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Por JUAN T H

Altice

Sé que este artículo me traerá algunos problemas, sobre todo con amigos y colegas, pero mi intención es llamar la atención sobre un problema, no ganar más enemigos de los que ya tango.

Desde hace más de 30 años pago mi cuota como miembro del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), sin obtener beneficio alguno. De hecho, no sé, sinceramente, para que sirve el Colegio y en que favorece o beneficia a sus integrantes. Muchas veces hasta he pensado en renunciar. He llegado a proponer que el local del Colegio, ubicado en la avenida George Washington, próximo al Centro de los Héroes, ha debido cedérsele, como “casa de acogida” a las mujeres que ejercen la prostitución (en la bolita del mundo) para que le den un uso más adecuado y digno.

Recuerdo los años 70 cuando un grupo importante de periodistas, escritores, intelectuales y poetas Diógenes Céspedes, Federico Henrique Graterauux, Cándido Gerón, Silvio Herasme Peña, Chiqui Vicioso,  José Alcántara Almánzar, Virgilio Díaz Ordoñez, Víctor Caerlos Esteban Deivi,  Víctor Villegas, Bruno Rosario Candelier, Marcio Veloz Maggiolo, Freddy Gatón, Manuel Rueda, Manuel del Cabral, entre muchas otras figuras destacadas de la literatura y la intelectualidad, con un peso específico en la sociedad   dominicana, sumados a periodistas connotados como  Juan Bolívar Díaz, Huchi Lora, Ramón Colombo, Margarita Cordero, Manuel Quiterio Cedeño, Eulalio Almonte Rubiera, Bonaparte Bautreaux piñeyro, entre otros, algunos de los cuales fueron parte de la primera directiva del Colegio, que, reitero, nació muerto, sin posibilidad de lograr los objetivos planteados inicialmente.

Aquellos fueron unos años duros y difíciles, de persecución y muerte de periodistas. Vivíamos la dictadura de 12 tenebrosos años del doctor Joaquín Balaguer. La muerte de Trujillo, el golpe de Estado contra Juan Bosch, la fracasada Revolución de Abril, la segunda Intervención militar norteamericana, la guerra fría, la contra revolución, los crimines en plena calle, a la luz del día de los constitucionalistas, la tortura, el exilio. Un pueblo en lucha constante en medio de una brutal represión. Los periodistas no estaban al margen, ni los intelectuales, escritores y poetas. Al contrario, ellos formaban parte. Es en ese fragor de la lucha popular que los comunicadores piensan en la sindicalización, primero, luego en la colegiación y profesionalización. Nuevos aires comenzaron a soplar en la política nacional e internacional. Se avecinaba la llegada del Partido Revolucionario Dominicano al poder con Peña Gómez como líder y Antonio Guzmán como candidato presidente.

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En esos años los periodistas críticos, consecuentes con la lucha que libraba el pueblo dominicano corrían el riesgo de ser asesinados. Se jugaban la vida con su pluma. No existían la Internet, las redes sociales, las plataformas digitales, ni la Inteligencia Artificial. Esas herramientas comunicacionales tardarían años en llegar.

Recuerdo la lucha que libraban los periodistas, tanto de la vieja, como de la nueva generación. Su esfuerzo, sus sacrificios, su tenacidad, su valentía. La libertad democrática que hoy vivimos, se le debe, en gran medida, a esos periodistas y comunicadores, aunque hoy no se le quiera reconocer y muchos de ellos son objeto de injurias y difamaciones que no merecen.

Ahora todos pagados el precio de la no aprobación de la ley que creó el Colegio, un órgano que nació “muerto”. En los hechos la ley que se aprobó fue un duro golpe a la libre expresión y difusión del pensamiento, porque el derecho a la expresión y difusión del pensamiento tiene un valor fundamentalmente ético y moral.  

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Sectores importantes del empresariado, tanto de la comunicación, como de la política, se oponían a la colegiación y la profesionalización, sin imaginar, siquiera, que luego pagarían un precio muy caro por esa negativa, como el que pagan hoy día, cuando cualquiera, sin educación, sin formación, sin cultura, se autodefinen como periodistas o comunicadores. De haberse aprobado en su momento, la ley de colegiación y profesionalización del periodismo, no tendríamos el nivel de degradación, de valores éticos y morales que caracteriza, no solo la comunicación, sino toda la sociedad dominicana.

El tiempo les ha dado la razón a los periodistas, comunicadores, intelectuales y escritores, que luchaban por la colegiación y la profesionalización. La mayoría de los dueños de los medios de comunicación no pagan el por ciento que la ley establece. Pero tampoco hay quien lo reclame!

Vuelvo y pregunto: ¿Para qué sirve el CDP? ¿Qué hacen los compañeros del Sindicato Nacional de Periodistas profesionales (SNPP), que un pueden defender a sus colegas en la     radio, la a televisión y la prensa? ¿Quién defiende mis derechos? ¿Quién busca mejores condiciones de trabajo, salario justo, pensión digna y otras reivindicaciones sin tener que mendigarle al gobierno? ¿Por qué no existe, los sindicatos en los diversos medios de comunicación? ¿Dónde están las conquistas de los periodistas después de tantos años de lucha y sacrificio? Los profesores, a través de la ADP, pueden exhibir una larga hoja de servicios y de conquistas, igual los médicos, con el CDM, pero y los periodistas, ¿pa, cuando?

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