Parejas de todo tipo y condición pueden encontrar en esta postura el modo de llegar al clímax muchas veces y con una mayor intensidad
Por A. López
Muy pocas mujeres alcanzan el orgasmo. Así lo ha puesto de manifiesto el estudio elaborado por Bijoux Indiscrets a través de la web ‘Librería de orgasmos’. Según esta investigación, nada menos que el 22,5% de las féminas españolas no llega al clímax nunca o casi nunca durante las relaciones sexuales. Y no solo eso: el 52% lo finge al sentirse presionadas para alcanzarlo. De esta realidad solo es consciente el 84% de los hombres, pero ahora que ya lo sabemos todos, vamos a ponerle remedio.
La ‘cuchara que rebota’ es perfecta para los que quieran llevar la postura de ‘la cucharita’ al siguiente nivel. A muchos les vendrá a la cabeza que esta postura más que sexual es cariñosa, dormir practicando esta posición puede ser una forma muy amorosa de hacerlo. Pero en lo que al tema caliente se refiere, la pareja se echa de costado y, de espaldas, el hombre se la introduce por la vagina. Si él se pega a la espalda de su compañera, se percibe claramente la imagen de dos cucharas encajadas.
La rodeará con sus brazos, que se sentirá totalmente arropada y querida por su pareja. El grado de penetración dependerá del ángulo formado entre el glúteo y la rodilla de la mujer, que podrá aumentarlo o disminuirlo a su antojo. Un truco para aumentar el placer en la postura de la cucharita es mantener las piernas muy juntas, lo que estimula el clítoris y el punto G. Si tienes ganas de innovar, puedes probar esta postura también con sexo anal.
Mejórala con un truco
La propia postura obliga a un encuentro con mucho contacto, imponiendo un ritmo lento con el que sondear las sensaciones que produce un cuerpo ajeno. Es, sin duda, una posición propia de personas que entienden el sexo como modo de compartir y que eligen apartar hasta de su intimidad pequeñas licencias violentas que los amantes más instintivos sí gustan en el lecho.
El 22,5% de las españolas no llega al clímax nunca o casi nunca durante las relaciones sexuales
Empar Moliner en su libro ‘Te quiero si he bebido’ explica una variante, ‘el 44’, que imaginamos con las rodillas más flexionadas. El caso es que funciona seas de letras o de números y aunque tu barrita de energía personal esté casi a cero. En conclusión, esta postura es idónea cuando no te apetece hacer el amor pero la conversación de “ya nunca lo hacemos” te da aún más pereza que el sexo en sí.
demás de esta forma de hacerla, Pam Spurr, experto en sexología revela en ‘The Sun’ la manera de elevar la postura a un punto más intenso. En lugar de acurrucarse tumbados, se anima a los amantes a sentarse y adoptar una posición más como si ella fuera una vaquera que calbagara. Él puede apoyar su cabeza contra la pared mientras que ella lo hace sobre los hombros de su compañero. Esto proporciona la intimidad que le falta cuando se practica la del ‘cowboy‘ y le da la oportunidad al varón de explorar el cuerpo de su pareja con las dos manos estimulando adicionalmente al otro.