Ciudad del Vaticano. – La historia del papado vivió este jueves un giro inesperado con la elección de Robert Francis Prevost como el nuevo Papa León XIV, el primer pontífice estadounidense en los más de dos mil años de historia de la Iglesia Católica. El cardenal, de 69 años, fue proclamado por el protodiácono con la tradicional frase “Habemus papam”, tras recibir los 89 votos necesarios en la cuarta ronda del cónclave.
Prevost, oriundo de Chicago, tiene una larga trayectoria eclesiástica marcada por su labor pastoral en América Latina, especialmente en Chiclayo, Perú, donde fue obispo y misionero durante dos décadas. Su elección ha sido vista como un puente entre las iglesias del norte y del sur, entre la tradición estadounidense y el fervor latinoamericano.
Desde el balcón de la Basílica de San Pedro, el nuevo papa pronunció sus primeras palabras en español e italiano, evitando el inglés, su lengua natal, en un gesto que resaltó su vocación misionera y su identidad multicultural. “Podemos ser una Iglesia misionera, una Iglesia que tiende puentes, siempre abierta a recibir a todos”, afirmó.
Prevost, quien hasta hace poco era prefecto del Dicasterio de los Obispos en el Vaticano, era considerado uno de los hombres de confianza del papa Francisco, y su nombramiento representa una continuidad en el enfoque reformista y sinodal de su predecesor, aunque con un estilo más reservado y menos mediático.
Nacido en el seno de una familia de raíces españolas, francesas e italianas, Robert Francis Prevost fue ordenado sacerdote agustino en 1982. Estudió derecho canónico en Roma y, en sus años en Perú, se destacó por su cercanía a las comunidades más empobrecidas, donde trabajó como párroco, docente y pastor.
A pesar del entusiasmo global por su nombramiento, el nuevo Papa no está exento de controversias. Ha sido criticado por su presunta inacción en casos de abuso clerical tanto en EE.UU. como en Perú, aunque el Vaticano concluyó que no había fundamento para las acusaciones.
Ideológicamente, se le describe como un defensor de una Iglesia sinodal, dialogante y centrada en la misión social, aunque se opone a la ordenación de mujeres y mantiene una postura ambigua sobre temas como el celibato opcional y el matrimonio homosexual.
Su elección también ha sido celebrada en Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump lo felicitó a través de su red Truth Social, calificándolo como un “gran honor para el país”. El nombramiento ha sido percibido como un impulso para el catolicismo estadounidense, que vive un renovado protagonismo político y cultural.
En lo personal, León XIV es descrito por su entorno como un hombre austero, aficionado al tenis, y con un profundo sentido del deber. Su vocación, según él mismo ha dicho, fue inspirada por el ejemplo de su padre, catequista comprometido con la vida comunitaria.
La Iglesia Católica cuenta actualmente con más de 1,400 millones de fieles en todo el mundo, 61.9 millones de ellos en EE.UU., y la llegada de un papa estadounidense abre nuevas expectativas sobre su relación con temas clave como la migración, la justicia social y la educación católica.
La sorpresa fue evidente en parroquias de todo el país norteamericano, que celebraron con alegría la elección de uno de los suyos como jefe de la Iglesia. En la Catedral de Chicago, donde nació, cientos de personas se congregaron espontáneamente para orar y dar gracias.
La elección de León XIV promete marcar un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia Católica, donde la experiencia misionera y el diálogo intercultural podrían jugar un papel central. Su pontificado iniciará en medio de grandes retos, pero también de amplias esperanzas.
Con información de elpais.com
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