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Por JUAN T H

Altice

La termoeléctrica de Punta Catalina ha sido un problema desde que se anunció su construcción, primero en unos terrenos en Azua, luego, inexplicablemente, sin muchas explicaciones, en unos de la familia Vicini en la provincia Peravia, que le fueron comprados no sé si sobrevaluados, después que la planta fue construida. Los ambientalistas advirtieron sobre los daños que causarían las plantas en construcción a la salud de los habitantes de los pueblos aledaños, pero nadie les hizo caso.

El proceso de licitación fue denunciado como fraudulento porque no se le dio ganancia de causa a los que ofertaron precios mucho más económicos, sino a quienes las presentaron muy altas. Posteriormente se denunció sobrevaluación por encima de los mil millones de dólares. Hasta la fecha nadie sabe, a ciencia cierta, cuánto terminó costando “Puta” Catalina; unos dicen que dos mil 500 millones de dólares, otros hablan de más de tres mil millones. (Lo sabremos cuando termine el estudio de costo que realiza una empresa internacional de alto prestigio mundial. Y ojalá haya consecuencias penales contra los que en verdad estafaron al Estado)

El gobierno del PLD habló de vender la planta antes de que fuera inaugurada, a lo que se opuso rabiosamente el actual ministro de Energía y Minas, ingeniero Antonio Almonte y el equipo del Partido Revolucionario Moderno que lo acompañaba. Alegaba, con razón, que no se podía  vender un bien público sin un estudio de costo.

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Muchas voces, que hoy se levantan en contra del gobierno, guardaron silencio ante las denuncias de fraude, estafa, corrupción, daños al medio ambiente, sobrevaluación, y venta a precio vil, al sector privado, etc. Muchos se metieron la lengua donde no le da el Sol. Algunos que incluso trabajaron para el gobierno pasado, cobrando salarios millonarios como empleados, suplidores y asesores, simplemente se callaron, no dijeron ni esta boca es mía. Su silencio fue cómplice de todo lo que ocurría alrededor de “Puta Catalina”. Es la misma  gente que ahora sale protestando, que ahora crítica y maldice, que hace “media tour”, que utiliza las redes sociales para condenar al presidente Luís Abinader por  la creación del fideicomiso público -no privado- alegando que se la entregará a los empresarios.

El “fideicomiso” es una palabra rara, confusa, que la gente común no entiende bien porque no se le explicó bien, permitiendo que los opositores, los tragamonedas cómplices del gobierno pasado crearan una corriente de opinión desfavorable, obligando al presidente Abinader a pedirle al Congreso que detenga la discusión y que envíe el proyecto al Consejo Económico Social (CES) para que todos los sectores den su opinión, lo cual muestra el sentido democrático y plural del mandatario.

En lo personal no tengo porque dudar de la palabra ni de la honestidad del presidente Abinader; al contrario, creo que ha demostrado que su palabra tiene un gran valor, que hace lo que dice, del mismo modo ha probado ser un hombre trabajador y honesto, que no ha llegado al Estado para aumentar su fortuna, como hicieron sus antecesores del PLD junto a sus lacayos, que llegaron en chancleta y salieron en yipeta.

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El presidente Abinader ha dicho en reiteradas ocasiones que Punta Catalina no será vendida, que continuará siendo un bien público, explicando  que la termoeléctrica quedó en un limbo jurídico con la desaparición de la Corporación de Empresas Eléctricas Estatales, obligando a establecer un mecanismo legal que le diera personería jurídica. Punta Catalina es propiedad del Estado y seguirá siendo propiedad del Estado, es decir, del pueblo dominicano, ha dicho el presidente Abinader una y otra vez. Pero no hay más  ciego que el que no quiere ver, ni más sordo que el que no quiere oír. (“Gadejo”)

En lo personal prefiero creerle al presidente, no a los que guardaron silencio ante las sobrevaluaciones y  la corrupción que rodeó todo el proceso de licitación y construcción de “Puta” Catalina. No le puedo creer a los que formaron parte del entramado mafioso que rodeó la obra; a esos que pretenden sacarle provecho político creando confusión y mintiendo para desacreditar y dañar la imagen de Luís Abinader porque le negó la ración del boa, no les puedo creer una palabra.

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