Una infidelidad dentro de la pareja es una situación que sin duda puede dañar una relación e incluso llevar a la ruptura sentimental si las consecuencias de esta acción no pueden superarse. Es evidente que conductas como las citadas infidelidades, mentiras o faltas de respeto no son saludables y pueden deteriorar psicológicamente una relación de pareja, pero no son las únicas. Según explica a CuídatePlus Olga Fernández-Velilla, psicóloga General Sanitaria y especialista en Terapia Familia del Instituto Psicológico Cláritas, existen otras actitudes poco saludables que pueden afectar a una pareja a nivel psicológico, además de las ya mencionadas, como los desprecios hacia el otro, la desconfianza, la mala comunicación, el hecho de descuidar a la pareja o mostrar indiferencia, las críticas constantes, la falta de apoyo, los comportamientos defensivos o evasivos ante los conflictos y desacuerdos.
En este sentido, Sebastián Girona, psicólogo especializado en vínculos de pareja, coincide en que las infidelidades y las faltas de respeto son situaciones que afectan a una relación, a las que suma otras conductas insanas como “la falta de solidaridad en el marco de la relación, -ser solidarios es una condición indispensable dentro de un vínculo-, la falta de admiración de uno por el otro, en una pareja tiene que haber cierta dosis de admiración por quien yo tengo a mi lado”. Asimismo, Girona considera que la falta de compañerismo en cuanto a no compartir nuestros pensamientos con el otro supone una la falta de intimidad que también puede dañar una relación sentimental.
Otra situación clásica que puede repercutir en una relación sana es la gestión emocional de los celos: “A veces la mala gestión de los celos tiene que ver con la falta de límites, con el hecho de que yo permita un exceso de celos sin frenarlos a tiempo. Muchas parejas van configurando en sus inicios los parámetros que va a tener esa relación, y quizás en esos primeros tiempos se empiezan a instalar algunas cuestiones que aparentemente son inofensivas, pero que, con el tiempo, una vez instaladas, son muy difíciles de eliminar del vínculo y comienzan a dañar silenciosamente la relación”, subraya Girona, quien recomienda establecer límites frente a los celos excesivos y no dar lugar a permitirlos desde el inicio de la relación. Al respecto, la psicóloga General Sanitaria y especialista en Terapia Familia del Instituto Psicológico Cláritas reconoce que los celos son un problema tan grave que pueden llevar a una ruptura. “Los celos implican desconfianza y la confianza es un ingrediente fundamental en una relación de pareja. Si los celos perduran y se convierten en algo continuo en la pareja pueden desembocar en la persona que los recibe en conductas de distanciamiento emocional, frustración, ira, en ocultar información por temor a las consecuencias o incluso, en casos más graves en aislamiento para que la pareja no experimente esa desconfianza”, detalla Fernández-Velilla.
En cuanto a los celos, éstos pueden ir acompañados de comportamientos poco saludables como vigilar a la pareja, espiar su móvil o interferir en sus relaciones con otras personas de su entorno lo que provoca, tal y como confirma esta experta, frialdad, enfado, frustración, tristeza e, incluso, la sensación de control constante normalmente general sensación de opresión. “También habrá casos que lo justifiquen y lo vean como señales de amor, pero, desde luego son conductas poco saludables y que no favorecen a la pareja”, matiza esta psicóloga. Para Girona, la relación de pareja puede llegar a ser tóxica “cuando uno de los dos, de alguna manera, comienza a tener estas conductas de vigilar, de espiar el móvil, de interferir con otros vehículos… y esto es permitido y validado”.
En su opinión, esta situación puede al principio “generar un agobio por sentirse invadido, es como sentir una falta de confianza muy profunda del otro lado, a veces sin que yo haya hecho nada para que el otro no confíe en mí. Pero, además de estos sentimientos, a veces, esto puede ser avasallante y si yo comienzo a permitirlo y no pongo límites, entonces eso empieza instalarse y aunque yo no quiera, empiezo a formar parte de una relación tóxica”.
