Arrastrada por la pérdida de suscripciones -unos 200.000 solo entre enero y marzo de este año-, la plataforma busca nuevas fórmulas para atraer clientes e ingresos.
El gigante que basó toda su estrategia en las suscripciones para ver cine y series en streaming y sin anuncios, acaba de aliarse con Microsoft para ofrecer un nuevo plan más económico pero con publicidad. La empresa que fundó Bill Gates ha sido seleccionada como socio global de ventas y tecnología publicitaria.
El nuevo plan, del que aún no ha revelado cuánto costará, no sustituirá a los que ya existen sin anuncios, sino que se ofrecerá como una opción más. Los clientes podrán decidir así entre pagar menos, pero con pausas para publicidad, o mantener la suscripción de siempre, cuyo precio, por el momento, la empresa no ha anunciado que vaya a cambiar. El plan podría estar listo a finales de año.
Aupada por los confinamientos
La compañía, que empezó enviando por correo postal películas y series en DVD a sus suscriptores a finales de los años 90, no había dejado de crecer en la última década. Los confinamientos por la pandemia de coronavirus dieron un tremendo empujó a la plataforma, cuando millones de personas encerradas en sus casas decidieron matar el aburrimiento sentados en pijama delante de la televisión, principalmente con Netflix en sus pantallas.
“Netflix y mantita” o “atracón de Netflix” han pasado a ser expresiones comunes en el léxico popular.
Teniendo en cuenta estas curvas, los analistas pronosticaban que la plataforma ganaría 2,5 millones de suscripciones a principios de este año. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. La empresa perdió 200.000 clientes, y se espera que entre abril y junio pierda otros 2 millones. Poco después de anunciar estos números, la compañía perdió US$ 50.000 millones en valor de mercado, la primera caída desde octubre de 2011.
La competencia en el mundo de las plataformas de streaming se ha vuelto feroz, y Netflix tiene ahora que repartirse el pastel con otras como Amazon Prime, Disney+, HBO Max o Apple TV. A todo esto hay que sumar los 700.000 suscriptores que perdió al cerrar su servicio en Rusia por la guerra en Ucrania y, según aseguran desde la plataforma, los usuarios comparten las contraseñas, lo que se traduce en menos ingresos.
Además, “el aumento del coste de la vida ha hecho que muchos hogares se aprieten los cinturones y se planteen cancelar su suscripción de Netflix para ahorrar. Esto ha asustado a los inversores”, afirma James Clayton, reportero de tecnología en Norteamérica de la BBC.
El cambio de rumbo de la plataforma también muestra que “los anuncios, eso que las empresas de streaming de alta gama consideraban algo pasado de moda hace tan solo unos años, sigue vivito y coleando”, opina Clayton.
¿Primera consecuencia? El mes pasado anunció el despido de 300 empleados. ¿Segunda? Anuncios para conseguir nuevas fuentes de financiación.
“Aún es pronto y tenemos mucho que resolver”, ha señalado el director de operaciones de Netflix, Greg Peters, en un comunicado. “Pero nuestro objetivo a largo plazo es claro. Más opciones para los consumidores y una experiencia de televisión premium, mejor que la convencional, para los anunciantes”.
La empresa, que también produce su propio contenido, intenta renegociar los acuerdos que tiene con los gigantes del entreteniemiento como Warner Bros., Universal y Sony Pictures Television para poder mostrar anuncios en sus producciones, según el Wall Street Journal.