Después de oírse varios golpes fuertes en la casa de Robert Raynor, de 80 años de edad, la policía lo encontró el lunes muerto y en el pecho tenía el letrero “Manoseo a las niñas pequeñas” (I touch little girls) escrito con un marcador.
El anciano, residía en un apartamento de un edificio multifamiliar situado en el primer piso en el 256 de la avenida Corson ayer martes creando gran perturbación entre sus vecinos y residentes del área.
El periódico local Staten Island Advance, dijo que el cuerpo de Raynor, tenía un trauma y otro golpe en la nariz, pero hasta que la Oficina del Médico Forense no revele los resultados de la autopsia, no se sabrá la causa oficial de la muerte.
Un vecino dijo que escuchó golpes fuertes e inquietantes golpes provenientes del apartamento de Raynor.
El cadáver fue hallado en el pasillo con el pecho descubierto.
“Si hubiera llamado a la puerta, tal vez podría haberlos detenido, o tal vez podrían haberme matado”, le dijo el vecino al periódico, conmocionado por el incidente un día después.
“Fue impactante por decir lo menos”, añadió.
No estaba claro quién escribió el mensaje, por qué y si fue escrito antes o después de su muerte.
Raynor no aparece en el registro estatal de delincuentes sexuales ni como un depredador o pédofilo.
El mismo vecino que escuchó golpes también descubrió al hombre sin camisa en el pasillo.
“Al principio pensé que estaba borracho luego me di cuenta de que no respiraba”, dijo.
Otro vecino que ha vivido en la calle durante dos años dijo que había hablado con Raynor ocasionalmente de pasada, y parecía que vivía con varios miembros de la familia. Durante el fin de semana, mientras se dirigía a la tienda, él le pidió que le llevara el almuerzo.
“Él dijo Dios los bendiga y Dios me ha bendecido hoy’”, relató.
Thayer Raynor, de 53 años, el hijo de la víctima, que no vivías con el padre, le dijo al periódico ayer martes que estaba conmocionado al enterarse de la muerte de su papá.
La última vez que habló con su padre, quien señaló que era un sobreviviente de cáncer, hace aproximadamente un año y medio, pero no tenían una relación cercana y solo habían hablado un par de veces en las últimas décadas, dijo.
Escuchó por última vez que su progenitor residía en Staten Island, pero no estaba seguro de con quién estaba viviendo.
“Es difícil escuchar que alguien fue brutalmente asesinado, independientemente de cuál sea la situación”, dijo.
Por Miguel Cruz Tejada