Por Luis González Fabra
El mundo en que vivimos tiene cada día más problemas y más necesidades, pero al mismo tiempo existimos en una época en la que como nunca ha aumentado la producción industrial y agrícola, la tecnología tiene avances no soñados y las comunicaciones han revolucionado la vida humana.
Sin embargo, todavía el hambre es uno de los desafíos humanitarios y sociales más grandes que enfrenta la humanidad y en especial los países pobres o de bajos ingresos e ingresos medio, como el nuestro.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más de 600 millones de personas, es decir, casi el nueve por ciento de a población mundial padece hambre. Y esta situación es particularmente alarmante en regiones de África Subsahariana, Asia Meridional y América Latina.
Sin embargo, entre las causales del hambre no figura la falta de producción. La misma FAO asegura que el mundo produce suficientes alimentos para alimentar a la población global, el problema radica en las desigualad en la distribución de los alimentos que no llegan a todas las áreas de manera oportuna en las cantidades necesarias.
La realidad es que factores como la pobreza y las desigualdades sociales impiden que muchas personas tengan los recursos económicos para comprar los alimentos aun cuando estos estén disponibles.
En nuestro país, según datos extraídos de publicaciones internacionales, el 15.6 por ciento de la población padece de inseguridad alimentaria, es decir, no tiene acceso continuo a una alimentación adecuada para cubrir sus necesidades nutricionales. Se estima que esto afecta 1.6 millones de personas, incluidos niños, y representa un fuerte desafío para las políticas de seguridad alimentaria en el país
Los 10 países con el mayor número de personas expuestas a altos niveles de inseguridad alimentaria son la República Democrática del Congo (25,8 millones de personas), Nigeria (24,9 millones), Sudán (20,3 millones), Afganistán (19,9 millones), Etiopía (19,7 millones), Yemen (18 millones), Siria (12,9 millones).
De acuerdo al informe sobre la inseguridad alimentaria en el mundo, publicado por loa FA0, la República Dominicana y Panamá son los dos países del a región que lograron una mayor reducción de las cifras de hambre, mientras la de los otros países suben.
EL documento de la FAO explica que en el periodo 2018-2020 había una prevalencia en subalimentación de 8,3 por ciento, y esta cifra disminuyó a 6.7 por ciento para el 2021, lo que es considerado por el organismo “como “un logro para el país ante la situación actual de crisis alimentaria mundial”. En el informe “se resalta que” esta buena noticia puede ser explicada por el paquete de medidas que el gobierno desplegó para la contención de las familias ante la pandemia, como la ampliación de cobertura del programa Supérate, aumento de la producción de los alimentos de la canasta básica, apoyo a la siembra directa, tasa cero y otras”, detalla el informe y al mismo tiempo resalta que la pobreza extrema disminuyó de 5.0 por ciento en 2021 a 4.8 por ciento en 2022.
El documento donde aparecen estos datos es una publicación conjunta de la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF),el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización mundial de la Salud (OMS)
Las cifras de estos organismos internacionales dejan ver el esfuerzo y el buen camino que lleva el país en cuanto a disminución del hambre y la desnutrición, pero aún con los avances señalados, existen grupos vulnerables especialmente entre niños y mujeres y la desnutrición crónica en menores de cinco años se mantienen a niveles preocupantes en algunas regiones del país, especialmente en el suroeste.
La aprobación en la cámara de diputados de la modificación a la Ley 58916 tal como señala el editorial de Diario Libre del pasado viernes, es un avance importante en la búsqueda de un enfoque integral conducente a impulsar políticas públicas innovadoras que sirvan para construir una sociedad más justa y equitativa.