Un reciente estudio llevado a cabo en Suecia ha puesto en duda la idea de que eliminar completamente el azúcar de la dieta es necesario para mantener una buena salud. Según el análisis, que incluyó los hábitos de consumo de casi 70,000 personas, disfrutar de un dulce ocasionalmente podría ser más beneficioso para la salud cardíaca que evitar los dulces por completo.
La investigación, publicada en la revista Frontiers in Public Health, concluyó que el impacto del azúcar en la salud del corazón varía según su fuente. Por ejemplo, el consumo de pasteles, miel o chocolate mostró estar relacionado con mejores resultados cardiovasculares en comparación con quienes consumían bebidas azucaradas, que sí incrementan significativamente el riesgo de enfermedades cardíacas.
“Descubrimos que beber bebidas azucaradas estaba relacionado con un mayor riesgo de varias enfermedades cardiovasculares, mientras que consumir golosinas como pasteles y chocolate estaba vinculado a un menor riesgo”, explicó Suzanne Janzi, autora principal del estudio y estudiante de doctorado en la Universidad de Lund.
Moderación, la clave
El estudio analizó datos recogidos en dos encuestas realizadas en 1997 y 2009 entre personas de 45 a 83 años. Los hallazgos respaldan la idea de que no es necesario adoptar una ingesta extremadamente baja de azúcar para prevenir enfermedades cardiovasculares, pero sí es esencial mantener una dieta equilibrada.
“La ingesta de azúcar dentro de un patrón de dieta general es lo más relevante”, señaló Maya Vadiveloo, presidenta del Comité de Nutrición y Estilo de Vida de la Asociación Estadounidense del Corazón, quien no participó en la investigación.
Kailey Ogilvie, coordinadora de nutrición clínica del hospital Monte Sinaí, añadió que el enfoque debe estar en la moderación y el equilibrio. “El azúcar no tiene que eliminarse por completo; se trata de disfrutarlo de manera consciente y en cantidades moderadas”, afirmó.
Sin embargo, los autores del estudio no especificaron la cantidad exacta de azúcar que consideran como una “ración moderada”, lo que deja margen para la interpretación individual dentro de un marco de consumo responsable.
En resumen, el consumo ocasional de dulces puede ser parte de una dieta saludable, siempre y cuando se realice con moderación y se complemente con un estilo de vida equilibrado.