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Ferrari tiene en su mano el cambio de ciclo

El aroma a cambio de ciclo invade Monza y la Fórmula 1. El mejor Lewis Hamilton, con el mapa motor del Mercedes echando humo, destrozando el récord histórico de Juan Pablo Montoya en 2004 y el oficial de Barrichello del mismo año, no logró ni la primera fila del Gran Premio de Italia. No pudo con los dos Ferrari, los dos coches, que tiraron abajo el veterano autódromo italiano, el más viejo de Europa, el tercero más vetusto del mundo, ante el entusiasmo de los tifosi.

Altice

Fue una de las calificaciones más poderosas y plásticas que se recuerdan, una lucha a brazo partido, empujada por 100.000 aficionados que coreaban cada vuelta, cada sector, como si fuera un golazo por la escuadra, en la que se batió seis veces seguidas un registro de hace 14 años con los poderosos motores V10. Inenarrable. A 263.587 km/h de media, la más veloz de todos los tiempos en la F1.

Kimi, el gran héroe

La cosa terminó en lágrimas, no sólo de la mujer de Kimi, que se asegura ya la renovación por si alguien le quedaba duda, también de muchos miembros de Ferrari. Del público ya ni hablamos. Aquí se siente Ferrari como otro hijo de cada familia, con el orgullo de la empresa italiana más famosa del mundo, un emblema que llevaba cuatro años sufriendo la humillación permanente de otro poder fáctico de la automoción: Mercedes.

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(Vettel y Raikkonen, tras la calificación).

“No ha sido un alivio hacer esta pole. Siempre lo intento y a veces sale, a veces, no. No es tan fácil como parece en televisión. He tenido esta sensación 17 veces antes, este es un lugar especial, pero no sé si ha sido mi mejor pole. No es diferente a las anteriores de ningún modo”, revelaba Raikkonen, siempre tan emocional y sensible.

Este año la canción está siendo distinta y la igualdad de fuerzas es el marchamo de este campeonato, donde Ferrari está ganando donde antes no podía, y Mercedes dejándose comer terreno donde antes aplastaba.

Vettel, disgustado

Para Vettel, que es quien se juega el título, fue un pequeño revés sufrir que el maleficio lo rompiera Raikkonen, que no lograba una pole desde Mónaco 2017. De hecho, lleva dos en 10 años. Pero cuando a Kimi se le alinean los astros, ya se sabe. Igual hasta gana hoy, en la que sería la primera victoria roja en Monza desde la de Alonso en 2010.

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Pero para eso, se teme todo el paddock necesitará que Hamilton pase a Vettel en la salida, si no, si Vettel resiste detrás, las órdenes de equipo, diga lo que diga el alemán, podrían decidir la carrera. “Si está en la pole se supone que es que puede ganar”, respondía cortante a la sugerencia.

Seb estaba serio, e incluso dijo que tenía que “hablar con el equipo tras esta calificación”. No quiso desvelar el motivo, pero se intuye que es porque Raikkonen gozó la vuelta final entre los dos Ferrari, algo que siempre otorga una ligera ventaja al que cierra.

Pero al final, no nos engañemos, lo que importa es el título y Vettel es el caballo ganador del equipo del cavallino, a sólo 17 puntos de Hamilton y no a 85 como Kimi. Ferrari tienen en su mano el cambio de ciclo y de conseguir un triunfo en casa para enfervorecer más aún a unos tifosi que no viven un título desde 2007… con Kimi.  marca.com

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