La evidencia actualmente disponible sugiere que la enfermedad periodontal puede acelerar o incluso iniciar la enfermedad de Alzheimer, de ahí la necesidad de vigilar de forma exhaustiva la salud periodontal en las personas en riesgo y también en aquellas afectadas por esta enfermedad.
Y es que, prevenir o tratar la enfermedad de las encías con un cepillado diario eficaz y una higiene dental profesional puede reducir la cantidad de bacterias en la boca, lo que conduce a una disminución del nivel de inflamación crónica a nivel de las encías. De hecho, las investigaciones actuales están evaluando si mejorar el estado de salud oral se traduce en una degeneración más lenta del tejido cerebral, medida por la función cognitiva.
Importante vinculación
En los últimos años se han acumulado numerosas investigaciones que desvelan la estrecha relación entre Alzheimer y periodontitis. Esta posible vinculación se planteó ya hace años, y podría explicarse de manera bidireccional: por un lado, el deterioro cognitivo progresivo limitaría los hábitos de higiene bucodentales, afectando a la salud oral; y, por otro, el proceso inmuno-inflamatorio crónico y la inflamación sistémica secundaria a la periodontitis podría inducir fenómenos neuro-inflamatorios que favorecieran la enfermedad de Alzheimer.
Se parte de la idea de que el sistema inmunológico está implicado en el inicio y la progresión de la enfermedad de Alzheimer y, a medida que envejecemos, nuestro sistema inmunológico se vuelve menos eficaz. En este sentido, se sabe que una fuente importante de infección bacteriana crónica en la enfermedad de Alzheimer es la boca.
Además, investigaciones recientes sugieren que la infección bacteriana profundamente arraigada en el margen de la encía puede, en última instancia, representar una amenaza para la función cognitiva en el cerebro. Se cree que estas bacterias orales ingresan al torrente sanguíneo desde las encías inflamadas, donde desencadenan la liberación de moléculas inflamatorias que luego aumentan la ‘filtración’ de la barrera hematoencefálica. Esto permite que las bacterias y sus toxinas ingresen al cerebro mismo, donde pueden causar daño al tejido cerebral.
Acumulación de evidencias
Lo cierto es que en los últimos años se han ido acumulando crecientes evidencias sobre esta vinculación entre salud periorondal y riego de desarrollar enfermedad de Alzheimer. En 2019, un estudio publicado en Science Advances, del equipo de investigación de Potempa, microbiólogo en la Universidad de Louisville, en Estados Unidos, detectó un patógeno propio de las periodontitis crónicas, la Porphyromonas gingivalis, en el cerebro de pacientes con Alzheimer.
Se trata del patógeno periodontal más relevante, y el más frecuentemente asociado con periodontitis avanzadas y. A través de sus toxinas, las gingipaínas, es capaz de reproducir los procesos pato-fisiológicos asociados a la enfermedad de Alzheimer en diferentes modelos animales. Se ha sugerido que, posiblemente la inflamación crónica mantenida durante muchos años como consecuencia de la periodontitis, podría asociarse con el deteriorro cognitivo.
Así lo demuestra una investigación reciente llevada a cabo en 150 participantes en la Facultad de Odontología de Santiago de Compostela en la que se encontraron indicios de que enfermedades inflamatorias como la periodontitis podrían contribuir al desarrollo y la progresión de esta enfermedad neurodegenerativa.
Un paciente especial, un cuidado especial
Al margen de estas evidencias, desde la Sociedad Epsañola de Periodoncia y Osteointegración (SEPA) también se recuerda que, en las personas diagnosticadas con enfermedad de Alzheimer, la supervisión de un familiar o cuidador es fundamental para evitar desarrollar enfermedades bucodentales.
Es imprescindible seguir unos consejos prácticos:
- Hacer del cepillado dental una rutina diaria de 2 a 3 veces al día.
- Si se le ha olvidado cómo cepillarse, se aconseja que el cuidador se cepille los dientes delante suyo y guíe su mano.
- Facilitarle al máximo la tarea; una simple acción, como ponerle la pasta dentífrica en el cepillo, puede ahorrar muchas dificultades.
- A veces cuesta colocar el cepillo dental o el hilo de seda en la boca del paciente sin que se enfade, por lo que es importante elegir el mejor momento del día para hacerlo, cuando esté mas cooperador y calmado (no hace falta que sea a primera hora de la mañana y última de la noche).
- Si tiene problemas para agarrar el cepillo, se puede utilizar un mango más largo, grande y grueso. Emplear un cepillo eléctrico bajo control también está recomendado y puede facilitar el cepillado.
- Colutorios antiplaca están también recomendados, siempre que no se los trague.
- Dentadura postiza: asegurarse de que se ajusta perfectamente y, si no es así, ir al dentista para que la retoque, evitando irritación de las encías y los problemas al masticar. Esta prótesis se debe extraer de la boca, limpiar y aclarar a diario, aprovechando esta situación para limpiar las encías con un cepillo suave.
- Si el cuidado bucal en casa se hace muy difícil o muy molesto para el paciente y para el familiar/cuidador, acuda al dentista cada 2 o 3 meses para limpieza dental regular.
- Realizar visitas regulares (2 veces al año) al dentista para descartar caries y realizar una limpieza.