta Raquel Peña (que no ha hablado al respecto); Guido Gómez Mazara; Yayo Sanz Lovatón; Wellington Arnaud y Tony Peña, entre otros. (La lista es larga y aumentará conforme pasen los días, los meses y hasta los años).
Nada está definido ni determinado en el PRM ni en el gobierno. Muchas cosas pueden ocurrir en el transcurso de los meses que faltan para la definición final. Como he dicho otras veces: si el presidente Abinader no hace un buen segundo mandato, si su imagen se derrumba en el tiempo que le queda, entonces no habrá futuro. Como he dicho en otras ocasiones: sin un buen gobierno de Luis, no habrá posibilidad de que el PRM continúe en el poder. Sin 2028, no habrá 2032. (Al parecer, los aspirantes a la nominación presidencial no tienen clara esa realidad).
El partido ni el gobierno pueden salir lesionados de una lucha interna. Tendrán que mantener la unidad y la cohesión de sus estructuras orgánicas. No todos pueden ser candidatos ni presidente. El que ganó, ganó. La minoría se subordina a la mayoría; esa es la regla de oro de la democracia.
En el PRM de hoy solo hay un árbitro: Luis Abinader. En sus manos está la unidad del partido y su mantenimiento en el poder más allá de su mandato. Por eso no puede abanderarse, como lo ha hecho Hipólito Mejía con su hija Carolina. Yo haría lo mismo. Claro, Hipólito es un hombre de partido y un expresidente de la República; no hará nada que destruya o lesione la unidad de la organización ni el buen gobierno de Luis Abinader.
Sigo creyendo que es muy temprano para la campaña interna que se está desarrollando en el PRM, que no es tiempo de ordenar encuestas que no sean estrictamente internas y publicarlas en los medios de comunicación, como se está haciendo.
Los errores se pagan caros, tanto en la política como en la vida. Ojalá que el PRM no pague un precio muy alto por iniciar una lucha interna tan desgarradora y a destiempo. Ojalá, igualmente, que la sensatez y el espíritu de cuerpo mantengan unido al partido de gobierno. ¡Ojalá!