Narciso Isa Conde
Quien crea que este sistema y sus instituciones sirven para algo bueno, se equivoca de medio a medio. Y si piensa que esta competencia pactada entre negociantes y gánsteres de la política, puede cambiar algo para mejor, está “fuliche” o se le quemaron las neuronas del entendimiento de cosas elementales.
No es pesimismo. Es que la realidad es realidad, y los comicios del 2020 pintan peores que las del 2016. No hay otros indicadores.
Las dos facciones del PLD son más corruptas y más conservadoras que antes, aunque hoy la vice Margarita Cedeño imparta una conferencia sobre “ética y valores en la UASD”, que lo que indica es que la UASD está peor que ayer; mientras en el otro lado al PRM le ha cogido con vomitar excrecencias conservadoras y hacer causa común con la impunidad de corruptos propios y ajenos.
Los principales protagonistas de esta tragicomedia titulada “Pantano Electoral”, no solo no se conforman con apoyar las vagabunderías de Trump y Guaidó, ni con asumir la defensa de una Constitución neoliberal que facilita la entronización de una dictadura constitucional que destila podredumbre de la cabeza a los pies, ni negociar porquerías como las ley de partidos y la electoral, sino que dentro de ese paquete decidieron, que en lugar de que los gánsteres políticos y económicos sean denunciados y sancionados, se proceda a judicializar a todo aquel que los señale como ladrones.
Es, por tanto, algo muy singular dentro lo perverso que este Estado -vía legisladores gobiernistas y opositores- además de garante de la impunidad, apruebe sancionar a quienes la combaten.
Y esto no es solo afán de represalia, sino expresión del miedo de ambas partes a que la difusión de la verdad los derrote, los vuelva guiñapos humanos, pese a la complicidad del poder judicial y demás poderes del Estado.
Quiero insistir en que emanaciones como esa son propias de órganos en descomposición, señales que ya se perdió todo sentimiento de vergüenza, además de usar el descaro para intentar sembrar terror donde ya no es posible. Las fechorías por separado la protegen juntos y descaradamente.
¡Hasta la SIP, destacada por su capacidad para mentir y defender intereses espurios a nombre de una libertad de prensa (que ni siquiera es libertad de empresas, sino oligopolios articulados en una dictadura mediática), está alarmada!
Auguro que este pueblo va a desafiar tan despreciable legislación ¡Que tendrán que llenar las cárceles de denunciantes de las mafias políticas constituidas!