VISIÓN GLOBAL
Por Nelson Encarnación
La forma sorpresiva como la doctora Margarita Cedeño quedó en un relegado tercer lugar en las primarias disfrazadas del Partido de la Liberación Dominicana el pasado mes de octubre tiene una lectura que sirve para abordar un tema pasado y uno eventual de cara a las elecciones del próximo año.
Es probable que a algunos les resultaría inexplicable que hablemos de esa contienda interna en el PLD, cuando ese evento proselitista sucedió hace ya cuatro meses.
Sin embargo, es necesario hacerlo para contextualizar las dos situaciones que vamos a referir, la una ocurrida antes de los comicios de 2020, y la que se baraja para 2024.
Pero antes, es preciso aludir a lo acontecido con la doctora Cedeño en octubre, cuando ella, sus seguidores y los analistas quedaron sorprendidos con el resultado final que dio a Francisco Domínguez Brito un segundo lugar que ni él mismo se esperaba.
Margarita fue víctima de la consuetudinaria condición de ladino que ha caracterizado la conducta política de Danilo Medina, la cual se manifiesta en hacer creer una cosa por delante mientras por detrás apuñala a los confiados.
El expresidente Medina y sus seguidores más íntimos son maestros en eso de “bajar línea”, justamente lo que se hizo contra la ingenua Margarita que le creyó un respaldo mentiroso.
Fue la misma bajada de línea que victimizó a Roberto Salcedo en 2016 y a Domingo Contreras en 2020, favoreciendo de manera subterránea a David Collado y a Carolina Mejía para la Alcaldía del Distrito Nacional.
Y es aquí donde encaja el título de esta entrega. La comunidad política recordará la atmósfera cargada que vivió el PLD previo al desenlace de 2019, cuando el entonces presidente Medina (el Simulador de Arroyo Cano), alentaba a sus huestes con la intención de repostularse contra viento y marea.
Él nunca lo dijo públicamente, pero el expresidente Leonel Fernández recibió su propuesta para que ninguno se presentara en procura de la candidatura, y que, en cambio, dejaran el camino libre a una tercera opción.
Allí surgió el famoso, y malicioso, “ni tú, ni yo”, una treta para que ambos facilitaran el camino a Margarita, lo cual no cuajó en parte porque Leonel aprendió—aunque tarde y a fuerza de golpes—a conocer a Danilo.
Ese “ni tú, ni yo”, era en realidad un “ni tú, ni yo, ni ella”, pues de haberse concretado la selección de Cedeño, es casi seguro que Danilo le habría metido los pies.
Sucedería igual si bien Leonel como el presidente Luis Abinader caen en la trampa de creer en quien suele traicionar. En cualquier dirección que adopte, él jugará a favorecer la vía contraria.