Roberto Valenzuela
Fue una pelea entre los dos dictadores para ver cuál tenía más títulos rimbombantes (ridículos, digo yo). Sucedió que el escritor Sergio Ramírez publicó una crónica sobre una cumbre de dictadores en Panamá en 1956. Participaron los gobernantes democráticos Dwight David Eisenhower (USA) y Pepe Figueres de Costa Rica.
Se enfatiza que Figueres, famoso por ser demócrata-progresista, le negó el saludo a Somoza, lo dejó con la mano extendida.
Ramírez narra que “era un verdadero zoológico”: el generalísimo Trujillo de la República Dominicana, el general Somoza de Nicaragua, el general Batista de Cuba, el general Pérez Jiménez de Venezuela, el general Rojas Pinilla de Colombia, el coronel Castillo Armas de Guatemala. Todos llegados al poder por golpes de Estado. Todos llegados al poder con el apoyo de USA.
Todos con títulos rimbombantes. Los que más llamaron la atención de Ramírez fueron los de Somoza y Trujillo. Somoza era el Arquitecto de la Democracia, el Gran Pacificador de Nicaragua, el Adalid del Progreso, el 30 de mayo pasó a ser el Día de las Madres, porque era el cumpleaños de su suegra, Casimira Debayle, y el 27 de mayo el Día del Ejército, porque era el natalicio de su esposa, Salvadora Debayle. Su hijo Anastasio, el último de la dinastía, era el Huracán de la Paz.
La capital de la República Dominicana se llamaba Ciudad Trujillo, y entre su extensa lista de títulos se contaban los de Padre de la Patria Nueva, Genio de la Paz, Campeón Invicto del Pueblo, y Protector de Todos los Obreros. Era obligatorio estudiar su pensamiento en cátedras universitarias e institutos de investigación. Fuente: Listín Diario