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La línea que separa al ser humano de los demás miembros del mundo animal es la posesión de la razón. Se supone que siendo el hombre un ser racional, todos los actos conductuales que emanan de él debieran estar basados en la razón y la lógica.

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Pero vemos con asombro cómo algunos políticos parecen que lindan más, en sus acciones, con el estado de irracionalidad animal que con el uso de la inteligencia racional. Es más, muchos animales demuestran una inteligencia natural que los impulsan a olfatear el peligro, reaccionando ante la amenaza para preservar su vida, por simple instinto de conservación.

Es decir, que ni siquiera los animales irracionales tienen una vocación suicida, pues ante todo, buscan la manera de ponerse a salvo frente a sus depredadores.

De un líder político, máxime si es un presidente, se espera un accionar más inteligente que el común de la gente, pues maneja información privilegiada para tomar decisiones acertadas, sabe siempre quien está arriba en la preferencia electoral y quien está abajo, quién puede ganar y quién puede perder.

Es el caso del presidente Medina, quien está más enterado que todo el mundo sobre las limitaciones de su penco, sabe mejor que nadie que el contexto y la situación de crisis que estamos viviendo requieren otro tipo de liderazgo, porque no es capaz de manejar ni la idea más elemental.

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Entonces, ¿cómo entender la conducta del presidente Medina? ¿Cómo explicar el empecinamiento de nadar contra la corriente, aunque vea próximo su ahogamiento? ¿Por qué apuesta todavía a una causa perdida, a un ‘caballo’ que no corre ni despega? ¿Cuáles pensamientos obnubilan su mente y su razón para no dejarle ver claro que camina hacia el abismo político?

El presidente debe ser consciente, de que al obstinarse en que Leonel Fernández no fuera el candidato del PLD, él mismo se estaba disparando un tiro en el pie. Porque ahora su futuro es incierto y su suerte está llena de interrogantes.

Pero si no le importaba su destino personal, por lo menos debiera importarle la suerte de las bases del PLD, a quienes le esperan momentos muy difíciles de ganar un candidato distinto a Leonel. Y esa gente humilde y marginada del PLD se está dando cuenta de que el candidato del gobierno no gana en ningún escenario, ni en primera ni en segunda vuelta.

Y que todo se trata de una tozudez política y un ego personal que antepone sus intereses a los de los peledeístas de abajo, a quienes buscan tirarlos a la fosa de los leones.

Todo parece indicar que el jefe de estado, y la élite política de la facción restante del PLD, no está pensando en su militancia, sino más bien en ellos mismos.

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Leonel Fernández, es sin lugar a dudas, el gran garante de que esas bases no sean humilladas, avergonzadas y barridas del tren de la administración pública después del 16 de agosto. Leonel es su seguridad y su garantía de que no perderán sus empleos, y mejor aún, con Leonel tienen la oportunidad de ser promovidas, dignificadas y consideradas en un nivel superior al que ostentan al día de hoy.

Es por todo eso, que la las bases del PLD debe reencontrarse en las urnas electorales con su líder real, Leonel Fernández. No en la segunda, sino en la primera vuelta a fin de sesgar el riesgo de que una hecatombe suceda en primera vuelta.

Ese reencuentro debe hacerse en el corazón de cada militante del PLD ahora, en la interioridad de su mente, de su corazón y de sus pensamientos, donde los hilos de la maldad danilista no llegan.

Instamos a esas bases que no están comprometidas con todos los desmanes de este gobierno, a hacer esa alianza secreta en su corazón con Fernández, el hombre que representa la verdadera materialización del verdadero cambio de rumbo que ansía el pueblo dominicano.

Por Pascual Ramírez

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