Cómo el estilo de gasto de una pareja puede afectar su matrimonio y finanzas
La composición financiera de una pareja es clave para determinar si un matrimonio tendrá una vida económica sana o enfrentará constantes conflictos. Muchas discusiones intramaritales tienen su origen en el dinero, aunque a veces se disfrazan bajo otros motivos. A continuación, analizo las principales combinaciones de estilos de gasto, sus comportamientos habituales y ofrezco sugerencias para construir un futuro financiero estable y armonioso.
Los tres perfiles financieros en pareja
Podemos clasificar a las personas en tres tipos según su manejo del dinero: los ahorrativos, quienes guardan parte de sus ingresos; los derrochadores, que gastan más de lo que reciben; y los no previsores, que ni ahorran ni gastan en exceso, pero tampoco planifican.
Pareja Derrochadora – Ahorrativo: el reto del equilibrio
Esta combinación suele comenzar bien, aunque con el tiempo la mujer puede percibir a su marido como tacaño. Él, por su parte, intenta mantener su hábito de ahorro, que en el noviazgo había dejado de lado para no parecer poco espléndido. Aquí, la clave está en que ambos compartan planes financieros a largo plazo.
Una solución práctica es que la mujer asuma el rol de administradora del hogar, destinando una cantidad fija mensual para manejar. Las mujeres suelen tener una gran capacidad natural para administrar recursos, aunque muchas veces esta habilidad se pierde debido a enseñanzas centradas en el gasto. Aprovechar esta fortaleza puede fortalecer la economía familiar.
Pareja Ahorrativa – Derrochador: camino a la crisis financiera
Esta combinación es una de las más conflictivas y puede conducir al divorcio. La mujer, como administradora natural, suele guardar parte de los ingresos para tiempos difíciles, mientras el hombre derrochador mantiene gastos elevados y difíciles de sostener. La inseguridad financiera crece y, si el hombre no aprende a controlar sus gastos, la mujer podría tomar el control total del dinero o incluso considerar la separación.
Pareja Derrochadora – Derrochador: felicidad efímera y riesgo de deudas
Este tipo de pareja disfruta de una vida llena de gastos y placeres desde el noviazgo, alcanzando su punto máximo de felicidad en los primeros años del matrimonio. Sin embargo, con el tiempo, la llegada de los hijos y las responsabilidades cambian su comportamiento.
La falta de previsión financiera los conduce a deudas crecientes. Por lo general, la mujer es la primera en volverse más cautelosa, mientras el hombre, como proveedor, confía en mantener ingresos constantes. Para evitar esta trampa, es fundamental elevar la autoestima financiera y establecer objetivos claros, tal como explico en mi libro Arco Iris Financiero.
Pareja No previsora – No previsor: la trampa de la ausencia de ahorro
Este grupo representa una gran parte de la población que vive “al día”. No desperdician, pero tampoco ahorran para el futuro. Suelen evitar endeudarse y mantienen una buena imagen crediticia, lo que les permite adquirir bienes como autos o viajes.
El problema surge al llegar la jubilación, cuando la falta de ahorro previo se traduce en una drástica caída en la calidad de vida, fenómeno que llamo Pobreza Senil. La pensión no alcanza para cubrir necesidades básicas como medicina y alojamiento.
Por eso, es imprescindible comenzar a ahorrar a tiempo y transformar esos ahorros en inversiones que complementen la pensión, garantizando un retiro digno, como detallo en mi libro.
Conclusión y próximas entregas
Entender el estilo de gasto de cada miembro de la pareja y trabajar en conjunto es la base para evitar conflictos y construir un futuro financiero sólido. En próximas entregas seguiré profundizando en estrategias para mejorar la economía familiar y fortalecer las relaciones.
Frase de la semana
“La falta de dinero no separa parejas; las deudas sí.”
Hasta la próxima entrega.

