“Cada vez son más los países que empiezan a darse cuenta de que el llamado orden mundial es únicamente un producto del dominio global de EE.UU. para salvaguardar sus intereses”, señalan desde el diario oficialista chino
En sus intentos por mantener la hegemonía mundial, EE.UU. plantea a China como el “único competidor con la intención de remodelar el orden internacional” en sus documentos doctrinales y trata de denigrar la imagen de Pekín, pero tal estrategia no funcionará. Así lo estiman desde el diario oficialista chino Global Times en un artículo de opinión publicado este lunes.
Desde el periódico sostienen que la razón por la que Washington se esfuerza por promover “la amenaza china” radica en que “no puede detener la tendencia de su declive”. Asimismo, destacan que la bandera de “luchador por la justicia” que enarbola la Casa Blanca para ganar apoyo de sus aliados y socios “ha sido derribada por la realidad en repetidas ocasiones”.
“Cada vez son más los países que empiezan a darse cuenta de que el llamado orden mundial es únicamente un producto del dominio global de EE.UU. para salvaguardar sus intereses”, señala el texto.
En esta línea, hacen referencia al conflicto entre Rusia y Ucrania en el que Washington, aparte de la ayuda a Kiev, insta “constantemente” a Europa a “suprimir a Rusia” y, a la vez, lanza “una competición despiadada” para debilitar la economía del Viejo Continente. Ese curso político conlleva a que la confianza en EE.UU. por parte de los aliados, así como otros países de la comunidad internacional “siga colapsando”. La misma tendencia al declive ocurre con la hegemonía norteamericana “disimulada como orden internacional basado en reglas”, afirman desde Global Times.
Además, el diario subraya que si la próxima década debe ser “decisiva”, tal y como la describen altos cargos estadounidenses para resumir la rivalidad con China, debería servir para “aplastar la brutal hegemonía de Washington y establecer una verdadera igualdad y justicia mundiales”. Así, un orden internacional justo debe construirse en torno a la Carta Magna de la ONU con un futuro común, no a base de “jurisdicción de manos largas de Washington”, concluye el artículo.