El obispo de la Diócesis de La Vega, monseñor Héctor Rafael Rodríguez, afirmó que es esperanzador la implementación de políticas públicas por parte del Gobierno del presidente Luis Abinader, tendentes a solucionar los problemas prioritarios que demanda la población, empezando con la economía, la salud pública, viviendas, la violencia intrafamiliar y la seguridad ciudadana.
“Estas acciones generan credibilidad y confianza de la ciudadanía hacia sus gobernantes”, subrayó el prelado.
Consideró como una de las señales positivas la profilaxis iniciada en la cárcel de La Victoria y que espera se extienda a los demás recintos carcelarios “donde están operando organizaciones delictivas”.
De igual manera, la responsabilidad asumida por los funcionarios, por intermedio de la cartilla que les presentó la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental, que les exigió honestidad, transparencia e integridad cuando prestaron juramento.
Asimismo, la intención de colocar en la Junta Central Electoral y la Cámara de Cuentas “funcionarios que no tienen vínculos ni intereses comunes con las personas e instituciones que deban arbitrar”.
Monseñor Héctor Rafael Rodríguez estimó que dañino que los partidos políticos “continúen repartiéndose las posiciones de instituciones sensibles, que deben ser incomprensibles por su naturaleza y que deben garantizar la tan anhelada paz social”.
El prelado invitó a las autoridades a hacer todo lo posible por cerrar “la odiosa brecha de la desigualdad social, que provoca que los pobres tengan pocas oportunidades de gestionar de manera autónoma su propio desarrollo”.
“Pienso que con un sostenido apoyo gubernamental y una buena capacitación a los beneficiados los pobres saldrán de la pobreza, a través de sus propias iniciativas, porque los pobres no son pordioseros”, indicó al pronunciar la homilía con motivo de conmemorarse la fiesta de Nuestra Señora de las Mercedes, la patrona del pueblo dominicano, donde asistió el presidente Luis Abinader, la vicepresidenta Raquel Peña y otros funcionarios.
Monseñor Rodríguez se manifestó en desacuerdo con que se continuó asistiendo a los pobres “con simples dádivas y planos asistenciales”, en el entendido de que tal cosa sirve para fomentar el parasitismo social.
“Eso hay que irlo reduciendo poquito a poquito, porque el pobre debe y puede ser agente de su propio desarrollo”, insistió monseñor Héctor Rafael Rodríguez.
Por José Alfredo Espinal