Seis semanas después de su llegada a Haití, la policía de Kenia enfrenta una creciente presión para cumplir con su promesa de restaurar el orden y controlar las brutales pandillas que asolan el país caribeño. El primer contingente de 200 agentes de élite desembarcó en Puerto Príncipe el 25 de junio, seguido por otro grupo tres semanas después, ambos recibidos con expectativas altas por parte de los haitianos y el gobierno local.
La bienvenida inicialmente cálida para los agentes kenianos, que incluyó saludos en creole en las redes sociales y el apoyo visible de la comunidad y líderes gubernamentales, ha dado paso a la frustración y desilusión. Los haitianos expresan impaciencia ante la falta de acción decisiva contra las pandillas y sus líderes bien conocidos.
Frustración Creciente
A pesar de las patrullas conjuntas en las calles de Puerto Príncipe y enfrentamientos armados con pandilleros, muchos ciudadanos critican a la fuerza keniana por su lentitud en establecer un control efectivo, especialmente en los suburbios del suroeste y noreste de la capital. Las pandillas parecen haber reforzado su control, atacando infraestructuras clave y fortaleciendo su presencia en áreas críticas.
Los medios locales y las redes sociales reflejan esta creciente desilusión, con comentarios que acusan a los agentes de “teatralidad” y de actuar como “turistas”. La demanda es clara: acciones concretas y resultados tangibles, no solo presencia.
Desafíos en la Operación
El desafío se complica aún más con las tácticas de intimidación de los líderes pandilleros, que no han tardado en responder con provocaciones visibles. Videos de líderes pandilleros desafiando abiertamente la presencia keniana circulan ampliamente, exacerbando la tensión y el desafío a la autoridad establecida.
Respuesta de las Autoridades
Ante el escrutinio público, el jefe de la policía haitiana, Rameau Normil, y el comandante de la fuerza keniana, Godfrey Otunge, intentan contrarrestar la narrativa negativa. Anunciaron que más de 100 pandilleros han sido eliminados desde la declaración del estado de emergencia en las áreas más afectadas, una medida que busca restaurar algo de confianza en la operación.
Sin embargo, la eficacia de la misión sigue siendo cuestionada, y el primer ministro interino de Haití, Garry Conille, admite que, aunque necesaria, la ayuda está llegando con demasiada lentitud. Rechaza las críticas al enfoque de los kenianos, destacando el respeto por las leyes locales y la colaboración con la policía haitiana.
Perspectivas
A medida que la misión continúa, la comunidad internacional y los haitianos observan con cautela, esperando que la intervención no solo cambie la narrativa en redes sociales, sino que traduzca en una paz duradera y recuperación para un Haití asediado por la violencia y la inestabilidad.
Con datos de Harold Isaac, desde Puerto Príncipe, y Pascal Fletcher, desde Miami
Título del autor, BBC Monitoring