Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ El prestante psicólogo Henry Montero Tapia alertó sobre la creciente preocupación existente por la mala nutrición y su impacto en la salud mental, que es fundamental para cada aspecto del desarrollo de los niños.
Montero, reconocido internacionalmente por sus investigaciones y aporte en la materia, dijo que muchos padres no son conscientes de cómo ciertos alimentos y malos hábitos alimenticios pueden afectar profundamente el bienestar emocional y la función cognitiva de sus hijos. Reveló que investigaciones de las universidades de Harvard en Boston y Columbia en Nueva York, destacan que la dieta de un niño desempeña un papel crucial en su salud mental, influyendo en el estado de ánimo, el comportamiento y las habilidades de aprendizaje.
Explicó que la conexión entre lo que los niños comen y cómo se sienten es cada vez más evidente y es un tema al que los padres deben prestar más atención.
Dijo que hay peligros ocultos en lo que los niños consumen porque muchos alimentos comunes en las dietas infantiles de hoy en día, como aquellos altos en grasas trans, azúcares y colorantes artificiales, han sido vinculados a resultados negativos en la salud mental.
Informó que según estudios publicados en la revista “Harvard Medical School Journal”, las dietas ricas en azúcares refinados y grasas trans están asociadas con un mayor riesgo de ansiedad, depresión y problemas de comportamiento en los niños. “Estos alimentos pueden provocar fluctuaciones en los niveles de azúcar en la sangre, causando cambios de humor, irritabilidad e hiperactividad”.
Indicó el psicólogo que los investigadores de la Universidad de Columbia explican además que los colorantes alimentarios artificiales, que se encuentran en muchos caramelos, refrescos y alimentos procesados, pueden empeorar los síntomas del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Sus estudios muestran que los colorantes artificiales pueden desencadenar comportamientos hiperactivos, impulsividad y dificultad para concentrarse en algunos niños, especialmente aquellos que ya han sido diagnosticados con TDAH.
Advirtió que las grasas trans que se encuentran comúnmente en alimentos fritos, productos horneados y snacks, han demostrado promover la inflamación en el cerebro, lo que puede afectar negativamente la regulación del estado de ánimo y la función cognitiva.
“Los procesos inflamatorios en el cerebro pueden aumentar el riesgo de trastornos de salud mental, como la depresión y la ansiedad, incluso en niños pequeños. Un estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard reveló que los niños que consumen altos niveles de grasas trans son más propensos a exhibir agresividad y problemas de comportamiento”, añadió.
Señala que el consumo excesivo de azúcar, especialmente de azúcares refinados presentes en caramelos, refrescos y postres, provoca rápidos picos y caídas en los niveles de glucosa en la sangre, llevando a “choques de azúcar.
“Estos cambios repentinos pueden causar irritabilidad, ansiedad y cambios de humor. Además, la investigación de la Universidad de Columbia ha vinculado las dietas altas en azúcar con el deterioro de la función cognitiva, la mala memoria y los déficits de atención, afectando directamente el rendimiento académico y las habilidades sociales de un niño”, dijo el psicólogo.
En relación a los colorantes artificiales, como el Rojo 40, Amarillo 5 y Azul 1, detalló que se añaden a muchos alimentos para mejorar su atractivo para los niños y sin embargo, numerosos estudios han encontrado que estos tintes sintéticos pueden contribuir a la hiperactividad y problemas de comportamiento.
“La Unión Europea ya ha exigido etiquetas de advertencia en los alimentos que contienen ciertos colorantes artificiales debido a su potencial impacto en el comportamiento de los niños, instando a los padres a tener precaución con estos aditivos”, agrega Montero Tapia.
“La buena noticia es que los padres pueden tomar varias medidas para mejorar la dieta de sus hijos y a su vez, su salud mental”, dijo ofreciendo algunos consejos prácticos para ayudar a guiar mejores hábitos alimenticios.
Entre los conejos figuran enfocarse en alimentos integrales, fomentar una dieta rica en alimentos integrales como frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras (como pollo, pescado, frijoles y legumbres) y grasas saludables como aguacates, nueces y aceite de oliva. Estos alimentos proporcionan los nutrientes esenciales que apoyan el desarrollo y la función cerebral.
También reducir el consumo de golosinas y bebidas azucaradas y en su lugar, ofrecer alternativas naturales como fruta fresca, yogur o agua con rodajas de fruta, mantener los dulces como artículos ocasionales en lugar de diarios puede ayudar a estabilizar el estado de ánimo y los niveles de energía.
Además sugiere evitar grasas trans y alimentos procesados, revisar las etiquetas de los alimentos y evitar los productos que contengan aceites hidrogenados o parcialmente hidrogenados que indican la presencia de grasas trans, optar por alimentos horneados, a la parrilla o al vapor y reemplazar los snacks poco saludables con opciones de nueces, semillas o granos enteros.
Dijo que también hay que tener cuidado con los aditivos artificiales, limitar o eliminar los alimentos que contengan colorantes, sabores y conservantes artificiales, buscar alternativas naturales y orgánicas, y leer cuidadosamente las etiquetas para identificar y evitar estas sustancias.
De igual modo, fomentar comidas y snacks regulares para mantener niveles estables de azúcar en la sangre durante todo el día. El desayuno debe ser rico en nutrientes, incluyendo proteínas y carbohidratos complejos para alimentar el cerebro y el cuerpo.
Destacó involucrar a los niños en la escogencia de los alimentos, planificación y preparación de comidas para ayudarles a aprender sobre la nutrición y tomar decisiones alimenticias más saludables, discutir los beneficios de diferentes alimentos y alentarlos a probar nuevas opciones saludables.
Subrayó que para ayudar a mejorar la salud mental de los niños se debe considerar evitar o limitar los siguientes alimentos altos en grasas trans, comidas fritas, productos horneados, margarina y snacks procesados, alimentos y bebidas azucaradas entre estas, caramelos, refrescos, cereales azucarados y postres con altos niveles de azúcares refinados, colorantes y conservantes artificiales como alimentos con Rojo 40, Amarillo 5, Azul 1 y otros aditivos sintéticos.
Montero Tapia exhortó a rechazar alimentos altamente procesados como las comidas preparadas, comida rápida y otros artículos altamente procesados que a menudo contienen grasas no saludables, azúcares y aditivos.
“Aunque ningún alimento por sí solo es la causa o la cura de los problemas de salud mental, la creciente evidencia de instituciones como Harvard y la Universidad de Columbia sugiere que lo que comen los niños afecta significativamente su bienestar mental y emocional”, puntualizó el especialista.
“Al fomentar hábitos alimenticios saludables y hacer elecciones alimenticias conscientes, los padres pueden desempeñar un papel crucial en el apoyo a la salud mental y el desarrollo general de sus hijos. Los padres deben considerar consultar con pediatras o nutricionistas para crear un plan de dieta balanceada adaptado a las necesidades específicas de su hijo, ayudando a establecer una base sólida tanto para la salud física como mental que puede durar toda la vida”, expuso.
“Al comprender y actuar sobre la conexión entre la nutrición y la salud mental, podemos dar a nuestros hijos el mejor comienzo para llevar vidas felices, saludables y equilibradas”, añadió.