“¿Qué significa la exclusividad para ti?”, le preguntó Amy Hart a su pareja, Curtis Pritchard, durante el popular reality de citas de la TV británica Love Island, donde ambos eran concursantes en 2019.
Por William Park
BBC Future
Pritchard había estado besando a otras chicas a sus espaldas. El hombre se encogió en su asiento mientras Hart lo cuestionaba sobre cómo podía tener sentimientos románticos por dos personas al mismo tiempo, y le contaba cuánto lo necesitaba y cuánto la había defraudado.
Hart operaba bajo la suposición de que una relación romántica involucra únicamente a dos personas, y que Pritchard estaba rompiendo las reglas.
Pero sabemos que históricamente las relaciones humanas han sido mucho más complicadas que la monogamia que es normal en muchas sociedades ahora.
La no monogamia consensuada (conocida como CNM, por sus siglas en inglés) permite que ambas partes de una pareja tengan la libertad de explorar relaciones con otras personas.
Esto podría incorporar todo, desde poliamor hasta el intercambio de parejas y otras formas de relación “abierta”.
Independientemente de la forma que adopte, una de las características definitorias de la CNM es que las partes discuten y acuerdan los límites, por ejemplo, hasta dónde pueden llegar, cuándo y dónde.
Esta definición significa que las travesuras de Pritchard no entraban en esta categoría, ya que Hart no las había acordado.
Pero la presencia de la no monogamia en una minoría considerable de la población podría explicar por qué Pritchard actuó de esa manera.
A pesar de la prevalencia de la monogamia, todo parece indicar que la humanidad se la pasa obsesionada con tener relaciones sexuales con otras personas que no sean su pareja.
El psicólogo Justin Lehmiller le pidió a 4.000 estadounidenses que describieran sus fantasías sexuales para su libro “Tell Me What You Want“ (“Dime lo que quieres”).
Tener un trío es la fantasía más popular, por amplio margen. ¿Y qué es un trío sino la no monogamia consensuada?
“Si pensamos en todas las personas que tienen una relación, alrededor del 5% se definiría como CNM“, dice Amy Muise, profesora asistente de psicología en la Universidad de York en Toronto, Canadá.
Pero incluir a los que han probado la CNM incrementa la cifra. “Si tomamos la experiencia de vida, el 21% de las personas han sido no monógamas en algún momento”.
Para poner eso en perspectiva, el 21% es un poco menos que el número de hogares estadounidenses que hablan un idioma que no es el inglés (21,9%).
“No me sorprendería que fuera aún más común“, dice Amy Moors, profesora asistente de psicología en la Universidad Chapman, California.
“Algo que se llama deseabilidad social explica por qué la gente da respuestas un poco conservadoras a las preguntas. Podría ser la razón por la que alguien sobreestima la frecuencia con la que come cinco frutas o verduras al día, o subestima la cantidad de alcohol que bebe”.
Para esa minoría considerable, las oportunidades de reunirse con parejas fuera de su hogar pueden ser pocas en este momento, debido a las restricciones impuestas por el covid-19.
Las personas en relaciones CNM pueden encontrarse pasando una mayor cantidad de tiempo con las parejas con las que conviven y deben acostumbrarse a ver a sus otras parejas mucho menos.
No está claro cómo afectará esto a su bienestar, aunque una investigación bien establecida sobre las relaciones a distancia sugiere que estas pueden ser perfectamente satisfactorias.
Y, como nos dice la psicología social, en tiempos más normales hay razones para creer que las personas en relaciones CNM podrían experimentar ventajas que sus pares monógamos no experimentan.
Monogamia
En qué momento la monogamia comenzó a ocurrir en los seres humanos es objeto de debate.
Algunos antropólogos citan el hecho de que los antepasados humanos antiguos eran fuertemente dimórficos sexualmente -es decir, que los machos y las hembras eran de diferentes tamaños y formas- como evidencia de la no monogamia.
Un alto grado de dimorfismo sexual sugiere que existen fuertes presiones de selección sexual sobre uno o ambos géneros.
En algunas especies, como los gorilas, los machos más grandes tienen más probabilidades de tener éxito sexual ya que usan su mayor tamaño para luchar contra la competencia de otros machos.
