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Por Tomás Rubio

Altice

Seguimos compartiendo recursos con las familias y todas aquellas personas que trabajan o se relacionan con personas con algún diagnóstico de discapacidad. En estos meses de confinamiento no hemos hecho algo diferente a lo comenzamos hacer desde que surgió Di Capacidad, compartir y compartir lo que hacemos en nuestras sesiones porque sabemos que es en las casas y en el entorno natural de los niños y niñas que asisten a nuestras clases, donde son más necesarios estos recursos para propiciar cambios.

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Leer no es necesariamente leer un libro ni tampoco leer es leer lo que es obligado leer. Leer es antes de nada leer disfrutando y, sobre todo si son niños, un ejercicio placentero de la imaginación. Para animar a la lectura lo mejor es empezar por lo que al niño o a la niña le motiva, ya sean los dinosaurios o una heroína de dibujos animados.

Y todo el mundo lee. Tengo una vecina que es cocinera y lee recetas. Mi abuela cosía y leía revistas de moda. Una persona que lee no es solo ese señor o señora con lentes que vemos sentados en un sofá con un libro muy gordo entre las manos. Leemos lo que necesitamos leer. Y eso está muy bien.

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Le pregunté a una joven “qué estaba leyendo” y me respondió que ella lee en el celular. Entonces le recordé que mi pregunta era qué estaba leyendo y no cómo leía. Leer no es solo leer un libro impreso. Se puede leer, y cada vez es más habitual, un libro electrónico ya sea ebook, pdf o cualquier soporte que nos permita acceder a la palabra escrita. Y lo leeremos en el celular, la computadora o la Tablet.

Leer es leer. Así de sencillo. Lo importante no es qué ni cómo ni cuánto. Porque estamos hablando de animación a la lectura, no si esa lectura es de libros de papel, de los libros de obligada lectura o de aquellos que dicen que no podemos morirnos sin leer. No, leer es leer y cada uno sabe lo que le gusta o necesita leer.

Algunas recomendaciones para animar a la lectura a niños y niñas:

Que el tema les interese, ya lo hemos dicho.

Lectura activa. Si el libro tiene los dibujos en blanco y negro, les damos unas crayolas para que pongan color al libro. Y tener en cuenta que los libros no terminan en la última página: Si es Caperucita roja, podemos preguntar cómo regresó Caperucita a su casa y escribimos ese paseo y lo dibujamos.

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En internet hay geniales aplicaciones que son gratis y podemos descargar con cuentos interactivos.

Leer un cuento a los niños en voz alta. Si el cuento es solo de imágenes, que los hay, inventamos la historia con ellos. Si el cuento tiene imágenes y palabras, y el niño aún no lee o lo hace con dificultad, irá acercándose así a la lectura.

Podríamos seguir con más recursos que hemos puesto en práctica durante las sesiones. Entre otros, están aquellas historias que los mismos infantes crean. Y es que los niños leen y comparten con mucha más motivación si las historias son propias. Para ello, por ejemplo, pueden recortar de revistas y periódicos las fotografías que quieran y pegarlas en una cartulina. Después las numeran y el niño va contando una historia a partir de esa secuencia de fotos. Después las escriben, si saben. Y si no, las escribimos los adultos mientras ellos las cuentan.

Felices y divertidas lecturas.

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