Enrique Rojas
Escritor Senior ESPN Digital
MIAMI, Florida — Sin importar la disciplina deportiva o el tamaño del evento, generalmente son muchos los factores que inciden en la eliminación a destiempo de un equipo que antes de saltar al campo fue considerado como uno de los principales favoritos para levantar el trofeo de campeón cuando todo estuviera consumado.
En el caso de República Dominicana y su temprana salida del Clásico Mundial de Béisbol del 2023; más allá de las teorías de conspiración, chismes y rumores, mezclados con dos o tres ocurrencias reales, el estrepitoso fracaso de la ofensiva, que en la teoría era su mayor fortaleza, fue el elemento negativo más importante del trágico episodio.
Sobre la eliminación dominicana se argumenta que tener de gerente general a un pelotero activo, Nelson Cruz, no fue la mejor idea; que Rodney Linares no tiene la experiencia y jerarquía necesarias para ser el mánager de una selección de semejante magnitud y que tener estrellas en la banca no es exactamente la mejor idea para conseguir el team work.
Todas esas teorías habrían quedado enterradas con uno o dos indiscutibles más con corredores en circulación o en posición anotadora durante el Clásico Mundial de Béisbol.
Al igual que en el naufragio del Titanic en 1912 incidieron varias causas, en el hundimiento de República Dominicana se conjugaron factores diversos, pero la realidad es que haber chocado con una montaña de hielo (iceberg) fue lo que mandó al lujoso transatlántico inglés al fondo del Océano Atlántico y no batear hizo zozobrar la poderosa maquinaría quisqueyana en Miami.
“Si quieres criticarme, si quieres culparme, está bien, soy el mánager del equipo, y asumo la responsabilidad de todo lo que pasó”, dijo el dirigente Linares, uno de los principales blancos de críticas de los molestos aficionados dominicanos, al igual que de un amplio sector de la prensa de su país.
“Los jugadores lo dieron todo en el campo”, agregó Linares
Desde que se anunciaron los grupos de primera y el calendario de juego de la quinta edición del Clásico Mundial al junte de República Dominicana, Puerto Rico y Venezuela (con Israel y Nicaragua) en el loan Depot Park lo bautizaron como el “grupo de la muerte” porque estaba asegurado que uno de los mejores equipos del torneo no avanzaría a los cuartos de final.
Básicamente, el funeral estaba agendado. Solo faltaba saber cuál, entre los tres grandes, sería el difunto. Y aunque a muchos no les gustó el final, el guion del Grupo D se cumplió exactamente como se diseñó. Uno de los favoritos, Venezuela, clasificó en el penúltimo día, mientras que los otros dos, República Dominicana y Puerto Rico, disputaron el otro boleto disponible en un último partido, con todos los ribetes de final adelantada.
En una noche de bullpen, ocho relevistas (Fernando Cruz, Jovani Morán, Yacksel Ríos, Alexis Díaz, Nicholas Padilla, Jorge López, Duane Underwood Jr. y Edwin Díaz) de Puerto Rico detuvieron en seis hits y dos carreras y recetaron 11 ponches a República Dominicana para ganar el encuentro 5-2 ante más de 36 mil aficionados.
Desde que derrotó a su eterno rival deportivo en la final del 2013, República Dominicana ha perdido dos juegos decisivos contra Puerto Rico, que enfrentará a México el viernes buscando avanzar a semifinales por tercer clásico consecutivo. Los boricuas disputaron las últimas dos finales del campeonato internacional más importante del béisbol.
“La federación y la directiva del equipo hicieron su trabajo, poniendo en el terreno el mejor equipo posible, al punto de que fuimos señalados como favoritos”, dijo Juan Núñez, presidente de la Federación Dominicana de Beisbol. “Lamentablemente, en el béisbol no siempre gana el favorito. Dios no tenía ese triunfo para nosotros, quizás más adelante”.
República Dominicana, que también quedó fuera después de una ronda en el 2009, bateó .283 con 14 extrabases y 19 carreras en sus cuatro juegos en Miami. Nada mal para un equipo que llegó al campeonato con uno de los principales cuerpos de lanzadores. El pitcheo dominicano tuvo una excelente efectividad de 2.73, con 36 ponches y apenas nueve boletos en 33.0 entradas.
Pero en realidad la abrumadora mayoría de sus batazos los pegaron en sus triunfos frente a Israel (10-0) y Nicaragua (6-1), rivales de nivel extremadamente inferior que terminaron en los últimos dos lugares del grupo, En esos dos cotejos, los quisqueyanos anotaron 16 carreras y despacharon 27 hits.
El problema es que en los dos encuentros con los otros genuinos aspirantes (Puerto Rico y Venezuela), que terminaron en derrotas, la alineación dominicana apenas fabricó tres carreras con 12 hits y 26 ponches y sus bateadores se combinaron para dejar a 42 corredores varados en las bases.
Venezuela venció 5-1 a República Dominicana el sábado 11, cuando sus lanzadores poncharon a 15 rivales, en la primera jornada en loan Depot.
El estelar antesalista Manny Machado, de los San Diego Padres, cuyo actual contrato de 11 años y $350 millones de dólares es uno de los más caros de la historia, pegó dos jonrones y empujó cuatro carreras contra Israel y Nicaragua, pero se fue de 8-0 ante Venezuela y Puerto Rico.
El antesalista Rafael Devers, quien recientemente firmó un contrato de $331 millones de dólares con los Boston Red Sox, bateó de 16-2 sin extrabase o impulsada. Los torpederos Wander Franco, de los Tampa Bay Rays, y Jeremy Peña, el Jugador Más Valioso de la última Serie Mundial con los Houston Astros, se combinaron para irse de 15-3.
Los receptores Gary Sánchez y Francisco Mejía se fueron de 12-1.
“Nosotros somos de los mayores productores de grandes ligas, pero en la pelota cualquier cosa puede pasar”, señaló el miembro del Salón de la Fama de Cooperstown David Ortiz. “Yo apuesto a que si esta serie (del Clásico Mundial) la hacen en junio, cuando todos los jugadores están en forma, tendrían que hablar con nosotros. Esos bateadores que teníamos en el Clásico son los asesinos de grandes ligas, pero no están en forma”.
“Tuvimos los jugadores que en nuestra opinión podrían haber tenido mejores turnos al bate. Devers, por ejemplo, es uno de los mejores jugadores de Grandes Ligas. Es un torneo muy corto. Todo es mi culpa, pero traer un bateador emergente por Devers es algo que no haría. Confío en esos muchachos”, dijo Linares, quien es coach de banca para los Rays en Grandes Ligas.
La gran excepción en la ofensiva dominicana fue el jardinero Juan Soto, quien fue duda para el torneo hasta un día antes del inicio de la primera ronda de Miami debido a una molestia de pantorrilla. Soto, de San Diego, bateó .400 con tres dobles, dos jonrones y seis carreras anotadas y fungió como bateador abridor en tres de los cuatro juegos.
“Al final del día, alguien tiene que ganar y alguien tiene que perder. Puerto Rico y Venezuela jugaron una gran pelota y hay que darle crédito”, dijo Soto. “Es decepcionante no poder conseguir el objetivo, pero disfruté mucho la experiencia”
“Nadie esperaba que saliéramos tan temprano del torneo, pero así es el béisbol”, agregó el jardinero de los Padres.