Un gorila de montaña macho dominante monopolizará el 70% de todas las cópulas, por ejemplo, creando una sociedad poliginia (una en la que muchas hembras se aparean con un macho).
El dimorfismo sexual no siempre funciona de esta manera. Las especies que usan exhibiciones ostentosas de aptitud, como aves con hermosas plumas y peces de colores brillantes, compiten por la atención de sus compañeras, en lugar de luchar físicamente contra la competencia.
La diferencia es que a menudo estas no son especies sociales, a diferencia de los humanos, por lo que un macho o una hembra no necesariamente podrían controlar a todos sus posibles compañeros en un área.
Sin embargo, el registro de fósiles humanos antiguos es un poco irregular. También se usa una lógica parecida para argumentar exactamente lo contrario: que nuestros parientes antiguos tenían un nivel similar de dimorfismo al nuestro.
Esto se puede argumentar mirando diferentes fósiles. Por lo tanto, la monogamia pudo haber ocurrido mucho antes.
Poliginia
La falta de diversidad del cromosoma Y humano también se ha utilizado para sugerir que los humanos eran políginos hasta hace relativamente poco tiempo.
Nuevamente no hay un consenso entre los antropólogos, pero algunos han sugerido que la similitud relativa en los datos genéticos masculinos sugiere que solo unos pocos machos se apareaban en nuestro pasado evolutivo.
Más recientemente esta diversidad ha aumentado, lo que sugiere que más machos han podido aparearse debido a la monogamia.
Sabemos por evidencia arqueológica que los humanos antiguos vivían en pequeños grupos de familias extendidas.
El modelado informático de las sociedades de cazadores-recolectores sugiere que necesitaban aparearse con individuos fuera de su grupo local para mantener a la población en su conjunto.
Por lo tanto, debe haber habido un gran flujo de apareamiento entre sociedades de cazadores-recolectores.
Mantener intacto el linaje genético de una familia hubiera sido imposible.
Este modelo sugiere que los cazadores-recolectores eran monógamos seriales: las parejas permanecían juntas exclusivamente durante el tiempo necesario para destetar a un niño antes de buscar una nueva pareja.
Hombres
Se ha demostrado que esto es sexualmente ventajoso para los hombres modernos, lo que podría explicar por qué los hombres están más interesados en las relaciones abiertas.
La investigación de Lehmiller sobre fantasías encontró que los hombres están más interesados en el sexo grupal (aproximadamente el 26% de los hombres en comparación con el 8% de las mujeres).
También se observan tendencias similares para otros tipos de “sexo social”, como el interés en ir a fiestas sexuales o clubes de intercambio de parejas (17% de los hombres frente al 7% de las mujeres).
Sin embargo, aquellas mujeres que estaban interesadas en estas fantasías tenían más probabilidades de cumplirlas.
El número de personas de la misma muestra que informaron haber participado en sexo grupal, por ejemplo, fue del 12% de hombres y del 6% de mujeres.
Parecería entonces que es más probable que las mujeres encuentren las oportunidades adecuadas.
Lo que sí sabemos es que en el 85% de las sociedades humanas modernas a nivel mundial, las formas de no monogamia están autorizadas.
Incluso el Antiguo Testamento está lleno de muchas referencias a la poligamia. Sin embargo, la condición predeterminada en la mayoría de las sociedades sigue siendo la monogamia.
Puede que sea común ahora, pero se mire como se mire, históricamente los humanos no fueron monógamos como lo somos hoy. Entonces, ¿por qué se considera ahora a la monogamia de por vida como la opción predeterminada?
“Es complicado responder de manera sucinta sin atribuirlo a los medios”, dice Moors, enfatizando el impacto que el arte y la cultura tienen sobre nosotros cuando crecemos.
“Generalmente cuando crecemos nuestros padres están casados o intentan ser monógamos. En la mayoría de los lugares del mundo tenemos la institución del matrimonio”.
“Desde que la gente empezó a tomar tierra y a llamarla suya, fue entonces cuando el matrimonio despegó porque era una forma clara de mantener el control de su propiedad y hacer que pasara a su familia”, dice Moors.
