El expresidente no tiene estrategia clara de crecimiento y sus ataques a políticos los limita a Leonel Fernández
Yanessi Espinal
El expresidente Hipólito Mejía arrancó su quinto proyecto presidencial con amplia desventaja para lograr la candidatura del Partido Revolucionario Moderno (PRM) frente a Luis Abinader. Las encuestas sobre las preferencias electorales lo sitúan muy distante de Abinader dentro y fuera del PRM.
El político, que el próximo 22 de febrero cumplirá 78 años, tampoco cuenta con el control de la estructuras del PRM, un partido que impulsó junto a Abinader luego de ser expulsado del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), por Miguel Vargas.
El PRM escogerá sus candidatos en primarias cerradas, es decir, con padrón interno, una batalla en la que Abinader se impuso a Mejía, pues el expresidente es un abanderado de las primarias abiertas. El PRM ha anunciado un nuevo proceso de inscripción de miembros para llevar su padrón de 520 mil a 1.5 millones, según ha explicado el secretario nacional de organización, Deligne Ascensión.
La gran oportunidad de Mejía para mejorar su posicionamiento interno es arreciar la inscripción de seguidores en el padrón del PRM. Hacia la opinión pública, el expresidente y su equipo no presentan una estrategia clara de crecimiento que le permita mejorar ese posicionamiento. El expresidente en sus declaraciones mantiene el discurso de ataques contra el expresidente Leonel Fernández y de no críticas contra el gobierno del presidente Danilo Medina.
De hecho, en los corrillos políticos es frecuente el comentario de que Mejía con su comportamiento lo que busca es presentarse como la “tabla de salvación” para Medina cuando tenga que dejar el Palacio, en un hecho político parecido al del 1996 cuando Joaquín Balaguer apoyó a Leonel Fernández y el PLD en una estrategia que colocó al Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) y su candidato, Jacinto Peynado en el tercer lugar.
El expresidente con frecuencia emite declaraciones en contra de la reelección de Medina y ha dicho que esa acción sería un “suicidio político”. Además, ha señalado que los votos no alcanzarían en el Congreso para modificar la Constitución porque tanto él, como Luis Abinader y Leonel Fernández, se han pronunciado en contra.
Lo que parece parte de su estrategia, es que frecuentemente aparece en actos con jóvenes a un estilo de la generación conocido como millennials. Incluso Mejía en esta etapa prefiere participar en programas y actividades con jóvenes de ese perfil.
A pesar de las desventajas que tiene ahora Mejía, su comportamiento político en la historia recomienda a sus competidores no descuidarse o no “dormirse en los laureles” como se dice popularmente.
Solo en el proceso político hacia el 2012 dejó la enseñanza de cómo se gana de la nada y como se pierde lo ganado, también de la nada.
La mejor experiencia de que no hay “muertos políticos” es la de Mejía. Para el 2010, era un “cadáver” que cargaba con la derrota del PRD en el 2004, una crisis económica en su gobierno y reforma constitucional para reelegirse que resultó fallida y al mismo tiempo lo jubiló políticamente.
Para ese entonces, Miguel Vargas era el gran y único líder del PRD y se confió tanto de la “muerte política” de Mejía que firmó un acuerdo con Leonel Fernández para modificar la Constitución y establecer el sistema del 1994 de la no reelección continua. Ese hecho levantó a Mejía de las cenizas. En el 2010 arrancó su precandidatura con menos de 5% para competir con Vargas que era dueño y señor de las estructuras del PRD y el favorito en las encuestas. Para febrero del 2011 las encuestas mostraban el avance de Mejía en la batalla de la candidatura presidencial en las primarias del PRD. En la convención que se efectuó el 6 de marzo la Comisión Nacional Organizadora de la Convención que presidía Enmanuel Esquea Guerrero, lo declaró ganador de la contienda con el 53.34% de los votos.
Es decir, para enero del 2010, Mejía era “un muerto político”, pero en marzo del 2011 ya era el candidato del PRD, algo que no muchos imaginaron. Más aún, en el 2012 arrancó la campaña por la Presidencia de la República con 25 puntos sobre su rival, Danilo Medina, hecho admitido por los propios peledeístas.
Con esa puntuación Mejía “dio cátedra” de cómo se pierden unas elecciones. Entre los errores que se atribuyen a Mejía figuran que no tuvo la capacidad de hacer una oferta de acuerdo atractiva para Miguel Vargas, que tenía el apoyo de casi la mitad del PRD.
Además que enfocó sus críticas hacia Leonel Fernández y no contra Medina, que era el candidato. Además hizo una serie de declaraciones que recibieron rechazo de importantes sectores como que no pagaría las deudas que dejaría el gobierno, llamó pelafustanes a los jueces de la Suprema Corte de Justicia y para ilustrar la corrupción dijo que las empleadas domésticas roban los filetes (carne) y eso dio pie a una campaña en su contra.
En el PRM
Mejía ha mostrado su sagacidad política en el PRM. En el proceso de renovación de la organización, a pesar de estar en desventaja frente al sector de Abinader, logró la secretaría general en un acuerdo político entre ambos líderes. Además de colocar a su hija Carolina, logró las secretarías de comunicaciones y la electoral y otros cargos en la dirección.
Hipólito Mejía ha sido candidato en 7 ocasiones
El expresidente Mejía incursionó en la política al lado del fallecido presidente Antonio Guzmán Fernández, según él mismo ha revelado en varias ocasiones. Mejía fue el ministro de Agricultura de la gestión de Guzmán. Luego Mejía continuó en la política al lado de José Francisco Peña Gómez. En su historia ha sido candidato en siete ocasiones a distintos cargos. En el 1982 aspiró a senador por Santiago en la boleta del PRD, pero perdió de Pedro Bretón. En el 1990, fue el candidato vicepresidencial de Peña Gómez, en ese entonces el PRD quedó en el tercer lugar. Para el 1994, el fallecido político volvió a elegirlo como su compañero de boleta, pero Mejía cedió para un acuerdo con Fernando Álvarez Bogaert. En el 1999, Mejía participó por primera vez en una competencia por la candidatura presidencial y la ganó ampliamente. En el 2000 ganó la Presidencia de la República como candidato del PRD y gobernó en el período 2000-2004. Para las elecciones siguientes volvió a presentarse como candidato del PRD luego que modificó la Constitución para habilitarse. Perdió esas elecciones de Leonel Fernández. En el 2011 volvió a ganar la candidatura presidencial del PRD y esta vez perdió de Danilo Medina. Ya en el PRM, se presentó como precandidato en las internas del 2015 y perdió de Luis Abinader. Ahora Mejía va por quinta vez tras la candidatura presidencial con la finalidad de llegar a la primera magistratura del Estado con un mensaje en el que se presenta como la transición democrática. elcaribe.com.do