Por JUAN T H
Dicen que “en la confianza es que está el peligro”, sobre todo, en política, en un país donde la corrupción forma parte de una cultura enraizada desde la fundación de la República, donde el Estado ha sido fuente permanente de enriquecimiento de políticos, militares y empresarios de todas las áreas.
La historia de las ideas políticas enseña que desconfiar siempre, es sano, no desconfiar, estar “mosca”, alerta, evita decepciones, puñaladas traperas, engaños, mentiras. César, el emperador Romano, jamás pensó que sería traicionado y asesinado por alguien que trato “como a un hijo”. ¡Hasta tú Brutos! Fueron sus ultimas palabras de acuerdo con el relato de la historia que aun retumba en el tiempo, siempre será mejor remediar que lamentar.
Creo que muchas veces el presidente Luís Abinader peca de ingenuo creyendo que todos a su alrededor son como él: trabajadores, honestos, de buenas intenciones, espíritu de servicio y entrega desinteresada hacia los demás, de manera desinteresada.
No tengo ninguna duda de que Abinader quiere lo mejor para su país. Ha cometido errores importantes en la designación en puestos claves del gobierno a dirigentes, amigos y relacionados que no tienen sus mismas intenciones. El presidente Abinader va por un camino y sus funcionarios por otro, como líneas paralelas. El presidente no busca dinero, no sólo porque dinero tiene, pero no puedo decir lo mismo de quienes lo acompañan en el gobierno.
Al comenzar su segundo mandato el presidente dijo, una y otra vez, que no sería candidato presidencial para el 2026, incluso le puso candados a la Constitución para asegurar que ningún otro presidente intentara eternizarse, La decisión fue buena, pero mal interpretada por los compañeros de su partido que inmediatamente se lanzaron ferozmente a una campaña a destiempo por la nominación presidencial, reeditando la lucha de tendencia de los años de Peña Gómez, Jacobo Majluta, Jorge Blanco, etc. Sin saber el daño terrible que le estaban haciendo al gobierno y al partido.
Muchos funcionarios y dirigentes del PRM están asustados; creen que perderán el gobierno, que sólo gobernaran durante los tres años que les quedan y se apresuran llenarse los bolsillos, “por si acaso”, por si no hay mañana. No quieren salir del poder con las manos vacías. Por eso están cometiendo toda clase de indelicadezas. No confían en la posibilidad de mantenerse en el poder más allá del 2028 porque no forman parte de las reservas morales del partido ni de la sociedad. Están haciendo lo que hicieron los del PLD-FUPU que dejaron el país literalmente en “cuatro blocks”, con una enorme deuda externa, sin dinero ni siquiera para pagar la nómina pública.
Lo que ha sucedido en Senasa debe abrirle los ojos al presidente Abinader y al PRM. Alguien, la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), el departamento de ética que dirige doña Milagros Ortiz Bosch o cualquier otro organismo de seguridad del Estado debería investigar permanente a los ministros, viceministros, directores generales, los jefes militares, etc. Así como un embarazo no se puede ocultar porque más tarde o más temprano la barriga es muy notoria, lo mismo ocurre con el dinero, sobre todo mal habido.
Con un salario de 300 mil pesos, de 500 mil, de 150 mil, incluso de mucho menos, no se puede hacer ostentación de vehículos de lujo, apartamentos de hasta tres millones de dólares, villa Casa de Campo, pago excesivo de colegio, universidades, vacaciones en Europa y Estados, cruceros en las islas griegas, fincas, helicópteros, Unidos, amantes (Chapeadoras) “mudadas” que cuestan 200 mil pesos mensuales, etc.
Nadie puede entrar pobre al Estado y salir rico, millonario, podrido en dinero. Un dueño más del país. ¡Imposible!
Las declaraciones juradas de bienes, tanto a la entrada como a la salida del cargo, no pueden continuar siendo una estafa. El fardo de la prueba, establecida en la Constitución es letra muerta gracias a la tolerancia y la complicad del Ministerio Público y los jueces. El entramado corrupto involucra a fiscales, abogados, jueces y militares de todas las ramas.
El doctor Joaquín Balaguer que todos los días descubría un corrupto, pero no hizo nada en su contra. Se limitó, el muy sinvergüenza, a decir que la corrupción solo se detenía en las puertas de su despacho.
Si usted quiere saber si un funcionario, del nivel que sea, es corruptico, si se está robando hasta los baños de la oficina, hágale por lo menos una auditoria visual. Vaya a su casa, observe como vive, donde estudian los hijos, en que colegio o universidades, si tiene una villa en Casa de Campo, Cap. Cana, Jarabacoa, Samaná o Pedernales, pregunte cuál es su salario mensual, y si con lo que gana puede mantener un estilo de vida tan alto. Luego, ordene una auditoría forense. Descubrirá lo que ha sabía. El tipo o la tipa está dilapidando los recursos que usted presidente Abinader puso en sus manos para que los administrara correctamente.
Luís Abinader no debe confiar en nadie, solo, como ya he dicho, en doña Rosa Sula, su madre, en don Rafael, su padre ya fallecido y en doña Raquel, su esposa, madre de sus hijas. Después, presidente, no confíe ni en su sombra.
Jacagüero, Abinader no es ingenuo. El problema es que no puede hacer nada contra la corrupción. Él aspira a que el PRM gane las elecciones en 2028, pero con esa burocracia perredeísta que lo acompaña, solo el descrédito del PLD y Leonel y su FUPU apuntan a una victoria de Abinader. El crédito será para él solo, pues los mangrinos que le acompañan en el gobierno y de quienes no puede prescindir, y has hecho una radiografía de esos ineptos y corruptos.