“A partir de ese momento comenzamos a priorizar la pareja y la heterosexualidad“.
¿Es mejor ver a otras personas?
Repetidamente, la investigación sobre la CNM muestra que las parejas con diferentes intereses sexuales reportan estar mejor cuando tienen múltiples parejas sexuales.
“En una relación, a menudo hay una discrepancia entre los intereses de ambas partes”, dice Muise.
“Sin embargo, las personas con múltiples asociaciones podrían sentirse más satisfechas en general. Si tienes interés en tener relaciones sexuales con otras personas, puede ser saludable explorar eso”.
Lo que ha faltado en las investigaciones sobre CNM hasta la fecha han sido grandes estudios longitudinales, donde se hace un seguimiento de grupos de personas que están considerando abrir sus relaciones durante varios años, comenzando incluso antes de tener esa primera conversación con su pareja.
Sin embargo, algunos estudios están comenzando a llenar ese vacío. Por un lado, personas curiosas sobre la CNM y otras que nunca habían considerado ser abiertas fueron reclutadas para una serie de cuestionarios sobre su relación y satisfacción sexual.
Al principio, ninguno de ellos se había acercado a su pareja para discutir la idea de abrirse a otras personas.
Al final, se les hicieron las mismas preguntas sobre qué tan satisfechos estaban en sus vidas románticas, pero también tuvieron que informar si habían abierto su relación.
“Para las personas que querían abrir su relación y que terminaron haciéndolo, su satisfacción fue significativamente mayor”, dice Samantha Joel, profesora asistente de psicología social en la Western University de Londres, Canadá.
“En tanto, para las personas que lo pensaron pero no lo hicieron, su satisfacción disminuyó, pero no significativamente”.
Joel sugiere que el aumento de la satisfacción entre las personas que cambiaron a CNM podría haber sido el resultado de un efecto de arrastre.
Una mejor calidad de vida sexual con una pareja secundaria aumenta la satisfacción con la pareja principal, porque de repente se elimina la presión de que una persona tenga que proporcionar todo su disfrute.
“Sabemos que cuando las personas están más felices con su vida sexual, se comunican mejor de todos modos”, dice Joel. “Pero la gente en relaciones CNM informa que tiene una comunicación abierta; es difícil ser CNM si no se habla de límites. Mientras que en las parejas monógamas, esas discusiones sobre los límites a menudo no ocurren”.
La satisfacción emocional (sentimientos de seguridad, cariño y cercanía) tiende a aumentar en las relaciones tradicionales con el tiempo. Mientras tanto, disminuye la espontaneidad y la excitación ligada al erotismo.
“El comienzo es sexy y apasionado, pero luego se vuelve predecible”, dice Rhonda Balzarini, psicóloga de la Universidad de York.
“La novedad es difícil de mantener y se pierde el erotismo“.
Balzarini da el ejemplo de una pareja con la que podrías estar casado legalmente, vivir, tener hijos y, en general, tener las responsabilidades asociadas con vivir una vida monógama.
Con todo el trabajo que esto implica, hay una mayor necesidad de previsibilidad, lo que no es sexy, dice.
Es posible que una pareja secundaria nunca comparta estas responsabilidades contigo y, por lo tanto, es posible que el deterioro del erotismo en tu relación no ocurra. Como resultado, las parejas secundarias tienden a proporcionar una mayor frecuencia de relaciones sexuales con menos compromisos.
“Creo que, en general, existe este baile entre la novedad y la seguridad y estar en una relación CNM a largo plazo es una forma de tratar de satisfacer ambas necesidades simultáneamente”, dice Joel.
“No es la única forma, pero es una forma y funciona para algunas personas”.
¿Cómo lidias con los celos?
Los beneficios de la CNM se ven con más fuerza cuando las parejas principales están motivados para apoyar la felicidad del otro, dice Muise. “Hay un deseo primario de ver a la pareja satisfecha sexualmente, sin necesitar ser quien lo haga”, dice ella.
“Cuando ven a su pareja principal motivada por su felicidad, se sienten más cómodos al satisfacer sus necesidades”.