Estrés laboral y cómo puede afectar a la pareja
A veces hay factores externos que influyen directamente en una relación sentimental, siendo el trabajo uno de los más importantes porque a menudo la situación laboral provoca sentimientos de preocupación o incluso estrés y ansiedad. “Todos en algún momento de nuestras vidas hemos experimentado estrés bien sea por motivos laborales o de otro tipo y cada uno necesitaremos cosas distintas que nos ayuden”, explica Fernández-Velilla. Por ello, esta psicóloga recalca la importancia de la comunicación para saber cómo podemos ayudar a nuestra pareja en ese momento, y que cada persona afronta estas situaciones de forma distinta. Sin embargo, a pesar de las necesidades individuales ante un momento de estrés laboral, esta experta recomienda:
- Fomentar la comunicación, buscar un momento tranquilo donde poder preguntar a tu pareja como se encuentra y qué necesita.
- Aprender a distinguir lo urgente de lo importante, quizás hay temas que tenéis pendientes que pueden esperar a que pase el pico de estrés.
- Dar espacio al otro para que pueda hacer aquellas actividades que le ayuden como practicar deporte o salir con amigos.
- Proponerle alguna actividad que le guste.
- Empatizar: tratar de pensar cómo te has sentido tú en situaciones de estrés y desde ahí intentar comprender ciertas actitudes como estar menos cariñoso o un poco más irascible.
Por su parte, Girona coinciden con Fernández-Velilla en que si se detecta que la otra persona está experimentando una circunstancia de estrés laboral es necesario escucharlo y tener presente el problema del otro. “Ahora bien, todo tiene un límite, y si se utiliza a la pareja para descargarse y no se trabaja nada, voy a tener que apartarme un poco de esa situación para que la herramienta no empiece a girar en falso”, advierte.
Consejos para tener una relación de pareja saludable
Ambos expertos consultados indicen en el papel que tiene la comunicación para tener una relación de pareja que sea sana: expresar y compartir nuestros pensamientos con el otro y saber escuchar los suyos son claves. “La comunicación va a ser siempre una de las herramientas fundamentales para poder solucionar cualquier conflicto y cobra especial importancia en las relaciones de pareja. Que esta no exista o que no sea adecuada puede provocar el sentirse frustrado, poco entendido, apoyado, escuchado, etc.”, describe Fernández-Velilla. Además, ambos psicólogos sostienen que el diálogo es imprescindible para conocer las necesidades del otro y poder avanzar en la relación. Precisamente, Girona comenta que cuando uno de los dos deja que compartir con el otro porque tiene la sensación de falta de comprensión por la otra parte es una clara alarma de que la pareja no funciona bien.
“Hay dos columnas fundamentales en una relación y una es el compañerismo, la intimidad de la pareja, en términos de saber lo que le pasa al otro y el hecho de poder compartir momentos de calidad y de conexión con la oferta de encuentro, eso es un aspecto fundamental para que la pareja mejore. Y la otra columna importante es la columna erótica, una pareja tiene que tener relaciones sexuales, digo esto que parece obvio, pero a veces las parejas después de mucho tiempo fallan en esto”, apunta este experto. Por tanto, para tener una relación sana, Girona apuesta por “promover la solidaridad, la admiración, el compañerismo dentro del vínculo y poder también de alguna manera tratar de potenciar al otro, tratar de que el otro logre alcanzar su mejor versión posible”, todo ello de manera recíproca. Además, Girona recuerda que cuando hay niños en una relación es esencial buscar un equilibrio entre la pareja y las responsabilidades familiares.
Por su parte, para promover conductas saludables en una pareja Fernández-Velilla aconseja establecer límites acordados claros y firmes, compartir objetivos, pasar tiempo de calidad en pareja, permitir tener espacios individuales, tratar de resolver los conflictos de una manera adecuada (respetando ambas necesidades y llegando a acuerdos sin tratar de imponer el criterio de una de las partes).