Luis González Fabra
En Venezuela hay dos gobiernos, uno con el apoyo de los fusiles encabezado por el Presidente Nicolás Maduro. Y otro con apoyo social que tiene como cabeza a Juan Guiadó, Presidente de la Asamblea Nacional de ese país.
El mandato del Presidente Maduro es el fruto de un proceso electoral altamente cuestionado tanto en Venezuela como en el extranjero. En esas elecciones Maduro fue el único candidato. Hubo otros dos aspirantes pero todo el mundo sabía que eran rellenos. La oposición no participo. Se conocía de antemano de los arreglos y movimientos que hacia el gobierno para que en el conteo saliera beneficiado el candidato oficial.
Es por esas razones que se asegura que el gobierno de Maduro no es legítimo. No se reconoce como legitima la alta votación que obtuvo en el sufragio porque se afirma que fue manipulada por el gobierno.
Basándose en esas premisas y el artículo 233 de la constitución venezolana que establece: “cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo o Presidenta electa antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreto dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente o Presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el Presidente o Presidenta de la Asamblea Nacional”.
¿Hubo falta absoluta del Presidente electo? Obviamente no. Maduro ha estado allí todo el tiempo. Pero como la elección en que se le atribuyo el triunfo es considerada inexistente por la Asamblea Nacional, se estima que no hay Presidente y por lo tanto ese órgano constitucional que es la Asamblea designo a Juan guiado como encargado del Poder Ejecutivo hasta la celebración de unas nuevas elecciones.
Maduro no cede ante ese razonamiento y dice que no habrá nuevas elecciones porque en las que participó fueron legítimas y repetirlas significaría violar la Constitución.
Pero ocurre que los gobiernos de más de sesenta países a nivel mundial no reconocen por fraudulentas las elecciones que Maduro defiende y proponen que estas se celebren nuevamente.
Pienso que de Maduro no acepta ir nueva vez a elecciones, porque no esta seguro de ganarlas. Perderlas seria el final no solo de su carrera política, sino también de la revolución socialista del siglo XX1 que funciona en Venezuela desde que la instauro Hugo Chávez.
Mientras Maduro mantiene esa posición le están minando su base de apoyo real: los mandos militares. Si estos le retiran su apoyo ahí mismo termina el caso. La dificultad está en que la cúpula militar de Venezuela tiene mucho que perder. Los militares tienen a su cargo a PDVESA, la empresa que maneja el petróleo, y además, son los que manejan las importaciones de alimentos y medicinas, dos renglones que en las circunstancias actuales son claves para hacer negocios.
De todos modos, la situación actual con dos presidentes actuando en el mismo territorio no es sostenible por mucho tiempo. O se disponen al dialogo para buscar una salida electoral al conflicto, o este se solucionará por vías indeseables por el costo en vidas humanas que tendrá.