Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ La hija del taxista dominicano, Félix Rosario Acosta quien murió 10 meses después de ser atropellado por un conductor conduciendo un Mercedes Benz en el Alto Manhattan, Claribel Rosario, pidió a la policía la pronta captura del chofer y que se haga justicia por la muerte de su padre.
También se quejó de que la policía del cuartel 34 ni siquiera la llamó para notificarle que su papá, que tenía 63 años de edad, estaba gravemente herido en el hospital.
El taxista, quien residía en la ciudad de White Plains, condado Westchester se mudó a una habitación en el vecindario Inwood para estar cerca de su hija y la nieta y pasare las noches en el Alto Manhattan para no conducir de regreso al área semi rural.
Murió el 22 de octubre pasado mientras estaba ingresado en el hospital.
Fue atropellado por el Mercedes Benz color negro cuando salió de su taxi en la esquina de la avenida Nagle y la calle Arden para dirigirse a la habitación que había rentado.
El conductor que lo atropelló abandonó la escena y escapó. Hasta ahora no ha sido ubicado ni capturado por la policía.
Quedó gravemente herido en el asfalto mientras el Mercedes Benz se esfumaba.
Su muerte fue confirmada por la policía y su hija, según publica el medio digital Washington Heigths e Inwood Patch.
“Era muy amable y cariñoso”, dijo Claribel en una entrevista con Patch. “Estaba involucrado con su familia, me amaba a mí, a mi hermano y a mis hijas”.
Se recuerda que en intersecciones de Inwood se han producido casi 400 colisiones desde principios de 2021.
La hija calificó como un desempeño mediocre del cuartel 34 y una política de la policía de Nueva York que impidió que los expertos investigaran la muerte de su padre.
“La persona que hizo esto, solo quiero que la saquen de las calles para que otra familia no tenga que soportar lo que soportamos”, dijo la hija. “Solo quiero justicia para mi papá”.
Relató que su padre era el tipo de abuelo que visitaba la casa de su hija en El Bronx casi todos los días para ver a sus dos nietos.
“Era un tío maravilloso”, dijo Ramón Salazar, sobrino del taxista, amable y cariñoso”.
La hija informó que tras seis días sin que su padre la visitara, recibió una llamada del hospital Harlem para decirle que estaba grave.
Fue colocado en un coma inducido después con lesiones en la cabeza y fracturas en las costillas, la clavícula, el pecho y los omóplatos.
La hija podía visitarlo por unos minutos debido a los protocolos COVID-19 y el aumento de los casos de la variante Ómicron en Nueva York.
“Cuando vi a mi papá empecé a llorar porque no se parecía a él”, narró la hija. “Sufrió mucho cuando estaba en el hospital”.
“Era un luchador. No quería morir, no era su momento, era un hombre muy sano”, indicó la hija.
Ella culpa al conductor que se alejó a toda velocidad, pero también cuestiona una política de la policía de Nueva York que le dijeron que impedía que su rama de patrulla especializada investigara hasta que su padre muriera.
Durante 10 meses, la investigación permaneció en el cuartel 34 del Alto Manhattan, cuyos oficiales nunca llamaron la llamaron para decirle que su papá estaba gravemente herido.
En los confines del cuartel 34 se han producido cientos de accidentes automovilísticos con 399, 152 con lesiones y 32 que involucran a un peatón, desde el primero de enero de 2021.
La hija se queja de que llamaba al detective asignado al caso todas las semanas, pero solo se comunicó cinco veces.
El día después de la muerte de Acosta, Rosario recibió una llamada de un detective de la Patrulla Estatal de Carreteras que le explicó los desafíos que enfrentaba al iniciar una investigación meses después de que ocurriera el accidente.
El oficial estatal le dijo que no llamara más al detective del cuartel 34 asignado al caso.
No había imágenes del accidente, que ocurrió detrás de una cámara de velocidad, y un testigo se había negado a presentar información, dijo el detective.
“Va a ser difícil obtener cualquier video porque ahora han pasado once meses y la mayoría de las cámaras no almacenan por tanto tiempo”, le explicó el detective a la hija, sugiriendo que la muerte podría quedar impune.
La hija dice que todo lo que le queda es la esperanza de que el testigo decida cooperar o el conductor pueda dar un paso adelante y se entregue.
“¿No tienen conciencia?”, preguntó la hija pidiendo al conductor del Mercedes Benz que se entregue a las autoridades.