Hay muchas creencias alrededor del cuidado de la piel. Una dermatóloga explica cuáles son verdaderas y cuáles falsas a la luz de la evidencia. Por Sara Brown
La piel es el órgano humano más extenso. A pesar de ello, en ocasiones la pasamos por alto, especialmente cuando está sana. Como experta en dermatología, oigo hablar habitualmente sobre “hechos” que parecen permanecer en el imaginario colectivo a pesar de su falta de veracidad. Estos son algunos de los mitos compartidos más comunes que pueden ser aclarados de manera inmediata, así como algunos datos reales en los que se puede confiar totalmente.
La piel se renueva constantemente
VERDADERO La piel contiene una barrera activa que protege el sistema interno del cuerpo del exterior. Los queratinocitos, unas células que se encuentran en la epidermis (la capa externa de la piel), se dividen continuamente para suministrar una mayor cantidad de células que se distribuyan a lo largo de toda la capa y se filtren a la superficie. Además, la piel es una fuente profusa de células madre, las cuales tienen capacidad de dividirse y renovarse por sí mismas.
Debe beber dos litros de agua al día para tener una piel sana
FALSO La cantidad de agua que bebe no afecta directamente al estado de la piel. El agua llega a la piel mediante el flujo sanguíneo que recorre la dermis, la capa que sucede a la epidermis. Es a través de la epidermis por donde se desecha el agua, principalmente en ambientes secos.
El agua es necesaria para mantener la hidratación de la piel, la cual, en casos de deshidratación extrema, se muestra laxa y carente de elasticidad. En una persona sana, los órganos internos (riñones, corazón y vasos sanguíneos) controlan la medida de agua que llega a la piel. No hay un volumen fijo de agua que necesite beber, simplemente depende de las cantidades que esté usando y perdiendo.
El estrés puede afectar a la salud de la piel
VERDADERO La vida moderna acarrea numerosos problemas de salud que atribuimos al estrés. Algunos estudios científicos (ver debajo) han comprobado que los acontecimientos vitales empeoran la salud de la piel, posiblemente a causa de las hormonas del estrés, como el cortisol (una hormona esteroidea producida por la glándula suprarrenal).
Algunos ejemplos de alteraciones conocidas son la alopecia areata, una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmune ataca los folículos pilosos y provoca la caída del cabello; la psoriasis, otro trastorno autoinmune que genera hinchazón y la aparición de escamas en la piel; y la dermatitis, una inflamación que hace que la piel adquiera un tono rojizo y aparezca una molesta picazón. La dermatitis suele surgir junto con el asma, la rinitis y otras alergias. Lo último que necesita alguien sometido a altos niveles de estrés o presión es una de estas enfermedades, pero por desgracia es cuando suelen hacer acto de presencia.
Comer chocolate provoca acné
FALSO El acne vulgaris, comúnmente conocido como acné “adolescente” (aunque puede persistir pasada la treintena), surge como resultado de la interacción entre los efectos hormonales en las glándulas sebáceas de la piel, a la que se suman la respuesta inmune a la obstrucción de los poros y los microbios que viven en la piel.
Seguir una dieta rica en ingredientes grasos es poco recomendable por numerosas razones, pero no provoca acné. De hecho, algunos comprimidos prescritos en casos severos de la enfermedad, como la isotretinoína, son absorbidos más eficazmente al ser consumidos con una comida grasienta, como el chocolate.
El detergente en polvo provoca dermatitis
FALSO La dermatitis es una enfermedad que produce picor, sequedad y el enrojecimiento de la piel. Entre las causas encontramos una combinación de factores genéticos (cómo se compone la piel de cada individuo) y efectos medioambientales que desembocan en la inflamación de la piel. El jabón y los detergentes, tanto líquidos como en polvo, pueden producir irritación y contribuir a la sequedad al eliminar la grasa de la piel de la misma manera que lo hacen con la de los platos.
Los polvos de detergente biológicos contienen enzimas, unas proteínas que descomponen la grasa y otros tipos de proteínas para eliminar las manchas. Las enzimas pueden irritar las pieles sensibles y empeorar las condiciones de la dermatitis, por lo que es importante aclarar correctamente cualquier prenda de ropa antes de ponérsela para evitar este tipo de problemas.
Las manchas blancas de las uñas se deben a un déficit de calcio
FALSO Las uñas se empiezan a formar en la matriz, área situada bajo la piel en el extremo interno de la uña. Si la matriz sufre un golpe o una mordedura, el aire puede quedar atrapado y el desarrollo de la uña se puede ver afectado; es entonces cuando surgen las manchas blancas. El calcio es importante para tener unas uñas sanas (al igual que los huesos y los dientes), pero estas manchas no son una señal de deficiencia alguna.
La luz del sol es buena para la piel
VERDADERO Y FALSO Aunque la mayoría de las personas disfrutan enormemente de los días soleados, los efectos de la luz solar se dividen entre los beneficiosos y los que no lo son tanto. La luz procedente del sol presenta una mezcla de diferentes espectros visibles: algunos pueden ser percibidos por el ojo humano, otros son más cortos que los colores que podemos ver (los llamados ultravioleta o UV) y, por último, los infrarrojos son más largos. Los distintos espectros visibles producen efectos variados en la piel.
El cuerpo utiliza la radiación UVB para producir vitamina D, la cual es fundamental para la salud ósea. Sin la exposición a la luz solar, esta vitamina se debe obtener por medio de una dieta adecuada. Los dermatólogos emplean longitudes de onda específicas de UVA y UVB en dosis controladas para reducir la inflamación cutánea como parte de un tratamiento que se revela sumamente valioso para tratar algunas enfermedades de la piel.
Sin embargo, la exposición excesiva a la radiación UV puede dañar el ADN de las células de la piel, lo que genera su crecimiento descontrolado (una de las causas del cáncer de piel). Como norma general, a no ser que se padezca una enfermedad o se siga un tratamiento que suprima el sistema inmune, la luz solar es buena (siempre con moderación). Eso sí, se han de evitar las quemaduras por sobreexposición.
Evite las complicaciones
Los principios básicos de los cuidados de la piel son, en su mayoría, de sentido común. Es recomendable que mantenga una higiene regular para eliminar las impurezas, pero evite lavarse con demasiada frecuencia, ya que podría acabar con la humedad y con las sustancias impermeables de la piel. Si está seca o tirante, puede utilizar un humidificador o una crema hidratante grasa (si es propenso/a a sufrir acné, es mejor aplicar una crema de agua no grasa). Evite el estrés en la medida de lo posible, mantenga una dieta saludable y beba agua cuando tenga sed. Por último, proteja su piel de la sobreexposición a la radiación solar con una gorra y ropa apropiada, o bien con un protector solar.
Sara Brown es profesor de Dermatología molecular y genética de la University of Dundee, investigador senior de Wellcome Trust
Publicado originalmente por The Conversation