Bartolo García
Netflix ha detonado uno de los mayores movimientos empresariales en la historia del entretenimiento tras anunciar la compra de Warner Bros. Discovery por USD 82.700 millones, una operación que no solo redefine su modelo de negocio, sino que reconfigura por completo el mapa global de la industria audiovisual. El acuerdo incluye los legendarios estudios Warner Bros., HBO, HBO Max y un catálogo que abarca desde Ciudadano Kane hasta las más recientes producciones de la plataforma.
La transacción —que combina 72.000 millones de valor de capital más el paquete de deuda existente— representa la mayor inversión jamás realizada por Netflix, superando todas sus adquisiciones anteriores y afianzando su ambición de convertirse en el conglomerado de entretenimiento más grande del mundo.
Este pacto histórico se concretará tras la escisión de la división Global Networks de Warner Bros. Discovery, que pasará a operar como una compañía independiente llamada Discovery Global. Una vez completada esta separación, la adquisición será formalizada en el tercer trimestre de 2026, según las proyecciones oficiales.
La magnitud del acuerdo supone un salto sin precedentes para Netflix, que hasta ahora se había mantenido como una plataforma de streaming sin un estudio cinematográfico tradicional. Al integrar el archivo, las propiedades intelectuales y las operaciones globales de Warner Bros., la empresa tendrá acceso directo a uno de los catálogos más poderosos del planeta.

El impacto es gigantesco: Netflix absorberá contenidos icónicos como Harry Potter, Matrix, El Señor de los Anillos, Friends, todo el universo DC y la biblioteca completa de HBO, incluyendo series como Game of Thrones, The Last of Us, Succession y True Detective. La unión también le permitirá reforzar su capacidad de producción y ampliará su alcance en salas de cine.
La compra también revive el debate sobre la turbulenta historia de Warner. La compañía, pese a su enorme peso cultural, ha cambiado de manos varias veces. En los años 2000 fue adquirida por AOL en una operación de USD 165.000 millones, considerada uno de los errores más costosos de la era .com. Luego, en 2018, AT&T pagó 85.000 millones por Time Warner, un negocio que resultó en pérdidas significativas.
En 2022, AT&T se desprendió de Warner para fusionarla con Discovery, dando origen a Warner Bros. Discovery, la empresa que ahora pasará a manos de Netflix. Esta inestabilidad corporativa marcó una década de reestructuraciones internas, cancelaciones y cambios drásticos en la estrategia de contenidos.
Aunque ambas partes confirmaron el acuerdo, el proceso enfrentará un fuerte escrutinio regulatorio. Dada la magnitud global de Netflix, las autoridades antimonopolio de Estados Unidos y la Unión Europea deberán evaluar si la fusión crea riesgos de concentración excesiva en la industria del streaming y el entretenimiento.
Consciente de los posibles obstáculos, Netflix incluyó una garantía de USD 5.000 millones que se pagará a Warner Bros. Discovery en caso de que la operación sea vetada por los reguladores. Se trata de una señal del alto nivel de compromiso con el cierre del acuerdo, aunque expertos coinciden en que el proceso será largo y complejo.
De materializarse, la compra consolidaría a Netflix como líder absoluto del sector, con un catálogo que cubriría más de un siglo de historia del cine y la televisión, además de absorber a HBO, históricamente su competidor más prestigioso en narrativa de alta calidad.
Para Warner Bros. Discovery, la venta representa un cierre abrupto de años de dificultades financieras, deuda acumulada y desafíos operativos. La empresa veía cada vez más limitada su capacidad para competir en un mercado dominado por gigantes tecnológicos.
David Zaslav, presidente y CEO de Warner Bros. Discovery, expresó que esta fusión combina fortalezas complementarias y permitirá que las grandes historias alcancen audiencias inéditas. “El anuncio de hoy une a dos de las mayores empresas de narración del mundo para llevar a más personas el entretenimiento que más disfrutan ver”, afirmó.
La operación marca un hito indudable en la historia del entretenimiento y plantea nuevas preguntas sobre el futuro del streaming, las salas de cine, el control de propiedades intelectuales y la competencia global. Con este movimiento, Netflix no solo compra un estudio: adquiere el peso cultural de Hollywood.
Mientras los reguladores evalúan la operación, expertos anticipan que este acuerdo podría convertirse en el punto de inflexión más significativo para la industria desde la irrupción del streaming hace más de una década.

