No exageramos cuando afirmamos que, a pesar de ser conceptos diferentes, las palabras “vacaciones” y “viaje” son casi sinónimas: una lleva a la otra. La alegría de cerrar el portátil y abrir la maleta solo tiene una explicación. Empiezan las vacaciones y, con ellas, el viaje. A pesar de que no nos podamos imaginar estos días de desconexión sin compañía, lo cierto es que los expertos aseguran que son múltiples los beneficios de emprender una aventura de este tipo solo con nosotros mismos.
“Poco a poco se va aceptando y viendo más normal el hecho de que las personas viajen solas. La mentalidad de la sociedad está cambiando en este sentido y, en especial, de la gente más joven”, asegura Catalina Fuster, miembro de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de la Psicología de Castilla-La Mancha. No obstante, la especialista lamenta que viajar en solitario también se interpreta a veces como un problema, ya que puede parecer que la persona no tiene un grupo de amistades que esté dispuesto a compartir unos días con ella, por lo que se considera alguien difícil para la convivencia o con dificultades para relacionarse con los demás.
Por otra parte, Fuster hace referencia a que el sexo de la persona también puede generar en la sociedad una opinión distinta sobre el hecho de que se viaje sin compañía. “En caso de ser un hombre, se le pueden atribuir valores de ser aventurero, valiente o decidido. En cambio, si es una mujer la que decide viajar sola, se puede pensar que es algo temeraria, inconsciente o que no es del todo responsable al correr el riesgo de que le ocurra algo”, expone.
La inseguridad es en muchas ocasiones motivo suficiente para abandonar la idea de emprender un viaje solo. En este sentido, existe la creencia de que se sale mejor de las dificultades estando en compañía de otra gente. Asimismo, como afirma Fuster, se tiende a pensar que una persona sola es un blanco fácil para estafas o engaños, mientras que un grupo es menos vulnerable. La experta detalla que “la anticipación de pensamientos suele ser más rápida y angustiosa hacia ideas negativas que hacia situaciones positivas”. La psicóloga añade que no debemos olvidar que “los seres humanos somos gregarios y cuando actuamos en solitario puede parecer que somos más vulnerables y que estamos expuestos a mayores peligros”.
Ventajas de viajar sin compañía
La experta consultada por CuídatePlus comenta que los beneficios de viajar sin compañía pueden ser muy significativos:
- Aumenta el autoconocimiento y se es más consciente de las fortalezas y limitaciones personales.
- Mejora la autoestima. Viajar en solitario, especialmente las primeras veces, es un ejercicio que permitirá adquirir confianza y seguridad. Además, supone superar algunos miedos e inseguridades previas. “Si solucionas problemas o dificultades que puedan aparecer, lo sentirás como un logro”, agrega Fuster.
- Puede ser una oportunidad para crecer como personas.
- No se tiene conflictos por los planes del viaje. “Resulta muy interesante ir a nuestro aire, sin tener que adaptarnos ni pactar destinos, visitas o actividades, ya que podemos hacer lo que nos apetezca y seguir los horarios que nos vayan mejor”, destaca la especialista.
- Es una ocasión para conocer e interactuar más con otras personas.
- La planificación del viaje es más sencilla. La especialista ejemplifica que “la reserva de entradas, los horarios de visitas, la opción de encontrar mesa en un local o en un restaurante puede ser más fácil si se trata de una sola persona”.
En cuanto a los inconvenientes de viajar solo, Fuster señala que se pueden encontrar momentos de soledad, “de sentir que no puedes compartir una experiencia bonita o agradable con alguien significativo de tu vida”.
Qué hay que tener en cuenta antes de iniciar el viaje
La organización y preparación previa será algo imprescindible para que la experiencia sea enriquecedora. Fuster indica que hay que ser capaz de prever posibles situaciones complicadas o críticas, así como pensar soluciones y formas de actuar que puedan resultar de ayuda.
“También hay que estar preparado para salir de la zona de confort y darse la oportunidad de vivir situaciones nuevas y retadoras”, concluye la psicóloga.