En medio de la creciente crisis política en Venezuela, los presidentes de Brasil y Colombia, Luiz Inácio Lula da Silva y Gustavo Petro, han emitido una declaración conjunta en la que insisten en la necesidad de una mayor transparencia en el proceso electoral del país sudamericano. Ambos líderes subrayaron que la credibilidad del proceso solo podrá restablecerse mediante la publicación de datos desglosados y verificables por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Esta petición de Lula y Petro se produce tras el reciente fallo del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela que confirmó la victoria de Nicolás Maduro en las elecciones del 28 de julio, un resultado que ha sido ampliamente cuestionado tanto a nivel nacional como internacional. A pesar de la decisión del TSJ, los mandatarios de Brasil y Colombia han evitado reconocer formalmente a un ganador, prefiriendo mantener un enfoque diplomático para buscar una solución negociada.
En su declaración, los presidentes también hicieron un llamado a todas las partes involucradas a evitar actos de violencia y represión, destacando la importancia de respetar los Acuerdos de Barbados entre el Gobierno venezolano y la oposición, los cuales promueven la transparencia y el diálogo. Además, reiteraron su disposición a actuar como facilitadores en el proceso de negociación.
Lula y Petro han sido objeto de críticas internas por no condenar con mayor firmeza a Maduro, en contraste con otros líderes de izquierda como el chileno Gabriel Boric. Sin embargo, ambos presidentes insisten en que no existe una alternativa duradera al diálogo pacífico y a la convivencia democrática. También han reiterado su rechazo a las sanciones unilaterales contra Venezuela, argumentando que estas perjudican a la población y son contrarias al derecho internacional.
A medida que la crisis continúa, Lula y Petro han sugerido la posibilidad de un Gobierno de coalición transitorio y la celebración de nuevas elecciones con garantías, una propuesta que hasta ahora ha sido rechazada tanto por Maduro como por la oposición venezolana. Para Colombia, en particular, la resolución pacífica de esta crisis es crucial, dado que el país alberga a casi tres millones de migrantes venezolanos y comparte una extensa frontera con Venezuela.