Los padres de los dos niños dominicanos, Mia, de 13 y Christian de 5, que se salvaron de morir a balazos el jueves de la semana pasada cuando un pandillero disparó varias rondas hiriendo a un rival en El Bronx, dijeron ayer lunes que sus hijos están muy traumatizados por el incidente.
El papá que se identificó como Christian y la madre como Diana hablaron por primera vez en una conferencia de prensa inusual celebrada en una suite del estadio de los Yankees de cuyo equipo el niño es fanático y con el apoyo de la Organización de las Grandes Ligas de Béisbol (MLB), agradeciendo el respaldo de la comunidad y a Dios, por permitir que los menores sobrevivieran.
Ambos pidieron a los medios no publicar sus apellidos.
En el video de seguridad divulgado por la policía, se ve a un hombre con suéter rojo cuando se abalanza sobre los niños, los cubre y se tira al asfalto con ellos para evitar que fueran alcanzados por una de las balas.
El padre dijo en la conferencia que ambos niños no pueden dormir, duplicando el terrible momento que vivieron, además de los golpes que recibieron por las caídas mientras escapaban de los plomos.
El niño llegó ante los reporteros con una gorra de los Yankees y un bate con el logo de la novena que tiene sede en El Bronx.
Previo a la conferencia, el candidato a alcalde Eric Adams, el presidente del condado de El Bronx, Rubén Díaz Junior (Rubencito) y el concejal dominicano en el distrito 10 del Alto Manhattan, se pronunciaron contra la violencia armada dando su apoyo a la familia de los niños.
Adams, dispuso de $2,000 dólares de los fondos de su campaña para aumentar la recompensa de $3,500 de la policía para capturar al pandillero tirador.
Las balas volaron a centímetros de los niños y el hombre que los protegió.
Desde el lunes, el padre siempre acompaña al niño donde quiera que vaya.
“Los niños tienen un montón de moretones”, dijo. “Mi hija no puede mover el brazo. Mi hijo tiene moretones por todas partes. Está traumatizado, no puede dormir. Cuando escucha un ruido, se pone nervioso”, relató el papá.
El pandillero disparó cerca del edificio donde vive la familia en la avenida Sheridan a las 6:45 de la tarde el jueves pasado.
El pandillero, vestido de negro y enmascarado dejó herido con un balazo en la espalda y otros en cada pierna a su objetivo de 24 años.
Tratando de escapar del ataque el herido corrió y derribó a los dos niños.
“Lo que me pasó a mí, que mis hijos están vivos gracias a un milagro, gracias a Dios, le podría pasar a cualquier otro niño, a cualquier otro padre o madre esta situación”, agregó el progenitor.
“Lo vi todo en vivo desde mi ventana”, señaló hablando en español mientras agarraba al menor. “Los niños fueron a la bodega a comprar dulces y cuando la niña se iba, escuchó tres disparos. Corrió tras su hermano pequeño y fue a buscar seguridad a la bodega”.
También lamentó el aumento de los tiroteos en los cinco condados este año. “Por favor, detengan esta ola de delincuencia en nuestras calles”. “Es un milagro que mis hijos estén vivos. Gracias a Dios, pero le podría pasar a cualquier otro niño o padre”.
La madre anexó que sus dos hijos quedaron marcados para siempre por el incidente, diciendo que viven en un apartamento en el primer piso.
“El niño duerme encima de mí, la niña duerme a mi lado. Ni siquiera puedo ir al baño. Ellos solo dicen papi, papi, papi”, expresó la mamá.
Diana, dijo que el tirador pisoteó a los niños.
“Estaban volviendo a casa, la persona corrió y chocó contra los niños y aunque cayeron al suelo, siguió disparando”, añadió.
Su padre, mientras tanto, observó cómo su hija agarraba valientemente a su hermano pequeño para protegerlo.
Christian y Diana dijeron que también querían dejar en claro que sus hijos no tenían nada que ver con las personas involucradas en el tiroteo.
“Somos una familia honesta y trabajadora”, dijo el padre.
Por Miguel Cruz Tejada