Las pandillas de Haití, que controlan la mayor parte de la capital, Puerto Príncipe, utilizan la agresión sexual para aterrorizar a la población y consolidar su poder territorial, alertó la ONU en un informe.
Más de media docena de bandas armadas libran guerras territoriales en este país caribeño, pero los enfrentamientos en la capital son particularmente intensos, lo que hace que los desplazamientos sean peligrosos y que los hospitales apenas funcionen.
«Las pandillas usan la violencia sexual para infundir miedo y el número de casos aumenta cada día de manera alarmante», dijo Nada Al-Nashif, alta comisionada interina de la ONU para los derechos humanos.
El informe menciona violaciones colectivas de niños de hasta 10 años y ancianas, a menudo ante miembros de la familia horrorizados.
Las bandas armadas utilizan las violaciones para «castigar, subyugar e infligir dolor» a los haitianos y como herramienta coercitiva para forzar la cooperación, apunta el texto.
En el último año, «la violencia de las pandillas se ha disparado fuera de control» en las ciudades de Haití, dice el informe, y señala que el 60% de Puerto Príncipe puede estar ahora bajo territorio controlado por pandillas, lo que representa al menos 1,5 millones de personas.
El informe, emitido por la oficina de la ONU en Haití y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, dijo que algunas víctimas son secuestradas y sometidas a agresiones «durante varios días o semanas».
Los ataques son para castigar a los haitianos por vivir o atravesar áreas bajo el control de bandas rivales o para presionar a las familias de las víctimas para que paguen un rescate.
A veces, las agresiones se graban y se envían videos a las familias para presionarlas a pagar, dijo.
Solo en una semana de julio, bandas armadas rivales agredieron sexualmente a 52 mujeres y niñas en el distrito capitalino de Cité Soleil, según el informe.
En un caso, una mujer embarazada de 25 años, Rose, fue golpeada y violada por tres hombres enmascarados fuertemente armados en presencia de sus hijos.
Casi todas esas agresiones sexuales quedan impunes, agregó el informe, en parte debido a la inseguridad reinante.
La violencia de las pandillas disminuyó en Haití entre 2004 y 2017, cuando las fuerzas de paz de la ONU estaban en el país, pero ha aumentado desde entonces.
Las pandillas luchan entre sí y oprimen a la población con armas cada vez más sofisticadas, incluidos rifles de francotirador de grado militar, ametralladoras y pistolas semiautomáticas, según el informe.
En el documento se llama a los organismos de la ONU, grupos de la sociedad civil y otros a ayudar a Haití a reforzar sus sistemas policial, de salud y judicial para luchar contra la impunidad.
Sin ello, destaca, la ola de violaciones «corre el riesgo de destrozar aún más un tejido social ya profundamente frágil (…) y puede socavar las perspectivas de (…) una estabilidad duradera».
Fuente: AFP