La jefa regional de la organización se refirió al avance sin freno de las pandillas en el país y pidió nuevamente la cooperación de la comunidad internacional para resolver el conflicto y restituir la paz
La ola de violencia en Haití ha escalado a tal punto que la Cruz Roja ha señalado que tres millones de personas se ven afectadas por esta situación.
La isla, considerada la más pobre de las Américas, atraviesa desde 2021 una profunda crisis multicausal, que se vio exacerbada por el asesinato del presidente Joevenel Moise. Desde entonces, la situación sólo se ha deteriorado al punto que, en el primer trimestre de 2023, más de 500 personas perdieron la vida en manos de bandas criminales, según estimaciones de la ONU.
En medio de este delicado contexto social, la jefa del Comité Internacional de la Cruz Roja para Panamá y el Caribe (CICR), Marisela Silva, visitó el país y lamentó que “desafortunadamente, la situación en Puerto Príncipe cada vez se deteriora más”. A su vez, aseguró que, en esta escalada, “la violencia armada se aproxima mucho más a las zonas residenciales y hay señales de expansión de la violencia en otras zonas del país”.
Esto provoca que unas 3 millones de personas -de las 11,4 millones que habitan el país- se vean directamente afectadas por estas agresiones, lo que no sólo altera su vida cotidiana sino que, también, afecta su acceso a servicios básicos de salud, restringe sus movilidad y les imposibilita gozar de servicios esenciales.
Esta violencia ha alcanzado niveles tan altos que hasta superan los registrados en conflictos bélicos, según sostuvo la enviada. “Si hoy uno compara el impacto de la violencia armada en Haití con Ucrania, con ese conflicto armado devastador, podemos sorprendernos en identificar que en una misma semana puede haber muchos más muertos y heridos en un contexto como el de Haití que en un contexto como el de Ucrania, Afganistán, Yemen o Siria”, explicó.
Sin embargo, Silva advirtió que la violencia no es la única crisis que aqueja a la sociedad haitiana ya que la problemática económica pone una enorme presión sobre la población, así como las deficiencias de saneamiento, que deriva en un caldo de cultivo para epidemias como el cólera.
Para restituir la paz y encaminar al país en un sendero de recuperación y crecimiento, las autoridades haitianas llevan meses reclamando a la comunidad internacional una acción firme que garantice una respuesta humanitaria acorde “lo más pronto posible”. Inclusive, han solicitado la intervención inmediata por parte de fuerzas armadas internacionales.
De todas formas, desde la Cruz Roja señalaron que esta asistencia no debe medirse únicamente en materia monetaria o de recursos sino que, por el contrario, lo fundamental es que sea sostenible en el tiempo, más allá de los nuevos eventos mundiales que puedan surjir. “El punto es que todas las crisis merecen atención de parte de la comunidad internacional y un apoyo comprometido”, sostienen.
No obstante, los países interpelados por el pedido desesperado de las autoridades locales han avanzado con gran cautela y, de momento, no han desplegado operativos para asistir a las fuerzas nacionales en la defensa contra estos grupos armados.
Esto se debe a tres factores, según la Cruz Roja. El primero es la fatiga de la comunidad internacional que desde hace años invierte sus recursos en asistir a Haití en sus crisis. El segundo se refiere a la recesión económica que cada país afronta, tras tres años difíciles marcados por la pandemia del coronavirus y la guerra en Ucrania. Por último, aunque injusto, Silva reconoce que “hay crisis que son, de una u otra manera, mucho más mediáticas, como el conflicto en Ucrania”, ante las cuales las grandes potencias han destinado sus principales recursos el último año.
Por último, en lo que respecta a la reciente Cumbre Iberoamericana y la propuesta allí planteada de elaborar un plan de paz previo al envío de ayuda al país, la Cruz Roja comparó esta iniciativa con el famoso dilema del huevo y la gallina: “¿Qué es primero?”, se preguntó Silva.
(Con información de AFP)