El gobierno del presidente Joe Biden ha iniciado oficialmente un proceso para reclasificar el cannabis como una sustancia menos peligrosa, marcando un punto de inflexión esperado en la despenalización de la marihuana en Estados Unidos y el desarrollo de su industria.
El Departamento de Justicia ha propuesto retirar el cannabis de la categoría 1, que incluye sustancias consideradas federalmente como altamente adictivas y sin uso médico legal, como la heroína, el LSD y el éxtasis. La propuesta es mover el cannabis a la categoría 3, que abarca sustancias con un riesgo de dependencia moderado a bajo, similar a algunas drogas basadas en la codeína.
La propuesta será evaluada por la Administración de Control de Drogas (DEA). Este movimiento no es sorpresivo, ya que la información inicial se filtró a finales de abril.
El uso recreativo y médico del cannabis es legal en 24 estados de Estados Unidos, y en varios otros está autorizado solo con fines terapéuticos. Sin embargo, al estar clasificado como una de las sustancias más adictivas, la posesión o venta de cannabis sigue siendo un delito federal.
Aunque esta reclasificación no implica una legalización total, probablemente reduciría el número de arrestos, especialmente entre minorías. “Nadie debería estar en la cárcel sólo por consumir o poseer marihuana, y punto”, dijo Biden en un video publicado este jueves.
Además, este cambio permitiría a las empresas que cultivan y comercializan cannabis deducir sus gastos operativos de su base imponible, lo cual está actualmente prohibido, mejorando significativamente su modelo de negocio.
En 1970, bajo la influencia del presidente Richard Nixon, el Congreso estadounidense votó a favor de clasificar el cannabis como una de las sustancias más adictivas, en el marco de una “guerra sin cuartel a las drogas ilegales”.