Incendios avivados por los fuertes vientos mediterráneos se extendieron por varias localidades de la región francesa de Marsella, dejando al menos 22 heridos, varios negocios destruidos y obligando a evacuar a 2,700 turistas y residentes en centros de mayores, entre otros.
Unos 1,800 bomberos, respaldados por aviones y helicópteros, combatieron durante la noche el peor de los fuegos, alrededor del pueblo de Martigues. El miércoles seguían trabajando en su extinción, más de 14 horas después de que comenzase, dijeron los bomberos locales.
Las llamas se propagaron rápidamente desde una zona de bosque hacia el mar, a 8 kilómetros (cinco millas) de distancia, arrasando zonas residenciales y varios campamentos. Los bomberos se apresuraron para evacuar a los campistas por tierra y mar.
La causa de los fuegos se desconoce por el momento.
Ocho civiles y 14 bomberos sufrieron heridas leves en el incendio de Martigues y en los otros cinco que surgieron en la zona el martes, dijeron las autoridades. Los otros, que quedaron bajo control, estaban en Port-de-Bouc, Aubagne-Carnoux, Gignac-la-Nerthe y Fontvieille.
Ante el viento, que seguía soplando el miércoles en la mañana, y el clima seco y cálido previsto en todo el país, las autoridades prohibieron hacer fuegos controlados en la zona o trabajos de construcción que puedan provocar chispas o incluyan equipo caliente hasta que se extingan los incendios.
El ministro del Interior, Gerard Darmanin, se desplazó a la zona durante la noche y equipos de bomberos de otras regiones se movilizaron para ayudar en las labores de extinción.