En los últimos tres años, el Sistema Nacional de Emergencias y Seguridad 9-1-1 ha recibido casi 400 mil llamadas de las catalogadas como molestosas, de acuerdo con datos de su Dirección de Investigación y Estadísticas.
Estas llamadas están catalogadas según sus diferentes subtipos: molestosas, colgadas y silenciosas (las últimas dos no las incluimos en este trabajo) y son castigadas con la suspensión del servicio telefónico o el pago de uno a cinco salarios mínimos, según lo establece la Ley 140-13 que crea el 9-1-1.
Con la intervención de la procuraduría Especializada Contra los Crímenes y Delitos de Alta Tecnología (Pedatec), a través de los años se han podido establecer condenas a varias personas que se dedican a este tipo de actividad en perjuicio de la entidad y la nación.
“Queremos apelar a la sensibilidad de la población para evitar el mal uso del Sistema, lo cual pone en riesgo las vidas y el bienestar de los verdaderamente necesitados de este servicio, pues lamentablemente de las llamadas recibidas”, llama la entidad.
El Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad 9-1-1 empezó a brindar servicios en la República Dominicana el 31 de mayo del 2014 con el objetivo de optimizar la asistencia a los casos de urgencias que se pudieran presentar en cualquier rincón del país, aunque en principios, inició con cobertura solo en el Gran Santo Domingo.
Antes de su inauguración a nivel local existían más de 40 números telefónicos para reportar las emergencias, sin embargo, no contaban con un protocolo de actuación establecido y medible, razón que provocaba que miles quedaran sin atención. Para esto se creó el número único 9-1-1.
Durante su primer año al menos el 57% de las llamadas fueron silenciosas y el 24% colgadas, totalizando 4,252,942 llamadas sin propósito definido.
Pese a que con el paso de los años la práctica ha disminuido, no se ha erradicado por completo, lo que representa uno de los mayores retos del Sistema Nacional de Emergencias.