Esto describe un concepto psicológico llamado compersión: ser capaz de experimentar placer al ver el placer de otra persona.
Puede que te resulte más familiar fuera del ámbito de las relaciones románticas. Piensa, por ejemplo, en ver a alguien abrir un regalo.
Pero, ¿cómo hacen las personas en parejas CNM para anular los sentimientos de celos?
Para los hombres, los celos se sienten más fuertemente en relación con la infidelidad sexual que con la infidelidad emocional, escribe Katherine Aumer, investigadora de la Hawaii Pacific University, y coautora de un estudio sobre compersión en parejas monógamas y CNM.
Esto es esperable, ya que los hombres están más fuertemente motivados que las mujeres para conocer la paternidad de sus hijos, como sugeriría la teoría evolutiva. Identificar la maternidad de un hijo no es muy complicado para las mujeres.
Sin embargo, las mujeres son más propensas a sentirse celosas por la infidelidad emocional, continúa Aumer.
Con respecto a las presiones evolutivas en la crianza de un hijo, las mujeres están fuertemente motivadas para mantener a su pareja masculina cerca para que pueda proporcionar alimentos y protección para ella y su hijo mientras están amamantando.
Si el hombre parece estar involucrado emocionalmente con otra mujer, es posible que la madre no esté recibiendo de él la mejor calidad de comida, protección y refugio.
¿Por qué la gente elige la no monogamia?
Existe evidencia de que ciertas personas pueden ser mejores que otras en el manejo de múltiples relaciones al mismo tiempo.
La teoría del apego describe cómo los sentimientos de seguridad o inseguridad dan forma a nuestras relaciones y podría explicar por qué algunos están menos dispuestos a compartir una pareja.
Chris Fraley de la Universidad de Illinois ha estado recopilando datos sobre apego a través de una encuesta online que ya lleva dos décadas.
En total, unas 200.000 personas han realizado este censo y muchos otros investigadores confían que esta gran cantidad de datos permite establecer normas para todo tipo de comportamientos.
Usando estos datos, Moors dice que ha descubierto que las personas que se involucran en poli relaciones tienen menos apego ansioso y apego evitativo en comparación con los demás.
Sin embargo, señala que este es un hallazgo correlacional. Podría darse el caso de que solo las personas seguras, no ansiosas y que no evitan se sientan atraídas por este estilo de vida.
Lo que podrían sugerir los perfiles psicológicos de las personas CNM es que tienen necesidades emocionales que una sola persona no puede satisfacer.
“Las personas que tienen polirrelaciones pueden tener mayores necesidades en general”, dice Balzarini.
“Encontramos que las personas monógamas están equilibradas en términos de sus necesidades de cariño y erotismo. Pero las personas poli tienen altibajos. Pueden ser personas que necesitan ambas cosas a la vez y es difícil experimentar esas cosas con una sola pareja. Es poco probable que una pareja principal que te nutre también te excite de una forma erótica”.
Dicho esto, es difícil construir un perfil de la gente CNM, asegura Moors. La experta en psicología afirma que no existe una correlación entre esta práctica y otros factores como edad, ingresos, ubicación, educación, raza, etnia, religión o afiliación política.
Las personas que se identifican como lesbianas, gays o bisexuales tienen más probabilidades de ser CNM, pero ese es el único patrón.
Para algo que parece abarcar todos los ámbitos de la vida, todavía existe un estigma implacable asociado con estilos de vida no monógamos.
Moors da el ejemplo de lo normal que es pensar en el amor platónico o familiar como interminable, pero por alguna razón consideramos que el amor romántico es finito.
“Ya sabemos cómo tener relaciones amorosas cercanas con varias personas”, dice. “¿Pero se espera que creamos que el amor romántico es limitado? ¿Cuántos mejores amigos tienes? Oh, eso es repugnante, ¡tienes demasiados! Sería ridículo decir eso”, ejemplifica.
Pedimos mucho de nuestras parejas. Esperamos que sean nuestro coach de vida, mejor amigo, confidente. “No necesitamos todas esas cosas de una sola persona”, dice Moors.
Quizás estaríamos mejor si distribuyéramos nuestras necesidades entre más de una persona.